"Siento que ser mamá de Ramón -o Monchi como le decimos nosotros- es ser mamá por dos. Yo estaba muy relajada y acostumbrada a ser mamá de nenas y...",
Con esa suerte de 'aviso', arranca la charla de Carolina Prat (44) con Ciudad. La conductora le abre las puertas de su bella ¡y ordenadísima! casa de San Isidro, al tiempo que le explica a Ramón (3) que llegaron los invitados que le van a hacer la entrevista a él y a su famosa mamá.
"Ahí viene el 'terremoto bailable', como le digo yo", ahora sí retoma Carolina, con mucho humor. "Te decía: ser mamá de nenas me permitía a mí hacer otro montón de cosas que la verdad que con Ramón estoy haciendo un curso intensivo de cómo hago para seguir haciéndolas, qué espacio me deja".
"Monchi me enseña que todo en la vida se vive con intensidad: disfrutar con intensidad y fuerza y con todo lo mejor de uno cada instante. Soy una mamá muy babosa y feliz de mis tres pollitos, como siempre les digo. Amo ser mamá".
-Tenés tres hijos (Sofía, de 18 años, Victoria, de 11 y Ramón, junto a Guillermo Andino, de 51), ¿pero con Monchi sos 'mamá por dos'?
- Ja, ja. Más allá del chiste que hago diciendo que es intenso y que "vale por dos", él es hermoso, yo muero de amor con todos, por supuesto. Con él somos muy compañeros, tenemos un vínculo que fuimos construyendo en estos tres años y medio que para algunos será poco, pero yo lo siento como una eternidad, porque cada día aprendo algo nuevo y me enseña un montón. Cada uno de mis tres hijos me enseñan cosas distintas y uno tiene que estar atento al día a día. Es hermoso ser mamá de Monchi y aprender todos los días esa intensidad con la que él lleva la vida. Es tranquilo, pero está descubriendo todo y es muy activo.
-¿Cómo te adaptás a las necesidades de cada uno?
-Monchi es chico y hay que estarle muy atrás, justamente porque no conoce los peligros y a veces un adulto se olvida de eso. En el caso de Vicky, que es preadolescente, también tenés que saber en qué anda y estar cerca. Y ni hablar con Sofi, que ya es una señora como digo yo, y la tenés que dejar volar pero nunca podés desprenderte, tenés que estar atenta a todo lo que le está pasando. Son tres etapas distintas y ahí sí creo que los padres tenemos que asumir ese doble trabajo, de comprometerse de acuerdo a cada etapa de tu hijo. Yo trabajo y aunque no estoy de 9 a 18 en una oficina, esas horas de mamá y de ponerse a ver cómo está cada uno de tus hijos, son fundamentales, con eso les vas a dar herramientas para toda la vida. Siento que después al ser adultos se ve cuando un papá o una mamá estuvieron y le brindaron tiempo de calidad a sus hijos.
Guillermo Andino, a los tres años, y su hijito Monchi, a la misma edad, ¡igual a él!
-¿Qué diferencias notás con él después de haber sido mamá de dos nenas?
-Tuve que aprender esto de jugar con los superhéroes, por ejemplo. No tenía idea de ningún nombre, yo venía de todo el mundo Barbie, muñecas, bebotes. Con él tengo que hacer todas las voces de los superhéroes que tiene. Cada uno tiene una voz distinta, a eso sumale todos los personajes de Disney y los retro, por el fanatismo que ya todos saben que tiene mi marido. Por ejemplo, ahí entra todo el mundo Mafalda. También le gustan los autitos, le encanta jugar conmigo. Él es muy mamero, quiere estar conmigo todo el tiempo, está en esa etapa que a Guille por ejemplo le dice "vos no". No me había pasado con las nenas, ellas se repartían bastante con los dos. Los fines de semana sí juega con el papá a la pelota y con el museo de juguetes retro que tiene Guille.
-¿Guillermo lo deja entrar a Monchi a su museo?
-¡Es un desastre, chicos! Mis hijas no podían ni entrar. Ramón fue e hizo un desastre, tocó todo.
Enseguida, Monchi interrumpe, súper atento la charla: "Dónde están las llaves?". Y Caro lo convence: "Se las vamos a pedir a papá las llaves. Él ahí hace todo lo que no hicieron las chicas cuando eran chiquitas...", nos cuenta.
Siguiendo el hilo de las historias familiares, es imposible no mencionar a Ramón Andino, padre de Guillermo, periodista, abuelo y tocayo de su hijo. Ramón, hijo del periodista Omar Andino, desarrolló su carrera en la sección política de diversos diarios. A los 45 años empezó a trabajar en televisión y su popularidad llegó a principios de los ochenta, conduciendo noticieros. El 6 de marzo de 1987, a los 50 años, Ramón se descompuso frente a las cámaras y, a pesar de haber recibido pronta atención médica, murió esa misma tarde por las consecuencias de un infarto. Guillermo, de por entonces 18 años, lo reemplazó un mes después en la conducción del noticiero, empezando así su carrera en los medios.
-¿Por qué decidieron homenajear a tu hijo con el nombre de su abuelo?
-Imagino que cuando sea más grande va a poder comprender bien lo que significa llevar su nombre. Lo respeté a Guille cuando me dijo que quería ponérselo porque sabía que era muy, muy importante, por el vínculo hermoso que tenía con su papá y el recuerdo divino que tiene. Guille iba a seguir la carrera de diplomacia pero la vida, Dios, el universo o como quieran llamarlo, decidieron que se pusiera un poco en los zapatos de su papá. Por ahí yo no le habría puesto ese nombre, pero porque ya Ramón Andino significaba mucho.
-¡Es una gran carga emotiva!
-Es muy fuerte por este legado que él dejó. Siempre lo cuento pero es verdad: no hay un solo día en la vida que alguien por la calle, algún amigo o alguna persona, no me recuerde a mi suegro. Siempre le digo a Guillermo emocionada "qué importante debió ser tu papá para que después de 31 años la gente lo recuerde así", incluso teniendo en cuenta que estuvo poco tiempo en la tele, ya que él empezó siendo periodista de gráfica y pasó a la pantalla de grande. Pero la gente lo aceptó y lo tiene muy presente. Siento que eso habla muy bien del alma de mi suegro.
-Volviendo a tu perfil de mamá, ¿cómo ves a Monchi en el ámbito del jardín?
-Mirá, al principio le costó mucho la adaptación. Todas las mamás se habían ido y quedé yo con Monchi. Ahora está muy copado, con sus amigos, con sus maestras y empezó a entender esto de la rutina del colegio. Le costaba eso y preguntaba "¿por qué tengo que ir?".
"Lo respeté a Guille que quiso ponerle Ramón a nuestro tercer hijo. Por ahí yo no le habría puesto ese nombre pero porque ya Ramón Andino significaba mucho. Aunque yo no lo conocí físicamente él estaba en mi casa todos los mediodías a través de la televisión así que para mí el nombre Ramón Andino es mi suegro. Y que Monchi lleve el nombre del abuelo es muy fuerte por este legado que él dejó".
-¿Y con sus hermanas, en su espacio familiar?
-Sofi tiene 18 y se pelean como si tuvieran 4 y 5 años. Él le marca la cancha, la ubica. Vos pensá que Sofi fue 6 años hija única. Guille por ejemplo la llama "la jefa", ¡y lo es! Ella tiene su carácter y es como ella sola en el mundo, ella primero. Y llegó Monchi. Vicky (11) es un amor, es solidaria, siempre está pendiente de que estén todos bien, juega mucho con Ramón, más allá de la diferencia de 8 años que se llevan. Juegan a la mancha, a la escondida, se disfraza y le hace personajes ¡y a Monchi le encanta! Sofi es muy celosa y parece más bebé que él. Por ejemplo, cuando estoy con él, que quiere acaparar mi atención, quizás viene Sofía y me da vuelta la cara con la mano para que la escuche y se empiezan a pelear. Esas cosas pasan a diario y yo quedo en el medio, ja, ja. Nos matamos de risa porque él marca su territorio desde su pequeño lugar que tiene en la familia.
-¿Hacen colecho?
-No, no... Todos se han pasado en una etapa, él está en esa etapa, pero sólo un ratito. Lo dormimos en la habitación de él contándole un cuento. Pero capaz le agarra un poco de miedo y necesita estar pegado a papá y mamá.
-Volviendo a lo que nos contabas al principio, ¿qué creés que vino a enseñarte cada uno de tus hijos?
-Me emociona esto. Sofi, por ejemplo, me enseñó lo que es ser responsable. Si bien yo siempre lo fui, ella me lo marcó desde un lado mucho más fuerte, más notable, en un montón de aspectos. Siento que un padre tiene que estar atento a lo que los hijos vienen a enseñarte. Vicku es un corazón enorme y deja de ponerse primero para que todos los demás estemos primero, ella siempre prioriza al otro. Y este Monchi que ahora está roncando, es esto de la intensidad que al principio te lo decía de forma graciosa, pero si lo tuviera que pasar a la diaria, es vivir con intensidad. Me emocina mucho hablar de ellos. Él me enseña que todo en la vida se vive con intensidad. Disfrutar con intensidad y fuerza, y con todo lo mejor de uno a cada instante. . Amo ser mamá. Encima está en la etapa de Edipo... Me dice "mamá, estás tan linda". Mis amigas que tienen hijos varones siempre me lo decían, pero yo no sabía cómo era. Soy una mamá muy babosa y feliz de mis tres pollitos, como siempre les digo
Videos y edición: Leandro Bevilacqua