Eva de Dominici, instalada en Estados Unidos, abrió su corazón y dijo que la maternidad fue complicada para ella. Además, confesó que consideró interrumpir el embarazo cuando el genetista le habló "de la presencia de dos mutaciones en mi ADN".
Eva y Cairo, de bebé.
En diálogo con Teleshow, la actriz contó que mientras transitaba el tercer mes de embarazo, la llamó el profesional: “Sin empatía alguna, advirtió de la presencia de dos mutaciones en mi ADN, concernientes al área cerebral y a la renal. En resumidas cuentas, si Eduardo (Cruz, su pareja) tenía al menos alguna de ellas, había 25% de probabilidades de que el nacimiento el bebé tuviese un pronóstico fatal".
Junto a su marido, Eduardo Cruz.
Eva continuó con su relato: "Durante el mes y medio que tardaron en llegar los resultados de la punción, estuve ida por la incertidumbre. Entramos en una burbuja de silencio. Nos costaba comunicarlo, compartirlo. Y lo atravesamos como pudimos".
"(El genetista) advirtió de la presencia de dos mutaciones en mi ADN, concernientes al área cerebral y a la renal".
Y agregó: "De haber tenido la certeza de que mi hijo tendría pocas posibilidades de vida, no hubiese continuado la gestación”.
Eva y Adan Canto, su compañero en The Cleaning Lady.
Finalmente, De Dominici se refirió a las dificultades que atravesó cuando nació Cairo: “Pude conectar con mi pichón cuando nació. Lo miraba y me emocionada pensando: 'Listo, te solté, ya estás en la vida'. Pero a la vez tuve una sensación de orfandad, de soledad total. Me vi en un nuevo contexto y lejos de todo. Solo quedaba Silvia, su NSC (New Care Specialist). Ella me contuvo. Me escuchó llorar toda la noche".
“Pude conectar con mi pichón cuando nació. Lo miraba y me emocionada pensando: 'Listo, te solté, ya estás en la vida'".
"Pero yo seguía con la cabeza en otra dimensión. Toqué fondo. Todo era una crisis. Todo me angustiaba. Un día pensé: '¿Esta será mi vida de aquí en más?’", dijo la actriz.
La actriz y su hijo, en marzo de 2021.
"Luego se pasa. Bajé mis exigencias conmigo misma, me permití el ocio, algo que jamás había logrado, y entendí que debía parar"
"Luego se pasa. Bajé mis exigencias conmigo misma, me permití el ocio, algo que jamás había logrado, y entendí que debía parar. Cambié mucho después de ser mamá. Me paré de otra manera. Con más entereza y determinación. Aprendí a valorar y administrar mejor el tiempo. A afinar mis búsquedas. A definir hacia dónde quiero ir”, cerró.