El rol protagónico de Chino Darín en El Reino marcó el regreso del actor a la pantalla argentina, ya que si bien se trata de una miniserie producida por Netflix para todo el mundo, el elenco de lujo es íntegramente nacional y la historia se desarrolla en el país.
Una aventura artística que fue interrumpida en pleno rodaje por la irrupción de la pandemia de covid-19, y que tuvo el mérito de ser la ficción que primero regresó al set luego de presentar rigurosos protocolos sanitarios ante las autoridades de salud.
Así es que el personaje de Julio Clamens le implicó un esfuerzo adicional al Chino, ya que debió ponerse en la piel de un joven que cometió un delito aberrante que confesó para poder expiar sus culpas, y que luego se convirtió en el apoderado de un partido político evangélico. “No lo veo como dos personajes, sí era parte del desafío construir a un tipo que pudiera tener ese pasado”, reflexiona en una nota con Ciudad.
Tras una pausa, el Chino revela pensativo: “También es cierto, contaría una infidencia, pero es algo con lo que me tocó lidiar, y es que ese pasado del personaje cambió durante el rodaje por una cuestión de que lo que estaba planteado por guiones no se podía rodar en pandemia”.
-¿Cómo resolvieron el asunto?
-Era bastante complicado de realizar y se hizo una adaptación, lo cual modificó un poco y hubo que hacer un poco de ajustes en el proceso permanentemente para tratar de que todo cuadrara y que tenga cierta coherencia.
-Sin perder la esencia, el thriller político pasó de tener escenas multitudinarias por las movilizaciones de masas que implican la política y la religión, a momentos de elocuente distancia social.
-Por suerte las escenas más multitudinarias las pudimos hacer al principio, antes de la pandemia, pero igual quedaban un par de desafíos importantes para rodar de ahí en adelante.
-¿Cómo definirías a Julio Clamens?
-Sin duda es un personaje atravesado y dividido por un evento importante y heavy en su vida. Además, con otro evento, que tiene que ver con conocer al personaje de Peter Lanzani, Tadeo, que le va a dar la posibilidad de redención, expiación. De alguna forma, de redimirse.
-¿Te sentiste cómodo al trabajar en plena pandemia?
-De por sí, rodar en pandemia y con protocolos era un desafío para todos porque era algo que no habíamos hecho, no teníamos experiencia, y sabíamos que iba a ser diferente a lo que estábamos acostumbrados. Sobre todo, en Argentina que hay una forma de trabajar muy social en un punto.
-¿Tuviste miedo en algún momento?
-Para mí fue difícil, creo que todos veníamos cargados por ciertos miedos por todo lo que nos tocaban vivir, pero lo viví como un privilegio poder volver a laburar en esas condiciones, en medio de ese contexto. Tener la posibilidad de retomar un proyecto que hasta ese momento estaba en el aire, fue espectacular. Creo que lo pasamos bárbaro, incluso con todas las limitaciones que había.