La popular actriz Anna Faris y su ex esposo Chris Pratt intentaron concebir un hijo durante varios años. Finalmente, la actriz salió embarazada y su hijo nació el 25 de agosto de 2012, quien lleva por nombre Jack Pratt.
El bebé llegó prematuramente a las 30 semanas y 1 día. Debió entonces ser llevado a la sala de cuidados intensivos, donde estuvo por un mes.
Transcurridos cuatro días luego de su nacimiento, el neurocirujano pediátrico se sentó con los padres primerizos y les explicó que Jack tenía una hemorragia cerebral grave y que existía la posibilidad de desarrollar una discapacidad del desarrollo.
En tanto, los médicos no podían determinar las necesidades que tendría Jack en un futuro hasta que no tuviera 18 meses. Al respecto, Anna confesó que todo fue muy inesperado; sin embargo, tanto ella como Chris sabían que podrían criar a un niño que fuera completamente diferente a lo que habían imaginado.
En ese momento se sintió afortunada de contar con un compañero que fuese capaz de comprometerse con una situación como esta. En 2014 el padre del bebé habló también de la salud de su hijo y admitió que nada le había afectado tanto como la posibilidad de perderlo o verlo sufrir, debido a posibles necesidades especiales e incluso una cirugía para corregir su vista.
Hoy su hijo está lleno de vitalidad y travesuras. Jack tiene tan solo un par de problemas físicos: sus piernas tienen un tono alto y eventualmente aparecen cosas, así que camina con la punta de los pies.
También usa lentes y un parche en un ojo durante 20 minutos al día para fortalecer su visión. Pero dado que esos son sus mayores retos, los padres se consideran muy afortunados.
Chris y Anna se separaron en 2017; no obstante, y para suerte de Jack, sus progenitores son muy amigos y continúan apoyándose mutuamente en pro del bienestar de su hijo. Anna por su parte está activamente involucrada en GAPPS, entidad que busca prevenir los partos prematuros.