Decidieron poner punto final a su relación amorosa, y Celeste Cid y Michel Noher mantienen una excelente relación por Antón, el hijo de 3 años y medio que tienen en común.
Sin tapujos a la hora de contar cómo es la intimidad con su pequeño, el actor respondió todas las preguntas de Juan Etchegoyen, el periodista que conduce Mitre Live por radio Mitre: "Yo soy hijo de padres separados, tengo la vivencia de su lado y no hay nada que un hijo pueda sufrir más que la desavenencia de sus padres. Puede ocurrir con una separación o en el día a día de una casa. Quizás nuestro objetivo sea siempre ofrecerle el mejor espacio para desarrollarse él. Incluso quizás tenga que ver con eso la separación y todo. Uno aprende equivocándose sin parar".
Además, dejó en claro que la comunicación con la madre de su niño es permanente: "Yo creo que Antón nos va a putear por otras cosas. No creo que sea realista esta cosa del hijo agradecido. Me parece que vale la pena intentar desde lo que uno cree en este momento, dar lo mejor. Quizás el día de mañana nos damos cuenta que lo que pensábamos que era mejor no lo era. Todo el tiempo estoy en contacto con Celeste. Lo dejo en la casa y a las dos horas le estoy preguntando cómo está el enano, nada, la crianza de un hijo".
"Todo el tiempo estoy en contacto con Celeste. Lo dejo en la casa y a las dos horas le estoy preguntando cómo está el enano, nada, la crianza de un hijo".
"Es verdad que yo lo doy por hecho porque me parece lo más normal. Hay muchas circunstancias distintas y tantos chicos que crecen sin su padre o sin su madre. Pero bueno. Los dos estamos presentes y tenemos ganas de brindarle lo mejor a Antón. Mucho tiene que ver eso con estar en contacto entre nosotros y pensar en su educación. Y más en este momento que la educación está al 100% en nuestras manos. Que no podemos delegar ni en su niñera ni en el jardín ni en nada. Estamos con la camiseta puesta", continuó.
Y sobre cómo divide sus responsabilidades laborales en plena crianza de Antón, subrayó: "Esa idea de que estoy haciendo algo mientras estoy con él no existe. Estoy con él. Esa es la tarea. A lo sumo tengo un respiro mientras estoy cocinando, ahí hay un momento mientras mira dibujos. Las notas las organizo para los días que estoy sin él porque es imposible si no. Él tiene tres años y medio. Qué droga es ver a tu hijo feliz. Me hace bien y no tiene ningún efecto colateral".
"Un hijo sin duda nos lleva a repensarnos todo el tiempo. A ver qué cosas estamos haciendo bien. Son esponjas. Es muy divertido y muy desgastante también. Cuando lo dejo con la madre, respiro y desconecto el teléfono".
"Un hijo sin duda nos lleva a repensarnos todo el tiempo. A ver qué cosas estamos haciendo bien. Son esponjas. Es muy divertido y muy desgastante también. Cuando lo dejo con la madre, respiro y desconecto el teléfono. No quiero hablar con nadie. No para de hablar y de inventar cosas. Nos divertimos, peleamos y gritamos. Yo lo que quisiera es que sea feliz, pasa que decir eso quizás es más presión que decir que se dedique a una cosa o a la otra. Es un montón decir que sos feliz. Que vaya eligiendo y tenga la posibilidad de equivocarse y cambiar. No sabemos en qué mundo va a crecer. En el mundo que le toque que pueda crecer de la mejor manera. Aprender desde la alegría y no desde el sufrimiento. Se puede aprender desde el placer, supongo", cerró.