Los encuentros con La Polaca (Silvia Kutika) y su nieta Ana (Justina Bustos) calaron hondo en el corazón de Samuel Trauman (Gustavo Belatti), el villano de ATAV, que sufrió una descompensación y terminó internado en un hospital, con un mal pronóstico médico.
Mientras estaba internado, Trauman recibió la visita de La Polaca, que llegó para presenciar los últimos minutos de vida de quien fue su proxeneta al llegar al país. “No vine a Buenos Aires a buscarlo a usted, vine a buscar a Ana, mi nieta”, le reveló Raquel, provocándole al anciano una gran angustia.
Mientras discutía con su esposa Ethel (Malena Solda) a raíz de la infidelidad de ella con Orlando Berti (Martín Bossi), Horacio (Juan Gil Navarro) recibió un llamado del hospital indicándole que su tío tenía un pronóstico delicado y que era probable que no pase de esa noche, por lo que el empresario salió despedido del teatro.
EL TRISTE MOMENTO DE LA MUERTE DE SAMUEL TRAUMAN EN ATAV 2, FRENTE A SU SOBRINO HORACIO
Al entrar en la sala, Horacio le preguntó a su tío como estaba, pero este le contestó “muriéndome”, muy al tanto de lo irreversible de su situación.
“Si me tengo que morir, mejor así, viejo y cansado porque le di matraca a todas las minas que quise. Porque ni la cana, ni las bandas de pu***, ni los otros mafiosos de mi*** me pudieron parar”, dijo, generando sorpresa en su sobrino, que lo creía un empresario.
“Todo lo que se dice de mí, es verdad. La leyenda me queda chica”, le contó Trauman.
“Todo lo que soy, te lo debo a vos. Sos como el padre que nunca tuve”, le confesó Horacio.
“Y vos sos el único que puede continuar con mi legado. Tu hermano no tiene pasta”, le dijo Samuel, en referencia a Ricardo, el personaje de Darío Barassi.
“¿Vos guardaste bien el sombrero que te dí?”, quiso saber Trauman, respecto del bombín que ya se vio lucir a Hills.
“Claro, tío. Lo tengo muy bien guardado en la oficina y no sabés lo bien que me queda”, le contó el productor quizá vaticinando un giro hacia la maldad en su personaje.
“Guardalo muy bien. Solamente de una cosa sí me arrepiento. De enamorarme. El amor hace débiles a las personas. Si querés ser grande como yo, no te enamores. Que el mundo entero se vaya a la reverendísima mi***”, dijo Trauman mientras el monitor de su frecuencia cardíaca daba cuenta de que su corazón se detenía.
La escena terminó con el legendario sobrero bombín de Trauman cayendo al piso para no ser usado nunca más.