Veinte años después de haber formado parte de la primera edición de Gran Hermano, Lorena González se animó a contar lo mal que se sentía cuando entró a la casa y el precio que pagó por la exposición que le dio el reality.
La primera eliminada de la historia de GH Argentina hizo memoria y recordó lo mal que se sentía cuando decidió formar parte del programa, siempre con la idea de que no tenía nada que perder y seducida por el dinero del gran premio.
"A la noche me sentaba en la cornisa del edificio en el que vivía porque me daba exactamente lo mismo estar parada ahí, a metros de poder caerme. Y tal vez, hasta lo pensaba. Yo era consciente de que no estaba psicológicamente bien. Miro para atrás y noto que esa etapa mía, en la que yo pensaba en suicidarme, en la que sentía que mi vida no tenía sentido, que no tenía mucho para darle a Franco (su hijo), fue la peor etapa de mi vida...”, contó en diálogo con Teleshow.
E hizo hincapié en por qué cree que en ese entonces la eligieron para que se sumara al reality: "Era una persona que a este formato le servía porque no le importaba lo que le pasaba. Por eso me eligieron: porque podía ser una bomba de tiempo para un formato que a lo mejor le generara mucho rating”.
"A la noche me sentaba en la cornisa del edificio en el que vivía porque me daba exactamente lo mismo estar parada ahí, a metros de poder caerme. Y tal vez, hasta lo pensaba"
Entonces, reconoció que cuando quedó eliminada la pasó realmente mal por haber perdido el anonimato. "Vivía de gorrita y anteojos para que la gente no me conociera cuando salía. Y tenía rotos los nudilllos de las manos... Me paraba en algún lado, mirando una vidriera o cualquier cosa, y desde adentro sabían quién era. Entonces me volvía llorando a mi casa, pegándole a las paredes. O bajaba corriendo del departamento, compraba en el supermercado y me volvía a meter. Tenía un nivel de fobia importante", contó.
“Buenos Aires estaba forrada con mi cara. Me miraba y decía: ‘Todo el mundo sabe cómo se llama mi hijo, cómo me llamo yo. ‘¡¿Qué carajo hice de mi vida?!’. No estaba preparada psicológicamente para poder manejar eso afuera. Y que todo el mundo se codeara (al verme), hablara de mí, me criticara. Y en realidad, no entré buscando eso: yo quería los 200 mil dólares. Pero había que pagar un precio que no medí", agregó.
Y se despidió definiendo lo que pare ella significó GH. "La gente me agredía y me insultaba en la calle. Pero también estaba el que me arrancaba un pedazo de pelo para tenerlo en su casa. Es tan perversa la sociedad... Eso era Gran Hermano”, cerró.