Cuando el director Christopher Nolan viajó hasta Nueva York para promocionar su film Dunkirk, lucía un poco cansado por regresar de Francia horas antes de la reunión con los medios. Aún así, se mostró entusiasmado de exhibir su propuesta para la revista People.
Recordemos que el cineasta retrató de cerca la operación rescate de unas 400,.00 fuerzas aliadas varadas en Normandía por la Segunda Guerra Mundial, hombres que lucharon por sobrevivir en aquella playa, el mar y en el cielo, representando el espíritu de supervivencia.
“El evento se ve distinto en Francia. Para ellos, fue una terrible derrota y más una victoria de la lucha británica dentro de ella. Entonces es una fuente de vergüenza para ellos”, señaló Nolan.
Indicó que no le corresponde oponerse a esa evaluación nacional, pero recordó la importancia que tuvo el territorio francés contra el frente nazi. “Mantuvieron el perímetro durante 10 días, lo que cambió el curso de la historia. Es una pena que no puedan encontrar orgullo en él”, opinó.
El director, como muchos otros británicos de su generación, creció escuchando las historias sobre Dunkerque donde el espectro de la guerra se hizo grande. “Mi abuelo estaba en la Fuerza Aérea. No participó en Dunkerque, él era un navegador en Lancaster y murió en la guerra”, comunicó.
Mientras se encontraba haciendo la preproducción de Dunkirk, Nolan visitó la tumba de su abuelo, en las afueras de la ciudad francesa de Lyon. Esa inesperada conexión convirtió el largometraje en uno de los más personales hasta ahora.
“Intento hacer películas con las que me siento conectado en algún nivel emocional. Esta es la primera vez que asumo un evento de la vida real, y hay una gran responsabilidad que viene con eso. Supongo que de alguna manera lo siento más propio”, finalizó.