La idea era bonita y comprensible, y así lo explicó Meghan en la reciente y explosiva entrevista con Oprah Winfrey -emitida el 7 de marzo en Estados Unidos-. El príncipe Harry y ella habrían contraído matrimonio tres días antes de su boda pública, con el objetivo de leerse sus propios votos en privado y tener un enlace más íntimo.
"Nadie lo sabe. Pero llamamos al arzobispo [de Canterbury] y le dijimos: Mira, este espectáculo, es para el mundo, pero queremos nuestra unión entre nosotros", aseguró la exactriz durante su encuentro en televisión con la reconocida presentadora. Una razón más que comprensible y que habría podido llevarse a cabo días antes de aquel 19 de mayo de 2018.
Sin embargo, este mismo lunes alguien muy cercano a la pareja ha desmentido estas palabras, dejando en evidencia las afirmaciones de Meghan Markle. Y ha sido nada más y nada menos que el propio arzobispo Justin Welby quien ha asegurado que él no celebró ninguna boda.
El obispo ha matizado que lo único que mantuvieron es "una conversación privada con la pareja en el jardín sobre su enlace, pero puedo asegurar que no se celebró ninguna boda hasta el evento nacional televisado".
Unas afirmaciones que se corroboran ya que, tal y como manda la Iglesia de Inglaterra, se requiere de dos testigos para que cualquier matrimonio sea válida. Unas pautas que se suman a la necesidad de que las ceremonias se celebren en un lugar de culto certificado que permita al público "acceso sin restricciones" para que se puedan presentar objeciones.
Fuente: lecturas.com