Denzel Washington ha dejado claro muchas veces la importancia de Dios en su vida. En la película El libro de Elí interpretó a un protector de un tesoro muy particular: el último ejemplar de la Biblia. Un libro por el que tiene aprecio más allá de la pantalla porque confiesa le sirve de guía en cada aspecto de su vida.
Es hijo de un predicador pentecostal de Mount Vernon, New York, y desde hace 30 años es miembro activo de la West Angeles Church of God in Christ (Iglesia de Dios en Cristo, Los Ángeles). Acostumbra leer la Biblia todas las mañanas y esta vocación también marca la elección de sus papeles, ya que busca poder dar un mensaje positivo o una reflexión de su profunda fe personal.
Para Washington, vivir según la Biblia está en el amor y el sacrificio. “No importa el libro que leas o lo que creas, si no tienes amor, si no amas a tus semejantes, no tienes nada”, sentenció en una oportunidad. Aunque no le gusta usar la palabra religión, habla abiertamente de sus creencias cristianas.
Al igual que su personaje de la película, el actor cree en la llamada profética y procura trabajar lo mejor que puede con el don que cree que Dios le dio. Hay una anécdota de cuando tenía 20 años que demuestra cómo relaciona su fe con su carrera.
Era el 27 de marzo de 1975 y acababa de ser expulsado de la escuela, así que estaba sentado en el salón de belleza de su madre. Una señora mayor estaba debajo del secador mirándolo atentamente y le pidió una hoja de papel, en la que con mano temblorosa escribió la palabra “profecía”. La señora se llamaba Ruth Green, uno de los más antiguos miembros de la iglesia de la ciudad, que era conocida por tener el don de profecía.
Aquel día le dijo: “Muchacho, tú viajarás por todo el mundo y hablarás a millones de personas”.