Con La odisea de los giles ya en la pantalla grande y la satisfacción del deber cumplido, Ciudad charló con Sebastián Borensztein, director del film.
La historia se basa en lo que ocurre cuando un grupo de vecinos de una localidad bonaerense descubre que perdieron todos los ahorros en una estafa en el año 2001. Liderados por Fermín Perlassi (Ricardo Darín), se organizan y arman un plan para recuperar lo que les pertenece.
-¿Cómo te sentiste rodando la peli?
-Me sentí muy bien. Es una gran satisfacción sentir que uno tiene algo lindo para mostrar, que está cuidado, elaborado y a la gente le pueda gustar.
-Da la sensación de que es una película llena de detalles, ¿cómo hiciste para lograr esa cohesión entre todos los personajes, locaciones y situaciones?
-Se pensó mucho y se trabajó mucho. Se trabajó pensando en cada actor como un capítulo, en cada lugar como un capítulo y en poder sacar el máximo provecho posible a nivel imágenes. La suma de detalles hace que termine saliendo algo muy cuidado. Fue arduo porque son muchos actores, muchos personajes, muchas locaciones. Fueron 9 semanas de rodaje en distintas localidades del Interior, a cielo abierto, con lo que te ofrece la naturaleza.
-A propósito de eso, en la historia hay una noche muy particular en la que los personajes esperan que llegue una tormenta, ¿fue real o tuvieron que simularla?
-¡La tormenta real la tuvimos cuando no la necesitábamos! Y tuvimos que capearla. La famosa tormenta de la noche de la que vos hablás fue una semana nocturna de rodajes en el medio del campo y la armamos nosotros, con torres de agua, embarrados hasta las rodillas, pero con la comida adecuada y bien cuidados. Eso nos permitió estar enfocados. Porque el hecho en sí de los lugares de rodaje ofrecía muchas asperezas, rodamos mucho tiempo en el medio del campo, al rayo del sol, a veces con frío.
-¿Cómo fue el trabajo de adaptación del guión con Eduardo Sacheri, autor de la novela La noche de la usina, en la que está basada la película?
-Fue un trabajo intenso y largo porque no es fácil adaptar una novela y adaptarla con su autor original, tiene que hacer muchos "duelos". Cuando uno escribe una novela, está solo con su lápiz y su alma. En el cine hay una inversión muy grande y lo que muchas veces se sostiene maravillosamente en una novela porque está muy bien escrito, en el cine no se sostiene. Entonces hay que sacarlo o reemplazarlo o crear cosas que no estaban en la novela. Y eso siempre es una discusión. Pero ahí está el resultado en la pantalla grande.
-¿Cuáles son los principales cambios que nos podés marcar entre la novela y la película?
-La estructura de la novela y la película es totalmente distinta. Por ejemplo, en la novela el plan de los personajes está oculto. Y eso se logra porque Sacheri escribe muy bien. Entonces te puede endulzar la lectura llevándote por otros lados mientras va "contrabandeando" para llegar al plan. En el cine eso es insostenible porque no tenés las palabras. Nosotros tuvimos que hacer el camino inverso: contar de qué se trataba el plan y que el suspenso pase por si lo van a llevar a cabo o no o cómo lo van a llevar a cabo. Por otro lado, hubo que adaptar cómo se llega a lo que se llega al final, porque no podíamos trasladarlo tal cual estaba en la novela. No puedo spoilear. Y por otro lado, hay personajes que tuvieron que adquirir algo distinto para romper cierta linealidad que en la novela se sostiene con la pluma maestra de Sacheri, pero en el cine eso no pasa. Me estoy refiriendo puntualmente al personaje de Florencia (Ailín Zaninovich).
-¿Por qué transformaron en mujer al personaje de Rita Cortese?
-Porque nos parecía que había pocos personajes femeninos y sumando a Rita más el personaje de Verónica Llinás (Lidia Perlassi) y el de Ailín, tenemos tres roles femeninos muy poderosos y muy determinantes ahora en la historia.
-También cambia el narrador.
-Claro. Ese es otro de los cambios importantes. El narrador es el escritor en la novela. Es omnipresente y cuenta desde un personaje y desde el otro. En cambio en la película, el narrador es uno solo y es Perlassi (Darín), quien cuenta la historia desde su punto de vista. Hoy uno mira el trabajo final y parece fácil, pero fue muy complejo.
-¿Tenés muchas expectativas ya con la película estrenada en los cines?
-No. Mi expectativa está siempre en el momento en que estoy haciendo las cosas. Es como una "batalla contra mí mismo". Así que cada día de rodaje lo tomo así. Ahí pongo la expectativa y después en montar, editar y todo. Ahora, qué va a pasar después, no tengo la más mínima idea. Ojalá que vaya bárbaro, pero trato de no poner expectativas porque las mías, en lo que se refiere a la realización, están cumplidas.