Muchas personas se aferran a la famosa frase "ver para creer" o simplemente son escépticos ante determinados hechos que consideran sobrenaturales.
Sin embargo, Damián de Santo no sólo cree en los fenómenos paranormales sino en las conexiones con el más allá.
Al frente del programa de Morfi, todos a la mesa, el conductor contó dos fuertes anécdotas con las que ejemplificó su lazo con su abuela Tati y dejó entrever su don de la videncia, ya asumido por el actor en otras declaraciones.
"Me entregué. Pero cuando me entrego siento que alguien me agarra y me dice: '¡Nadá!'. Era mi abuela, me decía que nade. Ella me hizo reaccionar. Empecé a nadar y salí. Temblaba. Estaba blanco".
"Hay cosas que no tienen explicación humana. A mí me pasaron cosas y ahora las voy a contar. Una vez en Mar de Ajó, estaba con amigos y el mar estaba calmo. Los guardavidas se habían ido a comer y fuimos a nadar. Tenía 14 años. El mar estaba tranquilo y éramos seis o siete amigos que nadábamos bien. Yo estaba algo cansado y un amigo me da una pata de rana, que me quedaba grande. El mar me empezó a tirar para adentro, la oleada empezó a cambiar y yo empecé a ponerme muy nervioso. Me faltaba el aire. No podía nadar. No podía resolver la situación y no tiraba esa pata de rana porque era de un amigo. El cuerpo dejó de responderme y empecé a hundirme en un letargo, en una paz absoluta".
"Hablé con mi mamá para decirle que estábamos embarazados de Joaquín. Y le digo: ‘¿A dónde está Tati (la abuela)?'. Y me dice: 'Tati está durmiendo'. Y yo le digo: 'No, Tati está muerta'"
"Había seis metros de profundidad y estaba a quinientos metros de distancia. Me quedé. Sentí que me estaba muriendo. Me entregué. Pero cuando me entrego siento que alguien me agarra y me dice: '¡Nadá!'. Era mi abuela, me decía que nade. Ella me hizo reaccionar. Empecé a nadar y salí. Temblaba. Estaba blanco. La fuerza me la dio la vida, ella me salvó. Ella vivía", describió Damián, minuciosamente.
Luego contó cómo se anticipó a la noticia de que su abuela había muerto: "Una vez conté que hablando con mi mamá supe que mi abuela estaba muerta en casa. Hablé con mi mamá para decirle que estábamos embarazados de Joaquín. Y le digo: ‘¿A dónde está Tati (la abuela)?'. Y me dice: 'Tati está durmiendo'. Y yo le digo: 'No, Tati está muerta'. Mi mamá la va a despertar para que hable conmigo, escucho un grito y ahí le dije: 'ahí voy para allá’. Mirá la conexión que tenía con mi abuela", contó De Santo, sorprendiendo a sus compañeros con sus fuertes relatos.