El 21 de noviembre, Leo García vuelve a los escenarios luego de ocho meses de ausencia forzada por la pandemia de coronavirus. Ocho meses de un encierro que, cumpleaños de 50 de por medio, tuvo sus subidas y bajadas anímicas para el cantante. Algo que lo empujó a hacer un balance de su recorrido en estos 30 años de carrera musical y volver a definir sus expectativas y preferencias.
Hoy, cuidar al planeta y ayudar a los demás se posicionan como las grandes prioridades de su vida. Ya sea agarrando la guitarra y haciendo cantar al público o entregando viandas a gente en situación de calle, Leo asegura que ayudar a los demás fue lo que lo salvó de la depresión. El próximo sábado, a las 20.30, en el Autoteatro Seminari, ubicado en el kilómetro 42,4 del ramal Escobar de la Panamericana, Leo dará un show en el que promete repasar las canciones de su repertorio. De todo esto y mucho más estuvo charlando con Ciudad.
-Leo ¿cómo estás? ¿Todo bien?
-Ahora puedo decirte que todo bien, porque empecé hace un par de semanas a sentirme bien. Lo de la pandemia no ha sido fácil para nadie ¿no? Tuve mis altibajos, pero ahora realmente te puedo decir que me siento muy bien, contento y muy agradecido con todos. Yo pensé que podía soportar la situación de no estar tocando, pero la empatía con el público cuando sos un profesional en esto y no lo tenés es terrible. Así que lo del autoteatro lo estoy viviendo como una experiencia, no como la imposibilidad de cantarle al público como antes, si no como la experiencia en sí. Va a ser mi debut en ese formato así que estoy armando un show, quiero aprovechar ese escenario maravilloso, los proyectores, las pantallas de led, va a haber baile arriba del escenario, músicos. La idea de este show es que sea todo de hits, para que la gente disfrute y pueda cantar junto conmigo las canciones.
-¿Te costó el encierro a nivel personal y artístico?
-Yo no le temo a la enfermedad en sí, pero sí me manejo muy bien con el protocolo, no me costó a mí quedarme en casa, no soy de los que se van a las fiestitas y ese tipo de cosas. Y después a nivel inspiración compuse “Pasará Pasará”, que es un temon. Después lo escuchó León Gieco y lo grabé con él, hicimos como un We Are The World con varios artistas de la nueva generación, todo armado por León Gieco. Cumplí 50 años en medio de la pandemia y yo me imaginaba que ese día íbamos a hacer una mega fiesta con todo y tuve que quedarme acá solo recibiendo los saludos. Entonces tuve un bajoncito y ahí tuve que tener ayuda terapéutica para darme cuenta.
"Cumplí 50 años, y yo me imaginaba que ese día íbamos a hacer una mega fiesta con todo y tuve que quedarme acá solo recibiendo los saludos. Entonces tuve un bajoncito y ahí tuve que tener ayuda terapéutica para darme cuenta".
¿Pero sabés qué es lo que me salvó de todo esto? Salir de casa y ver gente en situación de calle. Entonces, ahí tomé conciencia de que yo con mis mismos ahorros podía comprar paquetes de comida y armar viandas. Y esto lo estoy difundiendo no para hacerme el buenito, sino porque es muy simple y es muy fácil poder ayudar. A veces los que tenemos para comer, nos quejamos y no podemos ver al que no tiene nada. Solamente pensamos en nosotros. Eso fue lo que me salvó de todo este mal, porque me trajo luz. Salgo a llevarles una vianda que armo en base a un sándwich, una fruta y una golosina, un alfajor. Y eso realmente fue lo que me trajo a mí nuevamente las ganas de seguir con todo.
-¿Te considerás una persona espiritual?
-Está muy ligado a esto que te acabo de contar. Estudié Cabalá e ido a Hare Krisna, me gustan todas las religiones. La meditación también es espiritualidad, cuando uno está en silencio, entra dentro de uno. Pero creo que lo más importante es despertar la parte solidaria, porque estamos en un momento tan difícil que implica cuidar al mundo y tener una conciencia ecológica. Comienza por poder ayudar al que no tiene nada, ahí está la verdadera espiritualidad, ser solidario. En la acción de dar está la clave. Esa es para mí la base de la espiritualidad. A mí realmente me salvó de la depresión ayudar a los demás. Y la solidaridad es un viaje de ida, una vez que lo hacés no podés dejar de hacerlo.
"De la depresión me salvó salir de casa y ver gente en situación de calle. A veces nos quejamos y no podemos ver al que no tiene nada. Solamente pensamos en nosotros. Salgo a llevarles una vianda que armo en base a un sándwich, una fruta y una golosina, un alfajor. Eso me trajo luz".
-¿Incursionarías en política?
- No, soy artista. De todos modos, uno tiene que poner todo en la vida y saber bien qué te toca. A mí me tocó ser artista, pero soy una persona antes que nada. Lo único que te podría decir es que no soy el tipo que le da la vuelta la cara a la política. Soy respetuoso con la gente que está gobernando en el momento, siempre. Si no vivimos en un país que está siempre en contra de lo que se hace. Ese es el error que sufrimos en Argentina a veces. La música está para unir, y a veces los lazos políticos desunen a la gente, generan las grietas.
-¿La fama era un objetivo cuando comenzaste o siempre te importó más la creación y el ida y vuelta con la gente?
-De adolescente siempre quise cantar porque me gustaba. Comencé a cantar a los 13 años en una feria folclórica en Jujuy. Soy de Moreno, pero tuve la oportunidad de viajar y ahí me vieron cantar. También empecé a viajar de Moreno a Capital, porque sabía que en Moreno no iba a encontrar bares musicales para poder hacer música. Así que la secundaria la hice en Capital y así fui empatizando con músicos. Y cuando mi mamá vio la primera nota que me hicieron en el Sí de Clarín, un suplemento que había en aquel momento, ahí me dijo “bueno, dedicate a la música”. Pero sí, siempre tuve el sueño de poder ser famoso, de llegar a Gustavo Cerati como llegué, sin buscarlo. Fue una cosa de unión y casi como de percepción. Y siempre tuve el sueño de ser uno de los del rock nacional, hasta que se cumplió. Y la subida fue alta y la caída fue dura.
-¿Sentís que tu relación con los medios fue conflictiva en algún momento?
-Cuando trabajás en esta profesión, tenés que hablar sí o sí porque es parte del trabajo. Yo no soy bueno para hacer lobby, pero el medio es bastante así. Yo nunca me gané un Gardel por ejemplo porque no he sido bueno para esas cosas. Pero sigo intacto, y por algo los artistas más grandes a mí siempre me quieren, siempre están ahí apoyándome. Y el público está también. Ahora en situación pandémica todo lo que más queremos es que se vaya el coronavirus. ¿A quién le importa el éxito? Éxito sería poder salir de esto de una vez todos y que podemos pasar una navidad como corresponde, un fin de año como corresponde, un cumpleaños como corresponde. Poder abrazarnos, poder darnos un beso.
"Yo nunca me gané un Gardel por ejemplo. Y lo estoy empezando a decir por qué digo ¿por qué no me gané un Gardel? Porque no he sido bueno para el lobby".
-Sos mucho de hacer covers, ¿es algo tipo tributo o te gusta interpretar a otros artistas para vencer al propio ego?
- A mí me encanta, incluso a veces me gusta más cantar canciones de otros que las mías. Cuando vos hacés tus canciones los derechos editoriales hacen que la discográfica pueda vivir de lo que vos hacés. Es todo una maquinaria, entonces cuando yo canto covers a mí me gusta más que a los otros (risas). Yo compongo mucho, pero de 20 temas salió Pasará Pasará. Y es muy difícil bajar de esa canción, de Reirme Más, de Morrissey, de Tesoro que canto con Gustavo Cerati. Es muy difícil bajar de esos temas que pegaron, y que quedan. Yo los canto pero quizás alguien que ni sabe quién es Leo García conoce la canción. Llegar a eso es componer mucho, es casi no buscar el hit y dejar que aparezca solo.
-Tus hits son para cantar un poco a los gritos, para sacar todo de adentro. Y los covers que elegís también siguen un poco esa línea.
- Para mí lo más importante que tiene la música es darle eso a la gente. Y bueno, está dificil la cosa porque hay que mantener el protocolo y hay que tener paciencia. Pandemias hubo, lo que pasa es que nuestra generación, no lo vivió y lo estamos viviendo. Pero por ejemplo mi mamá perdió a mi hermano mayor, yo no lo conocí porque murió a los cinco años, por poliomielitis. Cuando estaba la polio no existía la vacuna Sabin y mucha gente quedó mal, en silla de ruedas, o murieron, como el caso de mi hermanito. Mi mamá quedó herida de por vida, por eso te conté que para mí el mayor éxito que tuve fue verla feliz a mi mamá porque me vio famoso, y para ella era importante eso. Pero esto va a pasar. Si aquello pasó, esto también va a pasar.