Drew Barrymore ya tiene 43 años pero, como buena actriz hollywoodiense, no los aparenta. Actualmente está concentrada en su rol protagónico en la serie Santa Clarita Diet, transmitida por Netflix.
Su personaje en la serie se llama Sheila. Este nuevo trabajo llegó luego de su segundo divorcio y aunque no tenía ganas de volver a trabajar, leyó el guion y no pudo resistirse. Le encantó la historia y disfrutó cada capítulo porque es realmente gracioso y diferente.
Ciertamente el argumento de Santa Clarita Diet es singular porque se trata de una agente inmobiliaria de vida aburrida en los suburbios de Los Ángeles que se convierte en zombi caníbal justiciera. La serie no escatima en chistes, pero tampoco en sangre y planos explícitos que dejan imágenes difíciles de olvidar, como la de la actriz vomitando al estilo niña de El Exorcista o devorando extremidades a media mañana.
Sus hijas iban al set regularmente pero ella tenía mucho cuidado de que nunca estuviesen cerca cuando estaba cubierta de sangre que era bastante a menudo. Una de ellas encontró manchas de sangre una vez y le dijo que era pintura. Siempre está pintando con ellas así que resultó bastante creíble.
Pero la serie es más que el regreso al trabajo de Drew Barrymore tras la pausa de varios años para criar a sus dos niñas. También representa su debut en televisión, lo cual resulta irónico si se tiene en cuenta que la californiana fue una de las primeras niñas made in Hollywood y creció bajo el amparo de la industria.
Muchas actrices en Hollywood han denunciado la discriminación que sufren por parte de la industria al superar la treintena. Incluso los papeles maduros acaban siendo interpretados por actrices mucho más jóvenes pero ella sostiene que siempre han ofrecido oportunidades increíbles, que se siente muy afortunada y feliz con su trabajo.