Se estrenó en la pantalla de eltrece la segunda parte de Argentina, Tierra de Amor y Venganza y Ciudad conversó en exclusiva con Juan Gil Navarro (49), quien interpreta a Horacio Hills, un productor de teatro de revista que es sobrino del polémico Trauman –el proxeneta que encarnó Fernán Mirás en la primera temporada de ATAV-.
El actor habló sobre cómo compuso este particular personaje y reveló en quién se inspiró para hacerlo. Además, recordó los finales de los ’70 y principios de los ’80 -época en que transcurre la trama-, y se refirió a la relación de Horacio Hills con su amor platónico en la novela: Ana Pérez Moretti –nieta de La Polaca e interpretada por Justina Bustos-.
-¿Tu personaje es uno de los que más trabajo llevó para componerlo?
-Sí, me divertí mucho. A mí me gusta mucho correrme de todo lo que la gente puede esperar y dar algo distinto. A veces puede salir mejor, otras peor, pero el intento es válido, necesario y, para mí, es muy bueno levantarme a la mañana y decir: “¿Hoy qué invento? ¿Qué hago?”, porque, que hoy alguien te vea en la pantalla durante siete meses, es una barbaridad. ATAV no es una película o una serie. Así que, más vale, que haya tela para cortar. Si no, se agota el recurso muy rápido.
-¿Cómo fue componer tu personaje dentro de una historia que retoma la década del ’70 y transcurre en los 80; un personaje mucho más grande que vos, con ciertas características físicas? ¿Te has puesto frente al espejo para practicarlo?
-Sí, las primeras semanas.
-¿Te inspiraste en alguien?
-Sí, hubo uno en particular que sí, que tenía una determinada forma, y un pariente suyo al que vi en una entrega de premios, concretamente, subiendo a buscar algo. Cuando lo vi caminar y le vi el gesto, dije: “Eso es, eso quiero”. Voy a dejar que la gente adivine, pero va a ser reconocible y respetuoso, al mismo tiempo. (...) Los 80 fueron muy controversiales en muchas cosas. Hubo cosas que fueron fantásticas, pero también otras muy terribles. Si hay alguien que quiere ser políticamente correcto de manera retrospectiva, se va a perder una tira que tiene muchos elementos que son raros de ver, y que son raros de ver sobre todo en una ficción nacional. Y que la gente pueda –para mí, esto es una opinión personal- terminar su día y ver en el prime time algo que no sea un escándalo, una “bomba”, me da mucha satisfacción.
-Además, la trama aporta datos de la historia argentina que no recuerdan las personas que recién nacieron en los 80 o que no llegaron a vivir las generaciones que les siguieron…
-Sí. Quisiera agradecerle a la película Argentina, 1985 que, de alguna manera, sin quererlo, hizo un prólogo de lo que va a ser ATAV 2, porque tuvo tanta llegada y contundencia -el Juicio a las Juntas fue tan histórico-, que sienta un precedente que hace que esto pueda entenderse mucho mejor, así que tenemos mucha suerte.
-La mezcla de la algarabía por la vuelta a la democracia, pero también todo el trasfondo que dejó la Dictadura; mucho machismo, sobre todo el en ambiente del teatro en el que se mueve tu personaje…
-Sí, y el horror de descubrir toda la verdad podrida que estaba tapada ahí, y el peligro que existía todavía en esa época porque, para la gente que no lo vivió, la vuelta a la democracia no fue un cambio mágico. Había gente muy peligrosa que seguía operando desde las sombras y, hasta bien entrados los 80, era muy difícil abrir la boca sin que hubiera una consecuencia. Yo me acuerdo cosas de La Tablada en el ’87... Fueron años muy difíciles en la transición y, por otro lado, fueron años maravillosos. Yo los recuerdo con alegría y libertad. Yo me crié en un barrio, andaba en bicicleta. Salías y siempre había un vecino que te estaba cuidando. Recuerdo mis primeros romances, la música, la comida, las películas de los 80. Y eso, para muchos que estamos entraditos en años, fue muy placentero.
"Yo me crié en un barrio, andaba en bicicleta. Salías y siempre había un vecino que te estaba cuidando. Recuerdo mis primeros romances, la música, la comida, las películas de los 80".
-Y este personaje, ¿se enamora?
-Sí. Si bien está muy enamorado de su mujer también –Ethel, el personaje de la gran Malena Solda, con la que tengo la fortuna de trabajar y conformamos la pareja-, está enamorado, deslumbrado con el personaje de Justina Bustos. Y esto de querer llevarla al estrellato, confunde las cosas y recurre a una cantidad de métodos para que ella se fije en él y, por supuesto, es imposible. (…) Siempre me imaginaba a mi personaje como un Ricardo III; este personaje de Shakespeare jorobado, tratando de conseguir el amor de algo que es imposible, que no se le va a dar. Pero esta cuotita de introducir las características de un personaje de Shakespeare dentro de la novela, es un gustito que me quería dar.
"Si bien está muy enamorado de su mujer también –Ethel, el personaje de la gran Malena Solda, con la que tengo la fortuna de trabajar y conformamos la pareja-, está enamorado, deslumbrado con el personaje de Justina Bustos".
-Si hacemos un paralelismo con la primera parte de ATAV, ¿es una especie de Alicia Ferreyra?
Sí, ¡claro! Tal cual… Por su parte, el personaje de Justina va por otro lado porque es heredera directa de La Polaca –el personaje que interpretó la China Suárez-, pero… estoy siendo muy cuidadoso con lo que estoy diciendo para no adelantar nada, porque es una pena decir algo y que después la gente diga: “Yo ya lo escuché hablar y ya sé lo que pasa”. No se los voy a decir.
-¿Aparecerán algunos personajes de ATAV 1, más envejecidos?
-Sí, aparecen. Aparecen cambiados y va a ser toda una movida cuando aparezcan.
Edición y video: Fernando Halperín.