Una de las enfermedades más temibles en el mundo entero es sin duda el cáncer; sin embargo, se ha demostrado que una detección temprana de las células malignas es importante para su curación.
El cantante británico de rock, Rod Stewart, es un ejemplo de que este mal puede ser vencido. En abril del año 2000 al escocés le extirparon un tumor de origen cancerígeno en la garganta y lo operaron en el hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles en los Estados Unidos.
La enfermedad le fue diagnosticada en un chequeo de rutina que el cantante se realiza una vez al año en un centro de salud londinense. Sus médicos le refirieron que tenía un tumor en sus cuerdas vocales.
El temor de perder la voz estaba latente y el pesimismo se apoderó del artista, quien pensó que nunca más podría estar frente a un micrófono.
Después de la intervención quirúrgica los especialistas le informaron que en seis meses volvería a cantar; no obstante, la espera fue más larga y eso lo mantuvo preocupado.
Si bien ya pasado ese lapso Rod hablaba, lo hacía con dificultad, pero continuó con sus terapias y tres meses más tarde, cuando ya cumplía nueve meses de intervenido, recuperó totalmente su voz.
"En aquel entonces mi voz estaba mejor que nunca, recuperé el sonido que tenía en los años sesenta”, afirmó el rockero.
Ese trance marcó por completo a Stewart, quien se planteó una nueva vida. “Este incidente me hizo pensar en la suerte que tuve y aunque muchas veces me deprimía, me levantaba de nuevo para seguir luchando, con la ayuda de mis familiares”, señaló.
Tras esa eventualidad, el artista se convirtió en un activista contra el cáncer. Su idea es que la colectividad en general tome conciencia sobre la importancia de que se someta a chequeos médicos de manera rutinaria para así garantizar que si por alguna razón en el organismo se encuentran células malignas, el diagnóstico sea temprano y el tratamiento de buenos resultados.
Desde ese entonces, Stewart es el portavoz del Hospital City of Hope de Los Ángeles, especializado en niños con cáncer.