Si bien cada capítulo de la última temporada de Game of Thrones es decisivo, el de anoche resultó fulminante para los seguidores de la serie por varios motivos. ¿El principal? Daenerys Targaryen, el personaje que interpreta Emilia Clarke, mostró su faceta más feroz y arrasó la ciudad de Cersei, aniquilándolo todo, sin piedad. Desmoronada, reducida a cenizas, la ciudad cayó por pura decisión de la Madre de los Dragones, que desoyó las opiniones y consejos de Tyrion, su mano derecha, e incluso las de Jon Snow, a quien considera un traidor.
Sin nada que perder y con un solo dragón de su lado, Daenerys actuó con una frialdad pasmosa, salvaje, sin evaluar efectos colaterales de la matanza en la que, por supuesto, corrió sangre de niños, mujeres e inocentes. El dilema, a estas alturas, es si lo hizo por un bien mayor o sólo a instancias de su ambición desmedida de poder.
A una semana del gran desenlace, la pregunta que dejó abierta este episodio y que desvela a los fanáticos es cuál será la batalla final. ¿Será el enfrentamiento de los Stark contra Targaryen? Y entonces, Jon, ¿en qué bando estará? ¿Perdonará a la reina Daenerys por haber librado esta matanza feroz?
Entre los sobrevivientes de esta batalla en la que cayó el reino de Cersei quedaron Arya, Sansa y Tyrion. Todavía, hay mucha tela para cortar en este juego de tronos en el que las conjeturas y especulaciones abundan... Y en el que todo puede pasar para su cierre final, el domingo 19 de mayo.