Sean Penn cosecha muchos éxitos en la actuación. Entre los premios ganados a lo largo de su larga carrera se cuentan dos Oscar, un Globo de Oro y un Festival de Canes, como mejor actor, entre otros tantos.
A juzgar por estos galardones la pantalla grande le va como anillo al dedo; sin embargo, el actor estadounidense nacido en Santa Mónica, California, quiere alejarse de la actuación porque ya no le entusiasma como antes, y explorar nuevas facetas.
La inclinación del actor de 57 años de edad va por la rama de la literatura, de la cual está realmente enamorado, según él mismo afirmó.
Sus pasos más recientes en la gramática los dio con su novela satírica Bob Honey Who Just Do Stuff, que ha generado opiniones encontradas a propósito de que su contenido ridiculiza al presidente Donald Trump.
El texto, que ya está a la venta al público, narra la vida de un hombre divorciado llamado Bob Honey, experto en aguas residuales y quien además mata ancianos con un mazo a nivel internacional.
El ahora escritor destacó que su libro Bob Honey Who Just Do Stuff es una respuesta a los movimientos políticos actuales que trabajan para modificar las leyes de armas. En este aspecto se refirió a los sobrevivientes de Parkland, a propósito de esta última tragedia donde murieron 17 personas, luego de que un ex alumno de la escuela secundaria Stoneman Douglas de Parkland sacara a relucir un rifle semiautomático y halara el gatillo.
Penn comentó además que la novela versa sobre la moralidad y la cultura moderna en los Estados Unidos, y aseguró que mientras para algunos el libro es incómodo y genera rechazo, a otros les gusta. Mientras tanto, el texto está entre los más comercializados por Amazon.com.
Al justificar por qué se dedicó a las letras, Penn destacó que entre los años 2015-2016 sintió la necesidad de aislarse de los incidentes noticiosos y encontró en la sátira una forma de reír, antes de seguir participando en debates públicos que estaban fraccionando a su país y que la furia lo consumiera.
El actor también reveló que entre sus escritores favoritos figuran Louise Erdrich, aunque reconoció que no ha leído nada de ella en mucho tiempo, y el poeta Sharon Olds.