Con éxitos como Guardianes de la Galaxia y Jurassic World, las cosas siguen marchando bien para el actor Chris Pratt. Marcó tendencia en el mundo, muy a su manera, poco después de que fuera una estrella de comedia televisiva en ascenso, sin un futuro definido.
Hay que darle crédito a su buena suerte. Posee un encanto que no todos pueden explicar, y hasta ha experimentado distintos roles con los cuales demostró tener buena intuición artística, ingenio y talento de sobra.
Es su gran momento, lo sabemos. Por esa razón les presentamos varios datos de su vida que quizás deba conocer, si se considera un gran fanático de este guapo norteamericano.
Era popular en la secundaria: antes de ser actor, era atleta. Era el tipo que simplemente encajaba en todos los grupos sociales. Sus amigos y compañeros recuerdan a Pratt como humilde, sociable y gustó tanto que lo eligieron para pronunciar el discurso de graduación.
Vendía cupones: el sexy actor se dedicaba a vender cupones de puerta en puerta. Era uno de esos trabajos de esquema piramidal, y sí que se destacó. Luego de dos años obtuvo su propia oficina, y contrató a otros para que asumieran puestos de ventas.
Adora la música: sus cercanos saben de su pasión por tocar instrumentos musicales y cantar, aunque no se sabe si es tan bueno como cuando actúa en películas y series de TV.
Tuvo sus inicios en Hawaii: un amigo le compró un boleto de avión a la isla, y Chris se fue para buscar un mejor futuro. Vivió en su automóvil, y trabajó en varios oficios hasta que una mujer que conoció en el restaurante Bubba Gump's cambió su vida.
Era la actriz y directora Rae Dawn Chong, quien le ofreció un pequeño papel en una cinta de clase B. Por esa oportunidad, el rubio se fue de Hawai a Hollywood.
Trabajó en Everwood: formó parte del elenco principal de la serie norteamericana Everwood, pero no obtuvo mucho de ella, más que dos nominaciones a los Teen Choice Awards. También apareció brevemente en el popular show The OC.
Un golpe de suerte: Andy Dwyer, personaje de Parques y Recreación sólo iba a aparecer por corto tiempo, pero su estilo y lo gracioso que estuvo ante las cámaras le permitió ganarse un lugar en el show. Fue una pieza habitual de la trama.
Practicó trucos con los más grandes: junto al desaparecido actor Phillip Seymour Hoffman actuó en la película de Brad Pitt, Moneyball, y según él logró aprender nuevas facetas de su oficio.
“Era el hombre más amable que haya conocido. Su enfoque era increíble. Cuando llegaba el momento de trabajar, de grabar, empezaba a caminar de un lado a otro… y eso sólo exigía respeto, ¿sabes? Le dábamos su espacio. Entendimos que era parte de su proceso creativo”, recalcó Pratt.