Mujer de cine, televisión, moda y música, Natalia Oreiro (41) transita la maternidad preservando a su hijo, Atahualpa (7), fruto de sus 18 años de amor con Ricardo Mollo (61), lejos de la exposición y con una crianza más afín a lo tradicional, sin exceso de tecnología, redes sociales ni juegos virtuales.
"Ata no juega con el teléfono ni me lo pide. Le interesa más su taller de carpintería o aprender a andar a caballo. ¿Si mira televisión? Sólo documentales".
"Ata es un niño hermoso. Físicamente es muy parecido a mí, pero tiene la personalidad de su papá", dijo la actriz en la revista Caras, dejando asomar un poquito la esencia de su niño.
Luego detalló la especial conexión que tiene el líder de Divididos con su hijo y el modo constructivo en el que comparten sus días de juegos: "A Ata le apasiona todo lo que es manual, él tiene con su papá un pequeño taller de carpintería en la casa. También va a un taller de arte a pintar, a hacer lo que le gusta. Con el papá hacen guitarras... tienen una conexión maravillosa. Ricardo está mucho con Ata y se disfrutan".
En consonancia con sus palabras, y sin desmerecer ningún modo de crianza, Oreiro agregó: "Una vez leí una leyenda que me gustó mucho. Una madre le dice a su hijo: ‘Ten cuidado por dónde caminas’. Y el hijo le responde: ‘No te olvides que yo sigo tus pasos’. Ata no juega con el teléfono ni me lo pide. Porque le damos otras opciones que le interesan mucho más, su taller de carpintería, por ejemplo, o aprender a andar a caballo. Yo no digo que mi camino es el que vale. Es el que intento construir. No es que dejo a mi hijo fuera de la tecnología, sólo elijo que mi hijo elija oficios en lugar de computación. No está ni bien ni mal. Es mi realidad. ¿Si mira televisión? Sólo documentales".