Leandro Rud contó que le diagnosticaron un cáncer en las glándulas salivales que se fue en metástasis a la cabeza y a los huesos.
A corazón abierto, habló sobre la enfermedad en su programa, La Noche, y remarcó que a la palabra cáncer no hay que tenerle miedo.
"A la palabra cáncer no hay que tener miedo de nombrarla, es más común de lo pensado. Es una enfermedad más difícil el cáncer, pero los índices dicen que se mueren más personas por ataque al corazón que por cáncer. Siempre hay que tratar de salir adelante", comenzó diciendo, positivo.
Y contó cómo fue que descubrieron que tenía cáncer.
"Después de pasar cinco, seis años, por una situación de mierd..., me internan. Estuve diez días en el sanatorio, donde me llevaban de una cápsula a otra y ahí me di cuenta que eso no era depresión porque tampoco había motivo".
"Me hicieron muchos estudios y después de esos diez días, me hacen una biopsia que dio negativa. Me puse un poco contento porque significaba que no estaba tan mal. Viene mi clínico y me dice 'vamos a repetir todo porque vos tenés algo'".
"Después de seguir buscando y hacerme cinco biopsias, encontraron un tumor en las glándulas salivales (atrás de la oreja) y se me había hecho una pelota ahí", sumó, haciendo memoria.
LEANDRO RUD CONTÓ CÓMO EL MÉDICO LE COMUNICÓ QUE TIENE CÁNCER
"El médico en la primera instancia me dice que vaya al hospital y ahí me di cuenta que algo mal había. 'Lo que tenés es un cáncer en las glándulas salivales que se fue en metástasis a la cabeza y a los huesos', me dijeron en la clínica".
"En ese momento creí que estaba liquidado y cuando me puse a leer era un cáncer cuatro. Busqué distintas situaciones de esta enfermedad en el mundo, de como salía la gente de esto", rememoró Leandro.
LEANDRO RUD CONTÓ CÓMO CAMBIÓ SU VIDA DESDE QUE LE DIAGNOSTICARON CÁNCER
"Empecé a nadar todos los días en agua fría, cuando nunca había nadado en mi vida, en verano. Después empieza el otoño y me dijeron que la corte acá porque se me podría complicar, ya que seguía con chequeos. Yo decía que iba a seguir porque me hacía bien, me dejaba cansado y me hace pensar poco. Nadaba tres veces por día, entre cinco y diez minutos por vez. Yo seguí nadando".
"Después me tuve que hacer mi segundo PET, después de haber nadado durante cinco meses, y me sale que la metástasis en los huesos estaba en remisión. Cuando salí del hospital la primera vez no podía caminar, pero podía nadar perfecto. Los médicos empiezan a consultarse como pasó esto y yo seguí nadando en agua fría pese al invierno".
"Mi cuerpo se adaptó a eso y leí que mucha gente empezó a nadar en agua fría, mares o ríos. Empecé un tratamiento con pastillas, sesiones de quimioterapia y me sentí mejor", cerró Leandro, orgulloso de su fortaleza.