El reloj marca las 9 de la mañana y el cielo todavía parece una manta gris que cubre todo. "Toqué al lado, dije que venía a hacer una producción de fotos y me contestaron que era una clínica de rehabilitación": así irrumpe Luz Cipriota (32) y un poco quiebra la solemnidad que suele desplegarse en la previa a la intensidad de una sesión de fotos con cambios de look, fotógrafo, videos, profesionales de maquillaje y el pelo. Pide que “hagan maravillas” con su cara y su cabellera corta y oscura, pero no las necesita.
"Para el papel de El Maestro aprendí a usar zapatillas de punta en un día. Nunca había tenido todo el peso del cuerpo en los pies. Terminé con los dedos sangrando y sigo renga".
La claridad entra por la ventana y se vislumbra en su rostro la plenitud que le trae su papel en El Maestro, el unitario de eltrece donde encarna a una bailarina de ballet que sufre desordenes alimenticios y está en pareja con el personaje de Inés Estévez (52). Final para el shooting fotográfico, Luz se presta para una charla descontracturada con Ciudad Magazine mientras come una medialuna con un jugo de naranja que le acercan en el coqueto petit hotel. Divertida, comenta todo lo que tuvo que hacer para conseguir ese personaje soñado, irradiendo ¡valga la redundancia! toda su luz...
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-¿Qué tuviste que hacer para componer en El Maestro a tu personaje de Bianca?
-Me enteré que estaban buscando una actriz que bailara en puntas por un llamado de Diego Farrell, mi representante. "Me acuerdo Luz que sos gimnasta, pero ¿bailás ballet?". Yo nunca lo había hecho, pero querían en Pol-ka probarme al día siguiente. "¡Deciles que bailo en puntas!", terminé gritando y aprendí en una tarde (risas). Llamé a Emanuel Abruzzo, un amigo que es primer bailarín del Colón, y le digo "con toda sinceridad, ¿cuántas chances hay de que yo para mañana pueda hacer una coreografía en puntas?". ¡Y entró en estado de pánico! Me preguntó cuánto calzaba, que le mande una foto de mis pies, me consiguió las puntas y me dijo que pasaba ese día por mi casa para hacer la coreo. ¡No pudo ser más sol!
"Tuve que dejar la pizza, las hamburguesas y comer equilibrado para sentirme una bailarina que tiene una dieta sana y está obsesiva con la comida".
-¿Cómo fue la experiencia de las zapatillas de punta? ¿Terminaste con los pies sangrando como les pasa a las bailarinas profesionales?
-El que inventó eso era un masoquista total. ¿A quién se le ocurrió? (risas). Y cuando supe que solo las mujeres bailaban en puntas y que los hombres no, me pareció una cosa machista tremenda. Después descubrí que hubiera el ballet es un placer. Una disciplina que se arranca a los 5 años y para mí fue un sueño hacerlo a esta edad. Me pasó todo, ¡los pies no me daban más! Esto es algo que se hace paulatino y yo empecé doble turno con puntas... ¡y así quedé! Pero todo lo que sea expresar con el cuerpo me hace muy feliz.
"Cuando tengo tiempo estoy tomando clases de teatro, no estoy metida en un spa o haciéndome electrodos. Es lo que me nutre y lo que me hace artista".
- Te tocó encarnar a un personaje que además tiene desordenes alimenticios. ¿Cómo trabajaste ese aspecto?
- Por suerte de producción no me dijeron que querían que esté flaquísima, la idea era mostrar que ella va y viene con su peso, no mostrar la delgadez. Nunca hice dieta en mi vida, pero de todas formas yo necesitaba esa sensación de “quiero comer algo, pero no puedo porque mi disciplina no me lo permite”. Llamé a Ceci Bustamente, que fue mi entrenadora y es nutricionista, y le pedí un plan para comer sano. Por primera vez dejé la pizza, la hamburguesa y comí equilibrado aunque sea en esas semanas de preparación para sentirme una bailarina que tiene una dieta sana y es obsesiva con la comida. Empecé a pedir unas viandas además, porque yo cocinando tengo un cero y menos comida sana.
"Nuestro desafío con Inés fue generar una pareja que sea creíble. Sacarle ese morbo que todavía siguen teniendo la TV y el cine con dos chicas. Hacerlo algo cotidiano y creo que eso se logró".
-¿Sentiste en algún momento presión del medio en cuanto a tu físico, la obsesión por estar siempre joven, siempre bella?
-Yo trato de no engancharme con esa locura de la belleza y la juventud perfecta porque si vas por ahí se te complica. Mi foco no está en lo físico, sino en lo actoral, que es lo que me hace artista. Cuando tengo tiempo estoy tomando clases, no haciéndome electrodos. Después entiendo que yo trabajo con mi cuerpo y es importante, pero mi foco no está ahí. Quizás me preocupa un grano porque para la continuidad de algo que estoy filmando eso me mata. Si en una escena tengo un grano y en otra no, eso salta. En la danza hay algo muy estético, en estar siempre frente a un espejo, por ejemplo, pero yo no me obsesiono.
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-¿Cómo fluyó la química con Inés Estevez, con la que te tocó hacer pareja en la ficción?
-Fue un golazo desde el día cero. El día que me hicieron la prueba, tuve que hacer una escena con Inés. Teníamos que tener química, se tenía que sentir que éramos una pareja consolidada y desde un primer momento sentí algo como “¡qué amorosa que sos!”. Yo la admiraba como actriz, pero tenía mis reparos porque hay actrices que personalmente son tremendas. Y nada que ver. Lo mismo me pasó con Daniel Barone, el director. Hubo una química entre los tres que fue explosiva y siento que eso se ve. Nuestro objetivo era mostrar a dos chicas que son pareja desde hace mucho tiempo, sin el morbo de “ay, son dos chicas que se gustan y qué conflicto”. Ellas no tienen conflicto con eso, el tema lo tiene el resto porque les resulta fuerte o porque hay una diferencia de edad. Nuestro desafío fue que sea creíble. Todos tenemos amigos que salen con personas del mismo sexo, hace varios años que se pueden casar y la idea era sacarle ese morbo que todavía siguen teniendo la televisión y las películas. Hacerlo algo cotidiano y creo que eso se logró.
"Cuando me rapé la gente me ponía 'se volvió loca' y yo estaba feliz con hacer un personaje distinto. Obvio que después en mi casa, me miraba al espejo y decía 'soy un monstruo, parezco un pibe'".
-¿Cuál fue la recepción que tuviste?
-La gente le dio su aprobación. Aunque me vi la serie entera en 2 días, me gusta mirarla todos los miércoles y ver que es trending topic. Incluso ya hay cuentas con los nombres shippeados de las parejas, la mía con Inés es “Paulianca” por Paulina y Bianca. Y las chicas están muy fanáticas. Cada vez que sale algo de las dos, o un beso o lo que sea, lo suben a las redes y eso a mí me encanta. Es parte del juego.
"¡Cuando me rapé los hombres no se me acercaban!. Fue una época difícil. Estuvo bien ponerme a prueba, saber que si conocés a alguien y te gusta es por su personalidad y no por lo físico".
-¿Te avanzan las chicas ahora más que nunca?
-Se me están acercando mucho las mujeres y me divierte. Tiene mucho que ver con comprar lo que estamos haciendo. Así que es un “mirá, no, pero qué lindo que te la hayas creído”. La repercusión es bárbara.
-¿Cómo se compagina este producto con Soy Luna, un proyecto totalmente distinto, con otro público, con una historia muy diferente?
-Se dieron tres cosas muy distintas en poco tiempo. Soy Luna, con un público masivo mundialmente, con un personaje súper luminoso, y el desafío del patinaje artístico. Todos los niños aman a Tamara, mi rol, y de ahí me fui a Colombia a hacer 2091, una serie para Fox Latinoamerica, donde era una guerrera del futuro. Una psicópata total que mataba gente porque no distinguía la realidad de los videojuegos. Un delirio. Para eso me rapé el pelo, engordé, hice pesas. Ahí fue un quiebre enorme donde tenía que salir de ese personaje bueno para dar miedo.
"Estoy soltera y pareja estable no tengo desde hace unos años. Siempre estoy conociendo gente y no estoy cerrada al amor. Enamorarse no es algo que uno pueda buscar, pero sí uno puede permitir que suceda".
-Ese cambio de look fue muuuy radical.
- ¡Claro! La gente me ponía “¿que te hiciste?”, “se volvió loca”, “¿por qué se afean así?”. Yo estaba feliz con hacer un personaje que desde lo actoral no consista en mostrarme divina y angelical. Obvio que después cuando llegaba a mi casa, me miraba al espejo decía “soy un monstruo, parezco un pibe”. Cuando estaba con esa cresta blanca y rapada acá en Buenos Aires había gente que no sabía que era yo. Charlaba, me saludaban y después me mandaban un mensaje diciéndome “acabo de darme cuenta que eras vos, Luz”, “qué raro tu look”. Entonces sentía la necesidad -cada vez que saludaba a alguien- de decirle que era yo (risas). No sé si sentía que tenía que pedir perdón. Quizás uno ve a alguien con un look tan fuerte y pensás que tienen una personalidad de chica rara, dark. ¡Y yo soy todo lo contrario! Incluso los nenes chiquitos, que me siguen por Soy Luna, me miraban de costado.
"Soy muy apasionada con lo que hago y me gusta que la otra persona se apasione por lo que hace. Vivo la vida con esa intensidad".
-A la hora del coqueteo. ¿Qué reacción notabas de los hombres?
-¡No se paraban, directamente! (risas). Fue una época difícil. Quizás el que se acercaba esperando encontrar una dark, al segundo que me dijo “hola” se dio cuenta que no la iba a encontrar. En cambio una persona que buscaba una personalidad como la mía, directamente no se acercaba. Estuvo bien ponerme a prueba, me gustó la experiencia de que si conocés a alguien y te gusta es por su personalidad, y no porque simplemente le gustó lo físico.
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-¿Hubo resultados?
-De todo (risas). La verdad es que estoy soltera, pareja estable no tengo desde hace unos años. Me gusta vivir muchas vidas. Siempre estoy conociendo gente, no estoy cerrada al amor. El estar en pareja o el enamorarse no es algo que uno pueda buscar, pero sí uno puede permitir que suceda o que no. Estoy recontra abierta a conocer gente y también me encanta la vida en pareja.
"Nunca me metería en una app para conocer gente. Me parece raro ofrecerte en un book de posibilidades y me suena que son más para buscar el encuentro sexual. Me gusta conocer a la gente es situaciones reales, me parece menos forzado".
EL LADO B. Aunque Luz Cipriota tiene un magnetismo que ilumina, también llegan los nubarrones a la charla: "Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio (...) Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto". Lo dijo Julio Cortázar en su Rayuela y la actriz, que viene rompiéndola en producciones internacionales como Soy Luna o la serie de ciencia ficción 2091, se queja de aquellos que le piden que vaya “despacio” en cuestiones románticas. Dice que es “intensa” y a veces eso, como un átomo, puede generar electricidad e iluminar todo un pueblo. Otras veces, en cambio, puede desatar la guerra nuclear.
-¿Qué requisitos tiene que tener un hombre para conquistarte? La gente siempre piensa que las actrices salen con actores o con empresarios. ¿Podemos darle chances al chico del súper, al que trabaja en una oficina, a un arquitecto?
-No tengo un parámetro. Empresarios no me pasó nunca y los actores son los que uno termina conociendo porque a veces tenemos 12 horas de grabación. Es alguien que va a entender mejor tu trabajo, como que no aparezcas en todo el día o que salgas en la tele besando a otra persona. Quizás eso puede ser difícil de entender. No busco nada en particular. Lo único es que me de paz y me divierta.
-¿Es difícil encontrar una persona que te siga el ritmo?
-Las veces que tuve relaciones serias no tuve ese problema. Siento que cuando uno tiene ganas de estar con una persona, te acomodás. Tenés que resignar algunas cosas, o el otro tiene que hacerlo, pero de eso se trata estar en pareja. No creo que mi trabajo sea el que no me permita estar en pareja. Siempre hay tiempo para todo y el tiempo también uno se lo hace. Siento que tiene que aparecer esa persona con la que uno pueda compartir y eso sucede en todas las profesiones. Ya aparecerá. Yo soy muy apasionada con lo que hago y me gusta que la otra persona se apasione por lo que hace. Vivo la vida con esa intensidad. No tengo un parámetro del tipo “me gustan los rubios de tal altura”. Cero. De hecho, las personas con las que salí eran muy distintas físicamente y de profesiones. Lo importante va por dentro, alguien que me acompañe.
"Me enamoro y doy todo por esa persona. A veces puede jugar un poco en contra. Soy así, no me sale ir despacio. Si me enamoro, voy de cabeza y si me choco la cabeza contra la pared, me la pego".
-Viste que ahora están muy de moda las apps para conocer gente. ¿Las probaste, te dan curiosidad?
-Nooo, nunca. Me parece raro ofrecerte en un book de posibilidades, también porque me parece que esas redes sociales son más para buscar el encuentro sexual que otra cosa. Por supuesto que después puede pasar de todo, pero no lo necesito. Me gusta conocer a la gente en situaciones reales, me parece menos forzado. Si me encuentro con una persona que me mandó su foto y no me gustó su energía no sé que haría. ¡No me expondría a eso ni loca! Tampoco tuve una cita a ciegas, aunque sí me pasó que una amiga me presentara a una persona, pero en una situación de fiesta donde no estás obligada a estar con el tipo.
-¿Cómo sos cuando te enamorás?
-Me relajo, me gusta estar pensando en esa persona, en los detalles como comprarle el chocolate que le gusta o llevarlo a cenar al lugar que le encanta. Estoy pendiente de lo que necesita, cómo puedo ayudarlo en su trabajo. Me gusta hacer equipo. Tal vez en eso soy un poco intensa. Me enamoro y doy todo por esa persona. A veces puede jugar un poco en contra. Soy así, no me sale ir despacio. ¿Viste cuando te dicen ‘si estás conociéndolo, andá despacio’? No me sale. Si me enamoro, voy de cabeza y si me choco la cabeza contra la pared, me la pegaré. Si puedo verlo hoy, mañana y pasado, ¿por qué no voy a hacerlo?
"En mi casamiento en Las Vegas no teníamos ningún papel legal de por medio. Hicimos una ceremonia para divertirnos y celebrar el amor. Si hubiéramos tenido ganas de hacerlo, habría sido en Buenos Aires, con nuestra familia y amigos".
-Sos apasionada, vas al frente con todo y terminaste casándote en Las Vegas con Dante Spinetta (40), tu expareja, con el que tuviste una relación larga. ¿Cómo quedó eso? ¿Hubo divorcio o no fue algo válido?
-No fue un casamiento donde tuvimos que firmar un papel. Para que sea legal vos tenés que pedir 2 días antes un formulario en un ministerio que hay allá. No es tan fácil como “voy y me caso”. Nosotros lo hicimos así, pero no teníamos ningún papel legal de por medio. Hicimos una ceremonia para divertirnos y celebrar el amor. Imaginate si voy a tener problemas legales en Estados Unidos, me mato (risas). Si querés podés hacer que esos papeles rijan acá y cuando llegás hacés una validez que es casi lo mismo que ir al Registro Civil y casarte. No fue la idea, fuimos a Las Vegas, jugamos a que nos casábamos. Si hubiéramos tenido ganas de hacerlo, habría sido en Buenos Aires, con nuestra familia y amigos.
"Quiero ser madre y sé que lo seré. Me gustaría que eso sea un proyecto de familia y no tuve la oportunidad de estar bien y tranquila con un novio con el que eso se pudiera dar. Quisiera que fuera un proyecto de dos".
-Otro tema fuerte: cada vez menos, pero sigue habiendo una presión sobre las mujeres y el deseo de ser madre. ¿Cómo te llevás con ese tema?
-Quiero ser madre y sé que lo seré. Tengo un instinto maternal muy desarrollado, me gustan los chicos, trabajo con nenes dando clases, tengo sobrinos. No se dio la situación ni la persona. Me gustaría que eso sea un proyecto de familia y no tuve la oportunidad de estar bien y tranquila con un novio con el que eso se pudiera dar. Quisiera que fuera un proyecto de dos, podría pasar en cualquier momento.
"Uno no se puede hacer cargo de la opinión del otro y eso es un aprendizaje. No son casualidades las que pasan y cuando alguien gratuitamente te bardea en las redes, te da bronca".
-Desde hace unos años las redes sociales comenzaron a ser un factor importante para los artistas. ¿Cómo tomás los comentarios maliciosos que siempre proliferan en Twitter o Instagram?
-Trato de no exponerme y tampoco me gusta que la gente opine de cosas que no tengan que ver con mi trabajo. Entiendo que mi trabajo es público y me encanta su reacción, para bien y para mal. En general, son súper positivos los mensajes. Se me llena el alma de amor cuando veo mensajes donde me dicen que les gusta lo que estoy haciendo, un 99% son positivos. El negativo es porque no le gustó el peinado. Siempre hay alguno que tiene ganas de tirar mala onda. O porque ese día se levantó rayado o porque quizás le hubiera gustado hacer lo que estoy haciendo. Uno no se puede hacer cargo de la opinión del otro y eso es un aprendizaje. Uno dice ‘bueno, no me engancho’, pero en el momento vos decís ‘¿por qué gratuitamente me estás bardeando?’. ¿Quién sos para bardearme? ¿Vos sabés todo el proceso que hice para llegar acá? ¿Conocés todo el esfuerzo? Llevo mucho tiempo estudiando, me formo, me preocupo. No son casualidades las que pasan y cuando alguien gratuitamente te bardea, te da bronca.
"No estoy de acuerdo con el bullying, doy clases a niños y si sucede eso es motivo de parar todo para hablar de lo que está pasando. Es importante que lo podamos hablar con los niños porque es un tema de los adultos".
-Tenés este público infantil y pre adolescente que te sigue por Soy Luna y es un sector que sufre muchísimo con el bullying y el ciberbullying. ¿Te tocó vivirlo en carne propia cuando eras chica? ¿Estuviste del otro lado?
-Cuando me rapé el pelo yo tenía a todos los seguidores de Soy Luna que me veían como a una princesa de Disney. De repente me vieron rapada y hubo muchos comentarios que, aunque no eran agresivos, tampoco eran positivos como “uy, me gustaba tu pelo como antes”, “me desagrada, pareces un niño”. Lo entiendo porque si yo a los 6 años miraba a las princesas de Disney o Chiquititas y de repente las veía rapadas, me iba a explotar la cabeza. Nunca sentí que esos comentarios sean con maldad. Doy clases a niños y si sucede eso es motivo de parar todo y hablar de lo que está pasando. Tenemos que hacerles entender desde muy chicos que somos todos diferentes y no ganás nada haciendo bullying, que podés hacer mucho daño con un simple comentario. Me tocó estar de los dos lados en el bullying y es cierto que los niños son crueles por momentos. No tienen filtro.
"Estoy feliz con mi presente y ojalá los años que vienen sean igual de lindos, llenos de desafío. Me gustaría que sea todo con amor, con un compañero o con la gente linda que siempre me acompaña".
-¿Qué quisieras para los próximos años?
-Es muy difícil porque no planeo ni siquiera cómo va a ser mañana. La vida me va sorprendiendo con las cosas que van sucediendo. Tal vez me llaman para un proyecto de tele y me explota la cabeza de saber que me estoy comprometiendo para el año que viene. Trabajé para Italia, Colombia, México, Brasil y tengo esas puertas abiertas. En este momento diría que quiero viajar, seguir trabajando en producciones de distintos países, en series, en cine. Estoy feliz con mi presente y ojalá los años que vienen sean igual de lindos, llenos de desafíos como aprender a hablar un idioma para hacer un personaje o una disciplina como la danza. Por supuesto que me gustaría que sea todo con amor, con un compañero o con la gente que siempre me acompaña, como mi familia y mis amigas, incondicionales desde la época del colegio. Disfruto tanto de lo que hago que cuando me levanto solo puedo decir: “gracias, Dios por todo lo lindo que me toca este día”.
Fotos: Musepic
Videos y edición: Leandro Bevilacqua.
Producción: Aldana Moreno Lusianzoff / IG: @adealdanaok / TW: @aldimoreno
Locación: 1828 Smart Hotel / Tel: 2060 9011 E-mail: info@1828smarthotel.com
Logística: La llave de Alegra Films / IG: @lallavedealegra
Maquilló: Guadalupe Díaz para Frumboli Estudio con productos Lancome
Peinó: Marina Sahores para Marra Mkup
Agradecimientos: Las Pepas / Ricky Sarkany / Guadalupe Duarte /