"La llegada de Rocco a nuestras vidas fue como mágica", cuenta Marcelo Iripino (50) ante la ¡atentísima! mirada de Rocco, su bichón habanero. Ambos comparten el sillón de su bella y ordenada casa del barrio de Caballito.
El coreógrafo, que trabajó junto a los más reconocidos artistas argentinos y brilló junto a Susana Giménez, recibió a Ciudad en el marco de #Bicheros, la sección más tierna de este sitio.
En pareja desde hace 30 años con Marcelo Frezzia, con quien comparte su hogar, reconoce: "Cuando lo trajimos a Rocco en el auto nos pusimos a llorar como locos porque nos hizo acordar mucho a nuestra perra golden que habíamos perdido hacía muy poquito".
-¿Cómo se decidieron a tener otro perro tras la pérdida?
-Estábamos en ese típico momento que nos pasa a todos después de algo así diciendo "perro, no, nunca más". Pero también es cierto que tanto mi marido como yo somos amantes de los perros. Y un amigo nos preguntó si conocíamos a los bichón habanero, que son unos perros cubanos. No teníamos ni idea.
-¿Cómo fue el encuentro con Rocco?
-Fuimos a verlo y pasó algo mágico. Vinieron 20 a saludarnos, ladrando y él era el único que no venía y estaba parado solo atrás. Entonces le pregunté a la señora si le pasaba algo y me dijo que no, que él era así que no estaba con sus hermanos, que se ponía abajo de una mesa. Ahí fue que le pregunté si lo podía agarrar y seguí el consejo de un veterinario que me dijo que cuando alce a un perro lo ponga a mi altura y si no se movía tanto quiere decir que su temperamento va a ser tranquilo. Lo agarré así y se quedó como "colgadito". Cuando lo bajamos, le dio toda una vuelta alrededor del pie a mi marido y le apoyó la cabeza y de ahí no se movió. Lo miré a Marcelo y le dije "es este, ya está".
-Lo vemos sentadito al lado tuyo, súper compañero, tranquilo como bien contaste, ¿qué sentís al tenerlo con vos?
-Yo siempre digo que es como un corazón más que tenés. Te reciben, entienden, saben, te acompañan. Tanto Marcelo como yo creo que no podemos vivir sin ellos. Son amor puro.
-¿Hacen colecho?
-Mirá, por empezar te cuento que nosotros con Marcelo dormimos separados. Hace mucho tiempo nos manejamos así. Yo tengo mi actividad y quizás me quedo despierto hasta las 5 de la mañana con la computadora y a lo mejor la otra persona no tiene por qué aguantarse eso. No es fácil tomar esa decisión y nosotros la tomamos hace algunos años. ¿El gordo? Duerme conmigo. Tiene su cucha ahí al lado y se queda.
-Te notamos especialmente relajado y tranquilo, ¿qué cambió en tu vida en este tiempo?
-Hace un año y medio me agarró una bacteria en el pulmón y estuve internado veintipico de días, me tuvieron que operar de urgencia. No podía respirar y vi a nuestra perra golden y a nuestra gata y sentí que ya me tenía que ir, que era mi momento. Sentí la muerte. Me agarró una gran angustia. La vida te da golpes y tenés que empezar a disfrutar y pensar en cosas importantes. Nuestro ambiente es tan frívolo y no es así la vida. Por eso me pasó lo que me pasó. Y a partir de ahora disfruto mucho más la vida. Quiero vivir en paz y dignamente.