Nicolás Riera cuenta que tenía 14 años cuando se animó a entrar por primera vez al mar con una tabla. Fue en unas vacaciones en el sur de Brasil con su familia. “A mí siempre me habían llamado la atención los deportes extremos y veía videos de surf. Por eso, cuando llegamos a la playa de Joaquina y vi semejantes olas y muchos surfistas, decidí alquilarme una tabla”, detalla el actor, aunque sin evitar aclarar lo difícil que fue esa primera experiencia. “Me costó, estuve mucho tiempo para pasar la rompiente, pero recuerdo bien cómo fue cuando me agarré mi primera ola, una sensación rara, distinta, que ya nunca quise abandonar”, explica el exgalán de Las Estrellas. Ahora, 18 años después, se da el lujo de poder meterse al agua con el mejor surfista argentino. Riera, que lució su físico y destreza, se encontró de casualidad con Santiago Muñiz, rider estrella de la marca Quiksilver, y ambos decidieron encontrarse a la mañana siguiente en la playa El Pepe para divertirse.
“Me costó, estuve mucho tiempo para pasar la rompiente, pero recuerdo bien cómo fue cuando me agarré mi primera ola, una sensación rara, distinta, que ya nunca quise abandonar”, explica el exgalán de Las Estrellas.
“Hubo olas chiquitas pero me sirvió porque no venía surfeando y no quedé tan mal al lado de Santi. Meterme con él fue un privilegio, toda una experiencia… En los videos lo notás pero en al agua más. Te das cuenta de su velocidad y cómo le saca agua a las piedras. Hoy, en un día de apenas olitas, saltó, giró y tiró un 360°. Un animal. Yo, en cambio, parecía que tenía una mochila puesta”, dice cuando se compara con este marplatense de 25 años que fue campeón mundial ISA a los 18 años y ha sido en los últimos años el compatriota que más cerca estuvo de meterse en la elite del surf (el Championship Tour reúne a los 32 mejores del mundo). “Me encantó conocer a Nico, una persona linda, con un corazón sencillo y que ama el surf como yo. Hablamos mucho, yo le pregunté de actuación y él, de surf. Son dos mundos distintos, pero re copados. Lo bueno de él es que puede surfar muy bien, yo en la actuación se me complicaría…”, dice Santi mientras suelta una carcajada.
Riera cuenta que el surf es tan importante como hobbie que, cuando las vacaciones son en la playa, “elijo sólo lugares con olas”. Informa que ha viajado mucho, incluso con amigos y fuera del país, para probar otras olas. “Fui mucho a Brasil, también a Ecuador, Costa Rica y California. Incluso llegué a surfear en Galápagos al lado de las tortugas”, detalla. Santi, ante el pedido de recomendación de Nico, le aconsejó ir a Australia o Hawaii. “Es posible que alguno de los dos sea su próximo destino”, asegura el protagonista de la telenovela más exitosa del 2017, que además practica wakeboard y skate durante el año en Buenos Aires.
“Me hubiese gustado ser surfista profesional, como Santi, pero vivo lejos del mar”.
Tacho, como le dicen desde aquel primer gran éxito de Casi Angeles (así se apodaba su personaje), asegura que lo que más lo atrapa del surf “es la simpleza. Estás vos, el agua y la tabla. Y deslizarse por el agua en movimiento es mágico, simplemente”. Igual, cuando se le pide una comparación, asegura que “me gusta más actuar que surfear. Es la pasión de mi vida y, sobre todo, lo que mejor me sale. Hoy el surf es un hobbie, lo tomo más como una compañía, como un deporte que me permite renovarme. Después de dos horas en el agua salgo con las pilas recargadas”, expresa quien este año producirá y protagonizará una película basada en el libro Las Reglas del Boxeador de su hermana Jazmín.
Cuando sale del agua lo confiesa: “Me hubiese gustado ser surfista profesional, como Santi, pero vivo lejos del mar”, dice entre sonrisas. Pero, al menos, durante dos horas, se dio el lujo de codearse con lo que le hubiese gustado ser. “Lo disfrute mucho”, dice mientras choca la mano y los nudillos con Santi. De profesiones distintas, pero la misma esencia y la misma pasión, el surf.