Netflix sigue apostando fuerte a la producción de contenido original, en un mercado de plataformas cada vez más competitivo. Los dos papas es una de las grandes producciones de la compañía, de cara a la próxima entrega de los premios Oscar. Juan Minujín (44) es el crédito argentino en el gran filme dirigido por el brasileño Fernando Meirelles (creador de la multipremiada Ciudad de Dios), en el que encarna a Jorge Bergoglio durante su juventud.
La película cuenta un encuentro imaginario entre el papa Benedicto XVI (interpretado por Anthony Hopkins, 81) y el cardenal Bergoglio, meses antes de la renuncia de Joseph Ratzinger y la elección del papa Francisco, encarnado con maestría por el galés Jonathan Pryce (72).
Ciudad conversó mano a mano con Minujín sobre su participación en el filme, que ya se estrenó en 41 cines de Argentina y, desde el viernes 20, estará disponible en la plataforma. Además, ya recibió cuatro nominaciones a los Globo de Oro: Mejor Drama, Mejor actor en Drama (Pryce), Mejor actor secundario (Hopkins) y Mejor guion.
"A partir de la película tuve un acercamiento no religioso, pero sí espiritual. La fe es algo con lo que no estoy familiarizado y siento que es una gran compañía, que los que somos ateos o agnósticos no tenemos".
-¿Qué fue lo que más te gustó del proyecto?
-En principio, lo que más me atrajo fue trabajar con Fernando Meirelles, de quien soy un gran admirador. Después, obviamente, cuando leí el guion me pareció extraordinariamente bien escrito y cuando supe que iba a estar Jonathan Pryce y Anthony Hopkins, más redondo no podía ser. Aparte de que es un personaje muy significativo e interesante de hacer.
-Comentaste varias veces que no sos religioso, pero luego de tus charlas con el padre jesuita Octavio, ¿tuviste algún tipo de acercamiento a lo religioso o lo espiritual?
-Si, espiritual te diría que si, no religioso, pero sí espiritual porque es interesante. De hecho, es algo que muchas veces a mí me da envidia de la gente que tiene fe. Es algo con lo que no estoy familiarizado y siento que es una gran compañía, que los que somos ateos o agnósticos no tenemos. Fue muy formativo en ese sentido la investigación de este personaje por esas cosas.
-Bueno, vos te has manifestado varias veces en favor de la interrupción legal del embarazo (ILE) y justo te toca interpretar al Papa.
-Bueno, cada uno tiene puntos de vista personales. La película no es un tratado sobre las cosas que sostiene o no sostiene la Iglesia. Sino que habla del lado más humano de los papas, en la que dos personas que piensan muy distinto pueden acercar posiciones. En la que uno es muy conservador y otro es muy liberal, dentro de la estructura de la iglesia. Tengo que decir que la agenda internacional que tomó Francisco a mí me gusta y me representa en términos de cambio climático, de refugiados, de deuda externa de países pobres con el FMI. En ese sentido, me representa, más allá de que cada uno tiene diferentes puntos de vista sobre algunas cosas, en las que obviamente no estoy de acuerdo.
-¿Hubo algo que te llamara la atención sobre el pasado de Jorge Bergoglio?
-Me parece que la película es un hallazgo en el sentido de no evadir ningún tema controversial de Bergoglio en los años ‘70 en la Argentina, vinculado a la dictadura militar. No se evade, está puesto, está Jalics y está Yorio (N. de la R.: dos curas jesuitas secuestrados en la ESMA, por los que Bergoglio intercedió ante la Junta Militar). Entonces, la película atraviesa muy valientemente todo ese momento. Y no solo lo atraviesa, sino que después potencia el cambio de Bergoglio al convertirse en Francisco.
"La agenda internacional que tomó Francisco a mí me gusta en términos de cambio climático, de refugiados, de deuda externa de países pobres. Más allá de que cada uno tiene diferentes puntos de vista sobre algunas cosas, como el aborto, en las que obviamente no estoy de acuerdo".
-¿Te sorprendió que en la película se tocaran estos temas controversiales?
-No me sorprendió porque conociéndolo a Fernando no me imaginaba que fuera a hacer una película en la que todo fuera color de rosa, o una propaganda del papa o del Vaticano. Si estaba involucrado Meirelles era algo sustancial.
-Lógicamente, no tenés escenas con Jonathan Pryce, pero viajaste a Londres para ensayar con él. ¿Fue para lograr el tono del personaje?
-Una vez que me eligieron acá en Buenos Aires, donde tuve las entrevistas con Fernando, viajé a Londres y tuve algunos encuentros con Jonathan. Probamos prostéticos, lentes de contacto y esas cosas. Fue para estar línea, para concordar en algunas cosas, compartir algunas notas e ideas del personaje. Además, yo le grabé con acento argentino las líneas que tenía Jonathan en la película. Fue un trabajo informal, no para tratar de copiar el uno al otro.
Edición de video: Leandro Bevilacqua