De los incontables romances que Cacho Castaña tuvo a lo largo de su vida no hubo uno tan intenso y peligroso como el de Susana Giménez. Los protagonistas guardaron el secreto durante 30 años hasta que en 2012, Moria Casán los mandó al frente en el programa de la diva. “Estaban re calientes, se iban a un hotel”, reveló con total desparpajo la One, ante la desesperación de Susana y las risas de Cacho, en el living de la conductora.
Castaña y Giménez cruzaron miradas por primera vez en 1970 cuando filmaban la película El mundo es de los jóvenes. Nada pasó en aquel momento, pero el chispazo fue innegable. Años más tarde, Carlos Peciavalle los convocó para la temporada teatral de Mar del Plata con la obra Estrellas en el mar.
“Ella estaba en un impasse con Carlos Monzón. El primer beso fue entre bambalinas, la atraqué y la besé. La primera vez fue muy romántica, en la casa que ella vivía”, contó Cacho sobre el comienzo del romance. Sin embargo, algo sucedió durante aquel verano.
El boxeador y excampeón mundial quería recuperar el amor de la diva y los sorprendió en la casa de Susana, en el barrio Los Troncos. “Para su cumpleaños apareció Monzón y tuve que salir de la casa en el baúl de un auto porque me quería matar”, relató Castaña, que escapó del lugar con la complicidad de un bailarín que ofició de conductor del vehículo. Pero el tema no quedó ahí…
Años después, Cacho se cruzó con Carlos y mantuvo un tenso cara a cara en un boliche. “Le dije que si me rompía la cara me la hacía de nuevo con la plata que le iba a sacar”, recordó con picardía. "Cuando estás caliente con una mina sos capaz de cualquier pelotudez”, agregó Cacho, con honestidad brutal.
El affaire entre el recordado cantante y la diva duró apenas siete meses o “lo que dura un cajón de champagne”, como definió el mismo artista. “Susana es ingenua, todos le mordieron el monedero. Yo fui el único gil que no le sacó un sope”, aseguró fiel a su estilo el tanguero.