El Puma espera al equipo de Ciudad.com en coqueto restaurante... vegetariano. Divertida paradoja al margen, la explicación es una obviedad: en el primer piso del reducto palermitano, quien nos espera no es otro que él, José Luis Rodríguez (72). El reconocido artista, que supo ganarse el cariño de miles de fanáticos a lo largo de todo el mundo y que, con una caballerosidad casi en extinción, aguarda a que se encienda la luz roja del grabador para empezar a hablar. Mientras, aprovecha para degustar un plato preparado especialmente a su gusto: “Cuando tienes que hacer varias cosas, hay que hacerlas en simultáneo”, asegura, con su seductor tono venezolano.
"No anhelo el anonimato. A mi edad y en esta etapa es mucho más tranquilo y normal todo. Cuando tenía 30 años era complicado porque el público es efusivo: rompe, araña, quiere un pedazo de ti. A todos nos pasa, todos hemos pasado por ahí. Hasta que llega un punto en que el público crece contigo y te siguen queriendo y admirando con otro tipo de amor".
La amplia trayectoria que posee y los éxitos con los que enamoró a su público, se traducen en pedidos de fotos y besos a los que accede encantando. Una cosa es segura, al Puma no le molesta la fama: “No anhelo el anonimato. A mi edad y en esta etapa es mucho más tranquilo y normal todo. Cuando tenía 30 años era complicado porque el público es efusivo: rompe, araña, quiere un pedazo de ti. A todos nos pasa, todos hemos pasado por ahí. Hasta que llega un punto en que el público crece contigo y te siguen queriendo y admirando, pero es otro tipo de amor, más tranquilo. Yo quise ser famoso, el artista cuando comienza lucha por darse a conocer . Y cuando llega, lucha por pasar desapercibido, no es lógico. Asumo la responsabilidad que yo mismo he creado”, manifiesta, consciente de ser parte de los pocos que lograron ser tocados por una varita mágica.
El Puma se prepara para realizar un imperdible show el próximo 11 de julio, en el Gran Rex y en territorio querido: “Me encanta Buenos Aires. Este es un país que admiro, quiero y respeto. Tengo un vínculo de amor realmente, acá tengo amigas y amigos".
Su presente lo instala en Argentina, donde se desempeña como jurado de lujo en Elegidos, el ciclo que se transmite los martes y jueves por Telefe. Además, tendrá la oportunidad de recorrer varios puntos del país en el marco de una gira con la que celebra sus más de 50 años de carrera musical, y que incluye un Gran Rex el 11 de julio: “Me encanta Buenos Aires. Este es un país que admiro, quiero y respeto. Tengo un vínculo de amor realmente, acá tengo amigas y amigos. La amistad es un sentimiento que no te exige nada, perdura a través de la distancia, no necesitas seguridad ni constancia, ni permanencia física, tu sabes que está ahí. Que hay un amigo, un hermano. A veces ni la comunicación hace falta. Pueden pasar 20 años y que la amistad esté intacta, siempre y cuando no sea sobornada, chantajeada, no perturbe ni moleste. Es lo que queda a través de la vida, los que no hacen amigos en la juventud o cuando llega a cierta edad, es muy difícil hacerlos, porque la amistad se cultiva a través de los años y el tiempo. Y ahora tengo la posibilidad de visitar sitios a los que no he ido y volver a estar en otros por los que ya pasé. Y lo bueno es que la gente que no me ha visto todavía, me podrá ver en esta ocasión y escucharme cantar mis éxitos. La gente no quiere otra cosa que no sean los clásicos, no hay que sacrificar un espectáculo con una canción desconocida, para nada".
Esa clara devoción por subirse a un escenario, es un deseo que se le despertó a muy temprana edad. “Desde pequeño me veía frente a la multitud, no sabía si era hablando o cantando. Descubrí que era cantando cuando empecé a ir ver las películas de Elvis Presley, de Gardel. Ahí dije ‘yo quiero hacer eso’ y se empezó a desarrollar mi vocación”, cuenta.
-Si no hubieses sido cantante, ¿qué te habría gustado ser?
-Servidor público, que es diferente a ser político. Porque me gusta todo lo relacionado con el ser humano, con la gente. Lo que hago, lo que hacemos los cantantes y los músicos de todo el mundo, es entretener, divertir. El público se desahoga a través de la música. Hay válvulas de escape como el deporte, la música y el arte. Esas son las válvulas de escape en las sociedades. Tú le quitas eso a la sociedad, y hay suicidios colectivos. Me siento útil haciendo lo que hago.
-En ese afán de divertir, debe ser difícil transmitir tanta energía cuando, en lo personal, se viven días en los que el estado anímico no es el más óptimo. ¿Cómo manejas esas situaciones?
-A la gente no le importa ni le interesa tu sufrimiento interior o físico. La gente quiere ver lo que tú les vendiste: un artista que lleva sus canciones, amor, fe, esperanza, cariño y optimismo; eso es lo que quieren ver. Lo que tú vendes implica desconectarse internamente por lo menos dos horas o más. Yo lo hago, aprendí a hacerlo con el tiempo. Antes llevaba mis problemas al escenario: era serio, retraído, introvertido hasta que tuve que cortar con eso. En ese momento dije 'o el artista o el hombre'. Y elegí el artista, punto. Me desconecté. Antes de salir al escenario no pienso en nada, mi cábala es únicamente estar solo. Me gusta eso, estar conmigo mismo, dentro de mí.
"A mis compañeros de Elegidos los quiero mucho, los admiro, los respeto. Nos llevamos muy bien. Todo lo que pasa es espontáneo, no hay nada prefabricado y nos queremos realmente, Dios quiera que siga así por siempre".
-¿Y te queda tiempo para hacer otras cosas que te gustan?
-Todo se puede hacer, hay tiempo para todo. Nadie es nada 24 horas al día. Haces lo que tienes que hacer en cada momento determinado y le prestas atención a eso que estás haciendo en el aquí y ahora. No piensas en lo que tienes que hacer mañana sino el que estoy haciendo hoy, ahora, en este momento. Eso de que estoy muy agotado no existe. A veces duermo 6 horas, otras 8 o 4 o 3. Hay que dar una actitud mental, si tú le pasas a tu cuerpo que estás enfermo, mentalmente lo va a estar.
-¿Cómo te manejás con el dinero, sos cuidadoso o te permitís darte todos los gustos?
-Al principio te llenas de cosas innecesarias. Lo que pasa es que en esta profesión se usa mucho el vestuario y eso lo tienes que ir cambiando, renovando, no puedes usar lo mismo. A mí la ropa me dura 10 años, pero tienes que ir renovando. En eso sí gasto, pero no por la vanidad. No soy coleccionista de relojes, es más, ni uso. Tengo un celular que me da la hora. Las joyas no me llaman la atención. Yo utilizo la ropa, no ella a mí. Mientras menos equipaje lleve en el alma, mejor. Lo único que llevo son muchos alimentos pero es mi comida, porque soy vegetariano y en eso soy muy cuidadoso.
-Cuando se apagan las luces de la TV o se cierra el telón, ¿cómo logras desconectar y dejar el personaje para volver a ser la persona?
-Me hace desconectar la realidad. Miro televisión, miro de todo. Ese aparato cuadrado te puede informar, entretener, ilustrar, enseñar, guiar. Todo lo puedes ver, aunque no todo te alimenta. Cuando siento que estoy perdiendo el tiempo con algo, lo cambio inmediatamente. Busco nutrirme, aunque sea con la televisión. Hago mucho zapping. Veo el Bailando y me gusta. Es un programa muy difícil para el jurado y para los participantes. A veces vale más la previa que ellos mismos. Tampoco me gusta polemizar... Pero si me llegara una propuesta para estar ahí, no diría que no porque nunca digo no, porque me adapto a cualquier situación. Soy como el agua, me adapto a cualquier recipiente. También veo Casados con hijos todavía, todos los programas políticos, informativos, National Geographic, History Channel.
-Y por supuesto Elegidos, uno de los realities más famosos de Telefe. ¿Cómo te llevas con el resto del jurado (Axel, Soledad Pastorutti, Juliana Gattas y Ale Sergi, del grupo Miranda!)?
-A mis compañeros los quiero mucho, los admiro y respeto. Nos llevamos muy bien. Todo lo que pasa es espontáneo, no hay nada prefabricado y nos queremos realmente, Dios quiera que siga así por siempre.
"Veo el Bailando y me gusta. Es un programa muy difícil para el jurado y para los participantes. A veces vale más la previa que ellos mismos. Tampoco me gusta polemizar... Pero si me llegara una propuesta para estar ahí, no diría que no porque nunca digo no, porque me adapto a cualquier situación".
-¿Qué tiene que tener un participante para que te guste?
-Juzgo lo que oigo y lo que veo, no hay nada preparado y cada quien mira diferente. Yo miro la personalidad, el estilo, carisma, la voz, tonalidad: una cantidad de cosas. Es un formato muy dinámico que explota muy rápido. Y en cuanto al público, veo una sabiduría tremenda, ellos saben votar.
-En el ciclo también se ve un costado tuyo muy seductor, ¿cómo está tu corazón?
-Mi corazón está bien. Admiro la belleza, a la que es bonita se lo digo y a la que no es bonita no tengo por qué decirle o por qué mentirle. Toda mujer tiene algo bonito cuando es femenina. Piropear sanamente es grato para una mujer, incluso para un hombre. Te ayuda, te impulsa, te da confianza, es importante que cuando sientas algo lo digas y no te lo guardes. Yo me guardé muchos ‘te amo’ toda mi vida y dije no, ¿por qué? ¿Hasta cuándo? Me los guardé por tonterías, por prejuicios, pero ya no me los guardo más. Un 'te amo' es para una mujer, un hombre, un niño, un anciano, un perro. El amor no tiene edad ni tiene límites pero tiene muchísimos paréntesis y hay que transitarlos todos. Hoy no dudo para nada en decir lo que siento y, si una verdad hace daño, me la guardo. ¿Para qué decirla si no va a construir?
-¿Guardarte lo que sentís es tu mayor miedo?
-No. Mi mayor miedo es al dolor físico, no poder soportar eso (N. de la r.: el año pasado fue diagnosticado con fibromatosis pulmonar), si es que acaso me acontece, pero sé que no va a suceder. Pero no le tengo miedo a la muerte, porque la muerte es un segundo. En cambio, la persona que se enferma, que tiene una enfermedad larga de varios meses, es duro. Hay dolor físico, hay sufrimiento. Hay despegues que son muy rápidos y son una bendición en verdad. Uno le teme a lo desconocido. Yo tengo fe que me voy a encontrar con mis seres queridos, con Dios. De eso se trata la fe, mi fe, y la de millones de cristianos.
"Mi mayor miedo es al dolor físico, no poder soportar eso, si es que acaso me acontece, pero sé que no va a suceder".
-Hablando de tus seres queridos, ¿tuviste el apoyo de tus padres desde que decidiste convertirte en artista?
-Mi mamá me apoyó siempre, toda la vida. Mi madre fue padre y madre para mí, porque a mi papá lo perdí a los 6 años. Lo que soy se lo debo a ella.
-Contaste con la aprobación para comenzar a recorrer tu camino, obtuviste el reconocimiento y el amor del público, trabajas de lo que te gusta. ¿Hay alguna asignatura pendiente que te quede por cumplir?
-La parte más difícil, el mantenimiento de ese amor. El amor nace y va creciendo con el tiempo, tanto el amor como el odio dejan de existir si no tienen alimento. Si no alimentas el odio, se muere. Con el amor pasa igual, hay que alimentarlo y no dejarlo enfriar, que la relación sea público-cantor, cantor-público. Ese siempre es el gran desafío.
Como bonus track, el Puma Rodríguez nos regaló un ping-pong en el que opinó sobre todos los miembros del jurado de Elegidos y de Marley, el conductor:
¡Para agendar!
Las fechas y lugares donde se presentará el Puma:
3 de JULIO / Club Atlético Adelante - Reconquista, Santa Fe
4 de JULIO / Domo del Centenario - Resistencia, Chaco
11 de JULIO / GRAN REX, Buenos Aires
17 de JULIO / City Center, Rosario
18 de JULIO / Trelew
24 de JULIO / Estadio Delmi - Salta
25 de JULIO / Centro de Convenciones Hotel Sheraton, Tucumán