La avenida Corrientes tiene en Nicolás Vázquez (46) a uno de los nuevos reyes, y no solo porque agota cada una de sus funciones, sino por el talento que celebra su público y además le reconoce la crítica especializada con una nueva nominación a los premios ACE.
Es que el muchacho, que arrancó hace 25 años haciendo televisión en R.R.D.T, hoy se transformó en productor de sus propios espectáculos, asociado a pesos pesados como Gustavo Yankelevich o Adrián Suar.
“Venía laburando mucho en algunos espectáculos sin firmarlos, siempre fui muy inquieto. De hecho, mis primeros shows fueron hechos a pulmón, y ahí aprendés o aprendés porque hacés todo vos”, explicó el protagonista de Tootsie en una charla a fondo con Ciudad.
cita“Mis primeros espectáculos fueron hechos a pulmón, y ahí aprendés o aprendés porque hacés todo vos”.
“En este caso me es fácil porque me acompaña un equipo que es extraordinario. Cada uno en su área es muy bueno, siento que tengo el mejor equipo porque los amo y los admiro, pero a mí me gusta estar en el detalle, saber y aprender también de ellos. Lo que no sé lo pregunto porque tienen mucha experiencia. Es mucha responsabilidad, pero lo disfruto”, continuó.
-¿Ser productor teatral era tu deseo?
-Se fue dando de una manera espontánea, pero sabía que podía terminar en eso porque cada vez que se me ocurría algo, sea una idea o una obra, participaba en la producción, en la adaptación. Entonces decía “estoy produciendo, estoy escribiendo, codirigiendo”. Un poco iba camino a eso. Aunque la gente me haya conocido primero en la tele, yo venía del teatro y esa formación es lo que me permitió volver a donde empecé. Pero obvio, uno le debo todo a la televisión porque me dio masividad, me conocieron, me dio laburo, la posibilidad de vivir de lo que amaba.
-De alguna manera rompiste con el encasillamiento del fachero sin sustancia…
-Está buenísimo lo que dicen, y voy a contar algo que es todavía más fuerte para mí. Yo siempre disputaba eso con los productores porque me costaba hacer del “lindo”. De hecho, yo no me creía lindo. Siempre me acompañaba el comediante en todos los personajes. Me pasó con Cris More. Llegué a Alma Pirata me dijo “olvidate del comediante, quiero al galán”. Pero le dije que no lo iba a poder olvidar porque venía con el combo y era parte de mi esencia. La terminé convenciendo y Alma Pirata empezó estructurado y terminó siendo una comedia disparatada junto con Benjamín Rojas, que ahí nos hicimos hermanos de la vida. Después me volvió a pasar en Casi Ángeles.
-Tenés una formación profesional ecléctica…
-Hay un poco también de ese clown que me acompaña, y es donde me siento más fuerte como actor, más allá de haber estudiado y saber hacer una obra de texto. Lo pude hacer convivir con lo otro, y ahí es donde apareció mi mejor versión, y donde me terminé de construir como actor.
-Sos joven y lograste de todo. ¿Cuál es tu deseo profesional pendiente?
-Juro que no tengo deseos que tengan que ver con lo comercial o con el ego. En ningún momento digo “quiero ganar tal premio”. Sí tengo el deseo de armar experiencias, seguir produciendo de esta manera. En lo que traté de hacer algo distinto en el teatro fue en vez de enfocarme solo en lo que sucede en las dos horas sobre el escenario, me enfoco en la experiencia entera que te tiene que suceder al público desde que entra hasta que se va. Eso es lo que me pone muy feliz, y donde siento que es mi fuerte y me da muchas ganas de que siga pasando.
“En lo que traté de hacer algo distinto en el teatro fue en vez de enfocarme solo en lo que sucede en las dos horas sobre el escenario, me enfoco en la experiencia entera que te tiene que suceder al público desde que entra hasta que se va”.
-¿Buscás generar la energía que vive en las salas?
-Es natural. Si no, sería impostado y actuado. Tiene que ver con una manera de ser. Mi hermano (Santiago Vázquez, fallecido en 2016) siempre me decía eso. “Sos mitad director y mitad director técnico”, porque lo dirigí en una obra. “Venís a dar la arenga y por un lado nos hablás de actuación y por el otro nos decís dale, pero no vamos a salir a correr, vamos a actuar”. Hay una cosa medio de equipo que vino conmigo en el combo.
-Es algo que llevás en la sangre…
-Siempre estuvo la solidaridad dentro de mi familia. Entonces, lo aprendí de mis viejos. Mis viejos no me sentaban a decir cómo había que hacer, me lo mostraban. Por eso siempre digo “palabras no. Hechos”. Mi viejo es muy solidario, como mi vieja. Mi casa era un club, y llego acá y somos un equipo.
“Mis viejos no me sentaban a decir cómo había que hacer, me lo mostraban. Por eso siempre digo ‘palabras no, hechos’. Mi viejo es muy solidario, como mi vieja. Mi casa era un club, y llego al teatro y somos un equipo”.
-¿Cómo es el proceso de selección de los libretos?
-Primero busco la pieza, que me parezca interesante desde el disparador hasta lo que voy a contar, y a partir de ahí empiezo a cranear todo. Cómo lo voy a querer contar arriba y abajo del escenario, donde hay mucha gente que trabaja conmigo para que la comunicación sea fiel a lo que muestro. Yo disfruto mucho del proceso, llegar antes y tomarme un mate con los chicos, estar con los técnicos, crecer, aprender…
-¿Necesitás esa “ceremonia” para poder salir seguro a escena?
-Yo siempre llego dos o tres horas antes al teatro. Pero ayer llegué (jueves 3 de agosto) y estaba raro. Vocalicé mal, entré mal al escenario, sentí que estaba frío. No tuve mi tiempo. Y dirán “este pibe está loco, lleva 120 funciones”. Pero es un lugar donde soy feliz. Generar laburo, en un lugar donde soy muy bendecido, me da felicidad.
-Dejaste un éxito arrasador como Una semana nada más para hacer Tootsie. ¿Ya tenés pensado tu próximo desafío?
-Sí. Tengo una frase de cabecera que me dijo mi viejo hace muchos años y es “planificar es no hacer”. Siento que en un montón de cosas la utilizo, pero en el arte me es difícil porque es inevitable. Además, porque no me duermo en los laureles. Es algo que algunos productores me critican y voy en contra de la corriente. Me dicen que me puedo quedar con una obra hasta seis años estirándola. Pero a mí me gusta retirarme campeón. Me gusta no aburrirme, crecer, ponerme metas en el camino. Tengo ganas de hacer algo nuevo, lo vengo pensando…
“No me duermo en los laureles. Es algo que algunos productores me critican y voy en contra de la corriente. Me dicen que me puedo quedar con una obra hasta seis años estirándola. Pero a mí me gusta retirarme campeón”.
-¿Hay algo que no hayas podido conseguir en tu carrera?
-Estar en el escenario haciendo una obra y como productor al mismo tiempo que haya otra obra mí en movimiento. Como me gusta estar en todo, me cuesta mucho saber que en esa yo no voy a poder estar mirándola, dirigiéndola o produciéndola muy de cerca. Ahora estoy empezando a armar equipo para poder hacerlo. Y pensando en lo que venga cuando Tootsie termine, que si Dios quiere va a ser muy largo.
-Sin dar demasiados detalles, ¿lo que se viene es un musical? ¿Una comedia? ¿Un drama?
-Qué lindos que son. Ja, ja. Sin dar demasiados detalles puedo decir que todavía quiero ir una vez más por la comedia y por las risas. No quiero frenar y pegar un volantazo. Que en algún momento lo voy a hacer, seguramente. Tengo muchas ganas. Hay un montón de comedias dramáticas que tengo ganas de interpretar y siento que en algún momento se va a dar. Pero en este momento de mi vida que me hacen tan bien las risas sería traicionarme. Siento que falta una jugada más para poder pensar en un drama.
-Hace poco Gime Accardi, tu esposa, incursionó como directora de un videoclip...
-Fue extraordinario. Yo la admiro mucho. Siento que ella lo tenía pendiente porque ella es directora de cine y nadie lo sabía por ahí. Tiene una visión muy espectacular. Se juntó con Agustina Navarro, otra chica que labura muy bien, y armaron una dupla muy potente. Gime es muy buena directora, sobre todo de actores, pero también sabe mucho de cámaras. Etudió todo. Ojalá que puedan seguir. Ahora empezaron a recibir propuestas porque fue muy fuerte lo que pasó con Khea. Están trabajando en varios proyectos a la vez.
“Yo admiro mucho a Gime. Siento que ella lo tenía pendiente porque ella es directora de cine y nadie lo sabía por ahí. Tiene una visión muy espectacular”.
-¿Son de hablar de trabajo con Gime también en la casa cuando comparten proyectos?
-No voy a mentir. Hablamos mucho de laburo. Nos admiramos mucho, nunca competimos. Nos escuchamos, acompañamos. La admiración es primordial, te dediques a lo que te dediques, porque sostiene un montón de cosas en el tiempo. Porque está la pasión, el amor, el encantamiento… Hay mucho respeto, admiración y conversamos mucho de laburo, pero nos gusta.
-¿Te pesa la mirada de Gime desde la platea?
-Para mí, su mirada es espectacular. Cada vez que viene se pone en el palco, y siempre le digo “yo no me pongo nervioso con nadie, pero cuando venís vos yo sé que hay una mirada mucho más aguda como directora”. Y si ese día quiero salirme del personaje ya sé que me cuando termine la función me va a preguntar “¿por qué hiciste eso?”, “no boludees”. En ese sentido somos iguales. Yo soy muy fan de ella, y para mí es una de las mejores actrices de su generación por lejos.
-A tus 46 años, ¿estás pendiente de tu aspecto estético?
-No. Lo sufrí mucho más de pendejo, y por eso entiendo a los jóvenes. Porque todo lo sufrís, tenés la lupa en eso. Al principio había lugares en los que no quedaba por el “fisic du rol”, me lo decían y era duro escucharlo. Me decían que “estaría bueno que haga un poco de ejercicio”, y yo hacía, pero me comía cuatro hamburguesas. Era duro. Hay que estar muy bien contenido para no pirar, y tenía una muy buena contención y siempre me gustó mucho el deporte como salud. Ahora, de grande, entendí que alguna alimentación que hacia no era tan buena, que estaba bueno comer más sano, pero no es un peso hoy.
“Siempre le digo ‘yo no me pongo nervioso con nadie, pero cuando venís vos yo sé que hay una mirada mucho más aguda como directora’. Y si ese día quiero salirme del personaje ya sé que me cuando termine la función me va a preguntar ‘¿por qué hiciste eso?’, ‘no boludees’. En ese sentido somos iguales”.
-Sin embargo, tuviste que amoldar tu cuerpo para Tootsie.
-Fue espectacular el sacrificio que tuve que hacer, que nunca me costó tanto y estoy haciendo, porque tuve que bajar seis kilos. Porque tenía una referencia de mujer y Tootsie no la podía lograr con mi estructura. Al principio buscaba la foto y me veía parecida, pero no tanto. Hice un entrenamiento para bajar los seis kilos en mucho tiempo, cambiando la alimentación, pero sobre todo con entrenamiento. Y ahora como lo que quiero.
-Sobre el escenario sos toda una mujer.
-Me hice las uñas esculpidas, que me las comía. Me corté el pelo bien cortito para ponerme la peluca y después no estar chivado y quedar despeindado. Trabajar la voz mixta, que es lo más difícil que tiene el personaje para hablar de mujer dos horas. Terminé con una coach vocal con ejercicios de fonoaudiología para poder llegar a eso, no estar afónico y hacer ocho funciones semanales al palo.
-¿Qué más sacrificaste por este personaje?
-Dejé de jugar al fútbol porque tengo que cuidar el cuerpo. En el último partido nadie me marcaba y mi socio dijo “no lo toquen que 80 familias dependen de él”. Ahí entendí que no puedo estar en el roce.
-¿Sentís la presión de tener 80 familias a tu cargo?
-No. Siento mucha felicidad. Porque no estoy solo, tengo socios. Son dos productoras unidas, RGB y Preludio. Yo trato de que todos estén bien, que es lo más importante. Me gusta generar un ambiente donde se trabaje distendido y cómodo porque son muchas horas y tenemos que ser felices. Me da orgullo poder hacer mi propio camino como productor, que es muy difícil, y no traicionarme a mí mismo con mi forma de ser.
-¿Cómo surgió la amistad tan profunda con Lionel Messi?
-A ver… Yo me siento amigo, nos queremos mucho y siento que sí hemos vivido muchas cosas importantes. Me encantaría poder compartir más el día a día, porque por teléfono no es lo mismo. Pero se dio como cualquier amistad.
-Contanos sobre el primer encuentro con Leo.
-Fue en Nueva Jersey, en un partido de casualidad que nos encontramos. Él de más chico miraba mis programas y yo no podía creerlo. Nos dimos los teléfonos y se dio. Pero creo que después se dio energéticamente, porque él conoce mucha gente, pero se fue dando. A partir de la confianza que se fue dando en los años que nos conocemos que el vivió un montón de cosas impresionantes, lindas y fuertes, y yo también, algunas impresionantes, lindas, fuertes, y algunas malas… y él también, nos acompañamos. Los eventos muy importantes que compartimos hicieron esa unión. Vino a ver una obra de teatro, fui a presentar unos botines para él, comí en su casa varias veces, fui a su casamiento. Creo que vamos a hacernos muy, muy amigos cuando los dos tengamos más tiempo.
Video y edición: Fernando Halperín.