El traje de heroína le calza justo a Nancy Dupláa (51). Esta vez será como Roberta Candia, la fiscal penal federal que debe resistir las presiones y aferrarse a su estricto sentido de Justicia para esclarecer el magnicidio que se da en El Reino, la nueva producción original de Netflix con elenco, dirección y guión ciento por ciento argentino.
El lanzamiento mundial de la ficción alegra a la actriz pero, fiel a sí misma, no se marea con la posibilidad de que la exposición le abra puertas en mercados internacionales. “Siempre fui de metas cortas” afirma en su mano a mano vía Zoom con Ciudad.
El Reino cuenta la historia del pastor evangélico Emilio Vázquez Pena (Diego Peretti), candidato a vicepresidente de la República Argentina, cuyo compañero de fórmula, Armando Badajoz (Daniel Kuzniecka), es asesinado en el acto de cierre de campaña. Crimen que la fiscal Candia debe investigar, y las pistas la irán guiando a profundizar sobre los espurios vínculos entre política, religión, negocios e intereses.
“Son temas muy profundos, que salen desde lo más profundo de nosotros, y en mi caso no poder decirlo me pone muy nerviosa, me lleva a extremos a veces”, reflexiona Nancy entre risas pícaras.
-¿Cómo te sentiste en el rol de fiscal?
-Para mí fue un tema un poco conocido porque vengo de hacer series policiales. SI bien esto es un thriller más político, vengo con cierta experiencia desde ahí. Es un mundo que sin pisarlo lo conozco. Esa impronta y energía, y llego con ese plus. No me sorprendió tanto el universo, y supe que estaba a la altura de las circunstancias para poder hacerlo.
-¿Necesitaste cierta preparación especial para personificar a Roberta Candia?
-Claro. Porque después se agrega todo lo que tiene que ver con la fiscalía en sí, todo el laburo que hace un fiscal, la investigación y todo eso, me tuve que meter un poco más. Pero la verdad es que el personaje me quedó bastante cómodo.
-¿Tenés expectativas de que se te abran posibilidades de trabajar en otros mercados a raíz de esta producción?
-La verdad es que en lo personal soy bastante aburrida. No tengo esas expectativas de que me convoquen para trabajar al extranjero. Ya no. Me quedo tranquila de trabajar acá. Siempre fui de metas cortas, no soy muy glamorosa en mi respuesta. Sí es muy flashero que la ficción recorra tantos países, se instale. Cuando una persona ve una ficción, un tema determinado, uno hace trabajar al espectador, y lo hace creer. Desde ese lugar me encanta que viaje por tanto lados.
"No tengo expectativas de que me convoquen para trabajar al extranjero. Ya no. Me quedo tranquila de trabajar acá. Siempre fui de metas cortas, no soy muy glamorosa en mi respuesta".
-¿Estás orgullosa del elenco que integraste?
-Me encanta que vean nuestra ficha técnica y actores argentinos, porque la verdad es que cuando vi el capítulo flashée con eso. Con ver tantas caras conocidas. Bueno, en lo personal a Joaquín Furriel lo quiero un montón, somos amigos, también con Mercedes Morán. Hay gente que para mí tiene un plus. Ver tantos actores argentinos haciendo esos muñecos, en el buen sentido de la palabra, fue hermoso. Y mi expectativa es desde ahí.
-La trama podría asimilarse más a la realidad brasileña, dada la influencia del evangelismo el Congreso y el ascenso de Jair Bolsonaro tras el intento de asesinato en plena campaña. ¿Creés que la historia podría darse en la política argentina?
-Yo no lo sentí tan irreconocible dentro de la Argentina, porque es un mundo que uno no pisa, no conoce. Pero uno sabe que ese fervor se mueve. El estímulo que mueve a la gente es el fervor, y la gente logra estar bien porque va y, en general, son muy necesitados afectiva y emocionalmente. Ahí encuentra un fervor que linda con el extremo. Son lugares extremos desde donde se manejan consciencias.
-O sea que lo identificás el fenómeno religioso con ejemplos concretos…
-Yo creo que acá hay un montón. Si se fijan, les dan muchos en la televisión de aire a estos evangelistas para que están en horarios importantes, a la noche una hora. Qué se yo, son creencias, son formas. Pero en la ficción se mezclan dos temas que son muy álgidos, política y religión, que no se pueden hablar en las mesas familiares. Sobre todo, quienes pensamos distinto.
-Lo sabés mejor que nadie…
-Política y religión son temas muy profundos que salen desde lo más profundo de nosotros. En mi caso no poder hablarlo me pone muy nerviosa, me lleva a extremos a veces. Son dos temas fuertes, que se dan la mano y que de alguna forma todavía están vinculados más allá de la evolución.