Harry (34) es un príncipe con códigos y, antes que el protocolo, lo guía el amor hacia su esposa: Meghan Markle (37). Así lo hizo notar en el banquete de bienvenida con el que la reina Isabel II recibió a Donald Trump (72) y su esposa Melania (49), durante el cual se encargó de no cruzarse en ningún momento con el presidente norteamericano.
Sin la compañía de su mujer, que está de licencia por maternidad, el hijo de Lady Di, se pasó la velada en el Palacio de Buckingham charlando con Ivanka Trump (37), hija y asesora del mandatario, y su marido, Jared Kushner (38).
Es que, días antes llegar al Reino Unido, Trump llamó “nasty” (desagradable) a Meghan Markle, por los comentarios que la exactriz había hecho en su contra cuando éste estaba en carrera para ganar la presidencia. Y a pesar de que luego se desdijo y culpó a los medios de comunicación por haberlo inventado todo, un audio que divulgó la prensa lo dejó expuesto.
Este comentario poco afortunado sobre Markle no es el único que tuvo Trump para sus anfitriones ingleses: días atrás describió en Twitter al alcalde de Londres, Sadiq Khan, como “fracasado total”.
Fuerte...
Ciudad