Desde que Selena Gómez se sometió a una cirugía de transplante de riñón -en 2017- como parte de su tratamiento en su lucha contra el Lupus, había evitado mostrar la cicatriz que le quedó en la ingle.
Tres años después, por primera vez, se sacó una foto en traje de baño con un objetivo claro: mostrársela al mundo.
Junto a la significativa imagen, la cantante reflexionó sobre el delicado momento de salud que atravesó.
"Cuando recibí mi trasplante de riñón recuerdo que, al principio, fue muy difícil mostrar mi cicatriz. No quería que apareciese en fotos, así que usé cosas que la cubrieran".
"Cuando recibí mi trasplante de riñón recuerdo que, al principio, fue muy difícil mostrar mi cicatriz. No quería que apareciese en fotos, así que usé cosas que la cubrieran", admitió la artista en Instagram.
Sin embargo, cambió de opinión y logró aprender a convivir con ella. De hecho, se siente orgullosa de llevarla en su piel. "Ahora más que nunca, confío en quién soy y por lo que pasé... Y estoy orgullosa de ello. Todos los cuerpos son hermosos", concluyó.