No estaban siendo unas semanas nada sencillas para la familia real británica, sobre todo a raíz de la entrevista que Harry y Meghan concedieron a Oprah y el huracán mediático que esto supuso para ellos.
Siempre dados a optar por la discreción, en esta ocasión mandaron un comunicado oficial asegurando que tomarían cartas en el asunto y estudiarían las acusaciones de racismo que la pareja denunció.
Mucho se habló de la posibilidad de que esta entrevista no llegara a ver la luz y el motivo no era otro que el delicado momento de salud que atravesaba el marido de la reina, el príncipe Felipe. El duque de Edimburgo ha permanecido ingresado en el hospital cuatro semanas, un largo periodo de tiempo que preocupó mucho a sus allegados, que han estado muy pendientes de su evolución debido a su avanzada edad, tiene ya 99 años.
Ahora por fin tenemos noticias, y es que acaban de confirmar que el duque de Edimburgo ha recibido el alta hospitalaria, pudiendo regresar a su casa, donde seguramente tenga que descansar hasta poder sentirse recuperado por completo.
Durante el tiempo que ha permanecido ingresado, tuvo que ser intervenido de una cirugía cardiaca, que se produjo a principios del mes de marzo, tras haber sido ingresado el pasado 16 de febrero porque no se encontraba bien. Ahora parece que los médicos han decidido que es en casa donde mejor está.
Tras pasar un tiempo ingresado en el Edward VII, fue trasladado al hospital St. Bartholomew de Londres, donde fue operado de dicha afección cardiaca preexistente. Una vez finalizada la operación con éxito, fue trasladado de nuevo al Edward VII, donde ha permanecido estos días hasta que por fin ha podido regresar a su hogar con los suyos.
Siempre esperando la recuperación, las palabras de su familia eran prudentes al hablar sobre el estado de salud del príncipe Felipe, asegurando que "tenemos los dedos cruzados", expresión que emplearon tanto la duquesa de Cornualles como el príncipe Eduardo unos días antes.
Esta es la ocasión en la que más tiempo ha permanecido ingresado, por lo que la preocupación de la familia era más que comprensible. Su ingreso se produjo porque no se encontraba bien y tuvieron que tratarle de una infección, después, tras realizarle más pruebas, detectaron los problemas de corazón, por lo que fue operado, cirugía de la que lleva recuperándose desde el 5 de marzo, cuando regresó al hospital que ahora abandona.
En estos días en los que ha permanecido ausente han pasado muchas cosas, entre ellas las duras acusaciones del príncipe Harry y Meghan Markle, que no han querido confirmar quiénes eran los miembros de la familia preocupados por el color de piel de Archie, aunque han señalado que no eran ni la reina Isabel II ni su marido, al que tendrán que poner al día ahora que vuelve a casa.
A pesar de que no están siendo días fáciles para la reina, por lo menos ahora cuenta con la tranquilidad de tener de nuevo a su marido en casa, un pequeño respiro que seguro que la monarca, de 94 años, agradece.
Fuente: vanitatis.elconfidencial.com