Desde muy pequeño, Sam Smith mostró habilidades no solo para el canto sino también para el teatro musical, y en sus tiempos libres se iba al sótano de su casa a practicar.
Su madre fue la primera banquera de Londres, por lo que su padre se encargó de cuidarlo a él y a sus hermanos, es así como siempre tenía algo que hacer luego de la escuela.
El cantautor es fan de Whitney Houston y en muchas ocasiones presentó cover de la artistas.
Sam era tan querido por su maestro del coro de la Iglesia que le dieron la opción de integrarse y afinar sus cuerdas vocales sin contar que llegaría tan lejos. A los años compró su propio amplificador de escenarios y lo instaló en el lugar donde más se sentía seguro de sí mismo, como era el sótano.
El cantante incluso llegó a sufrir bullying por parte de sus compañeros de clases, quienes le decían que tenía una voz muy afeminada.
Y es que luego de muchas situaciones, el cantante siempre estuvo detrás de un telón y sentía mucho miedo de cantar en público. Pero finalmente llegó su turno para la fama, cuando en un concierto de Adele conoció al que ahora es su manager, Elvin Smith.
Al cumplir la mayoría de edad, su madre fue despedida del banco, por lo que él decidió irse a Londres para poder obtener dinero y ayudar en casa, pero la situación fue otra y nada fue exactamente como él quiso.
Tuvo que trabajar como camarero, pero en su tiempo libre aprovechaba para cantar y así tener una ganancia extra.
En esta ciudad conoció a muchísima gente que quería lograr lo mismo que él; sin embargo, muchos de estos personajes lo rechazaban por su color de voz, que finalmente le valió el éxito a escala mundial.