Esta semana en ATAV 2 Luisa (Virginia Lago), la abuela de Antonio (Toni Gelabert) comenzó a relacionarse con Américo (Mario Alarcón) quien guarda un pasado truculento, muy relacionado a la muerte de Silvia (Julieta Díaz), detenida ilegalmente en la ESMA.
De visita casual en la casa de Luisa, Américo reparó en un retrato de Silvia en un aparador de la casa de Luisa, y aseguró reconocerla, lo cual llamó poderosamente la atención de la mujer y su nieto que se mostraron muy interesados en saber dónde la vio por última vez.
Es entonces cuando la historia se retrotrae a 16977 donde se lo ve a Américo trabajar como maestranza en la ESMA, quien observa cómo Rafael Machado (Federico D´Elía) sale de la celda donde Silvia llora desconsoladamente.
EL AZAR DEL DESTINO ACERCA A ANTONIO A DESCUBRIR QUÉ PASÓ CON SU MADRE DURANTE LA DICTADURA
“¿Estás seguro de que la conociste? Es mi mamá”, le dice Antonio a Américo, poniendo en aprietos al hombre, que no sabe cómo explicar su situación. “No sé, no… Me suena, pero a lo mejor me equivoco, no me hagan caso. Me está pasando últimamente”, dice Américo fingiendo demencia.
“¿Y por eso te pusiste tan nervioso?”, le pregunta Antonio, viendo que Américo no está en sus cabales. “Mi hija fue secuestrada hace siete años en la ESMA. Seguramente la conociste antes”, le dijo Luisa, pero ahí América trastabilla, asegurando: “Yo no tengo nada que ver con eso”.
Acorralado, Américo pide sentarse aduciendo estas confundido y desmemoriado, ante las insistentes preguntas de Luisa y Antonio, pero no hace más que delatarse sobre su presencia en la ESMA. “O sea que sí estuvo ahí”, deduce el joven.
Muy nervioso, Américo se va de la casa de Luisa tras revelar que le daba de comer a Silvia, lavándose las manos sobre la situación. Más tarde, Antonio vuelve a encontrar a Américo en la calle y promete ir a su negocio a escracharlo todos los días mientras lo insulta de arriba a abajo.