Laurita Fernández dará vida al personaje principal de Legalmente Rubia, Elle Woods, cuando se levante el telón este viernes 22 de marzo en el Teatro Liceo de la Ciudad de Buenos Aires.
Desde hace un tiempo se viene preparando para este rol, el más demandante de toda su carrera (según sus propias palabras).
Basado en la icónica película estadounidense protagonizada por Reese Witherspoon y estrenada en 2001, Legalmente Rubia cuenta la historia de una joven que ingresa a la universidad de leyes de Harvard para intentar recuperar un amor que le rompió el corazón.
En el proceso, termina descubriendo un universo de cosas sobre ella misma, que antes de este inesperado acontecimiento nunca hubiera imaginado.
LAURITA FERNÁNDEZ, A CORAZÓN ABIERTO SOBRE LOS DESAFÍOS QUE ABRAZA AL PROTAGONIZAR LEGALMENTE RUBIA
- Te queríamos preguntar, ya que este musical trata un poco sobre los prejuicios hacia las personas, si alguna vez vos sufriste algo así en tu vida...
LF - Obvio, obvio. Ni hablar, por muchas razones, por mi color de pelo, o lugares en donde había trabajado, o por ser mujer también. Pero sí, me ha pasado. Y no fue hace mucho, lo cual me resultó como raro, porque... No sé, uno siempre habla de que todos vamos evolucionando y sentimos que una gran parte nuestra va mejorando en un montón de aspectos. Pero hay...
- ¿Como un retroceso?
LF- Claro. Hay una parte que no, y otra que sí. Y sí, lo viví. A mí en lo personal, eso no me tiró para atrás. Sino que... lejos de querer irme a mi casa a llorar, me dieron ganas de trabajar el doble. Me dieron ganas de esto, ¿no? De demostrar que lo puedo hacer. Pero bueno, no debería pasar. Uno debería querer hacer y dar lo mejor de uno, porque es lo que uno desea, no para demostrarle al otro.
Eso que me pasó, lo pude como transformar en algo positivo. Y por eso hablaba de que me parecía tan importante, ¿no? Y lo hice.
Esta una película de los 90 y un show que está hace muchos años en cartel. Se lo “aggiornó” de alguna manera a los tiempos que corren, pero la base es esa. Son los prejuicios. Pocos creo que somos los que podemos decir que no los sufrieron. Y uno también a veces prejuzgó, creo que todos. Uno hace mea culpa de decir, “qué boluda”. Sí, muchas veces me he equivocado creyendo algo. Soy medio culposa.
“A mí en lo personal, que me prejuzgaran no me tiró para atrás. Sino que... lejos de querer irme a mi casa a llorar, no sé, me dieron ganas de trabajar el doble. Me dieron ganas de esto, ¿no? De demostrar que lo puedo hacer”.
Entonces, bueno, más allá de que tiene muchísimo humor la obra y es muy divertida, tiene un... A ver... no sé si un mensaje, pero sí te llevas eso dando vueltas.
No es solamente una linda historia. Los directores, la verdad, la abordaron desde un lugar muy interesante. Y desde donde todos, quizás todos nos sentimos identificados y nos pasó a nosotros, que somos un equipo grande de trabajo.
Los cuadros musicales son una bestialidad. Ni hablar las canciones. ¡Es buenísimo!
- ¿Y qué es lo que más te atrajo del proyecto? ¿Te sentís cómoda haciendo este personaje?
LF - Sí, es un personaje muy rico. Es el más exigente que hice en mi vida. Sabía que era muy exigente, pero bueno, al empezar a transitarlo me di cuenta. Estar mucho tiempo en escena. Mi personaje canta, baila, en todos los cuadros tiene mucha participación. Entonces, sí, realmente es muy exigente. Pero está buenísimo.
Y tiene mucho humor, es muy divertido. Ni hablar con los compañeros que tengo y de las coreógrafas que hacen este espectáculo, que son Georgi Tirotta y Georgi Seva, que dijeron “no nos vamos a quedar con la coreo que hicieron en Broadway, le vamos a dar una vuelta” y se armaron unas coreos que son una guasada. Así que nada, chochos, transpiramos, somos agua cada vez que terminamos un ensayo. Pero felices porque sabemos que el que venga lo va a disfrutar.
- Elle Woods, que es tu personaje en la película, ella se la juega un poco por amor, ¿no?¿Te pasó alguna vez de hacer alguna locura así por amor? ¿O qué harías por amor?
LF - Me pasó, no sé si hacer una locura, pero sí me pasó de no darme cuenta que la otra persona como que ya había hecho su vida, ¿no? Y yo seguía enganchadísima, como en esa nube de amor y ese idilio... que ya no existía más para el otro.
“Me pasó de no darme cuenta que la otra persona que ya había hecho su vida y yo seguía enganchadísima, como en esa nube de amor y ese idilio... que ya no existía más para el otro”.
Y sí me ha pasado que... Ella tiene una escena que, bueno, la cuento porque es muy característica de la película, donde ella cree que le van a proponer casamiento y todo lo contrario, la dejan.
Bueno, he vivido una situación parecida donde yo pensaba que hablábamos porque estaba todo súper bien. Y no estaba todo súper bien. Así que, bueno, sí. ¡La historia tiene muchas cosas de la vida real!
- Y digamos, si vos fueras abogada (algo que quizás alguna vez se pasó por la cabeza), ¿lucharías por alguna causa en particular algo que te llame la atención que te gustaría cambiar del mundo?
LF - Me costaría mucho ser abogada penal y me parece que sería todo menos eso. Realmente admiro que lo hacen. Yo yo no conozco tanto si uno puede elegir a quién defender y a quién no, pero la moral se me cruzaría todo el tiempo por delante, entonces quizás me costaría mucho hacer el trabajo.
- Y una última pregunta, que es simple (quizás no tan simple): si pudieras hacer un musical sobre tu vida, ¿cómo lo llamarías?
- ¡Qué pregunta! Creo que lo llamaría como elegimos que sea la frase de esta obra, la verdad fue una idea que surgió en una mesa en una charla y es que “los prejuicios pasaron de moda, viejo”.