Natacha Jaitt vivió a toda velocidad y al límite, oscilando entre el desparpajo, la honestidad brutal y escándalos que en sus últimos años la convirtieron sin dudas en la mediática más polémica. Siempre en el centro de la tormenta, tuvo un final que generó tanta conmoción como dudas.
Hija del actor Alberto Jaitt, quien brilló como El Caballero Rojo en Titanes en el Ring, y de Aliza Mariani, que fue diputada provincial en Santa Fe por el Frente Para la Victoria, Natacha nació en el barrio de Benavídez en agosto de 1977.
Fue mamá a los 21 años de su hija Antonella (21) y en 2004 consensuó con el padre de la nena que viva con él en Rosario porque ella viajaría a España para probar suerte. No le fue mal en Europa: ingresó a Gran Hermano, estuvo 98 días encerrada en el reality más famoso, donde obtuvo el tercer puesto, mucha popularidad y un trampolín a lo que sería una carrera explosiva.
Aprovechando el furor de GH, trabajó como panelista y cronista del late show español Crónicas Marcianas. Pero su verborragia a la hora de hablar de sexo la llevó al rol que la trajo de vuelta a nuestro país, cuando se convirtió en la conductora del programa Consultorio Sexual en Playboy TV.
En 2008 se instaló nuevamente en la Argentina y participó de Bailando por un sueño con suerte dispar: si bien su fama iba en alza, fue la primera eliminada del certamen.
Su perfil sensual se acentuó, con tapas de revistas jugadas y hasta un orgasmo “en vivo” en el programa de Chiche Gelblung. Pero, de a poco, los escándalos fueron quitándole protagonismo al relato de sus juegos en la intimidad.
Sin filtros, Jaitt habló con naturalidad de la prostitución VIP: “No soy hipócrita, no me enoja la verdad. Asumo lo que hago: soy locutora de radio, conductora y he ejercido la prostitución VIP, pero he elegido con quién y es una bendición. Para mí es divertido cobrar”, declaró alguna vez sin tapujos.
Una de sus peleas más polémicas fue nada menos que con Adrián Yospe, padre de su hijo Valentino (13), con quien se enfrentó en la Justicia y los medios por la tenencia del chico. En 2011, el actor murió a causa de un cáncer esofagogástrico y Natacha obtuvo finalmente la guarda del menor.
La actriz confesó que esa muerte marcó un antes y un después en su vida, y en su relación con la cocaína. “Tengo personalidad adictiva. Cuando tuve muchos problemas personales con el papá fallecido de mi hijo caí en un pozo muy grande y, lamentablemente, conocí a una persona que me introdujo en el mundo de la cocaína. Primero podía salir hasta que después comencé a mal acostumbrarme a que las angustias las anestesiaba con cocaína. Hasta que Adrián murió y me di cuenta de que quedé sola para mi hijo y me hizo 'click' la cabeza, me di cuenta de que no me podía pasar nada. Eso me ayudó muchísimo. Cuesta mucho no tentarte por eso trato de esquivar el entorno, el alcohol y los lugares, y todavía estoy en la lucha”, aseguró durante su visita a PH en 2017.
Ese año marcó el regreso al centro de la polémica de Natacha luego de que se viralizaran chats y audios privados con Diego Latorre, poniendo en jaque el matrimonio del exfutbolista y su esposa, Yanina Latorre.
Luego, llegarían las denuncias sobre figuras supuestamente ligadas a la causa de la investigación por abusos en las divisiones inferiores de Independiente y su nombre pasó a ocupar más lugar en las páginas policiales que de espectáculos.
“Aviso: no me voy a suicidar, no me voy a pasar de merca y ahogar en una bañera, no me voy a a pegar ningún tiro, así que si eso pasa, yo no fui. Guarden tuit”, escribió por esos días Jaitt en Twitter. Un mensaje que meses más tarde reflotarían muchos a raíz de su inesperado desenlace.
En la madrugada del 23 de febrero de 2019, hace exactamente un año, el cuerpo sin vida de Natacha de 41 años fue encontrado en la suite de invitados del salón de fiestas Xañadú, ubicado en Villa La Ñata.
Según se supo en la investigación, allí había mantenido una reunión para realizar futuros shows en el salón junto al productor Raúl Velaztiqui Duarte, Guillermo Rigoni, el dueño del lugar, Gaspar Fonolla, amigo del propietario, el electricista Andrés “Voltio” Bartolín y la joven Luana Micaela Monsalvo.
De acuerdo a los testimonios en la causa, Gonzalo y Natacha subieron a la suite para tener sexo pero Rigoni declaró que Jaitt se quedó dormida, así que regresó a donde estaban el resto de los invitados pero cuando volvió a la habitación para buscarla con Velaztiqui Duarte la encontraron muerta.
Mientras que las pericias histopatológicas -análisis de tejidos- revelaron que Natacha presentaba patologías crónicas tanto a nivel cardíaco como pulmonar, lo que sumado al consumo de cocaína, pudo haber influido en su deceso, desde su entorno aseguran que su muerte no fue natural.
Ulises, su hermano y la persona de su máxima confianza, afirma con certeza en diálogo con Ciudad que se trata de un crimen: “Sigo pensando que a ella la mataron. Para mí le pusieron algo en la bebida. A ella le aparece cocaína en el estómago y eso es cuando lo ingerís vía oral y es imposible que mi hermana coma cocaína. Entonces si aparece en el estómago es porque le pusieron cocaína y no sé qué más en la bebida. En las cámaras se ve cuando el dueño del lugar, Gonzalo Rigoni, ya con Natacha fallecida, saca de la habitación dos copas y una botella, y se las lleva. ¿Por qué se las lleva? Lo limpió”.
La sobrina de Ulises, Antonella, a quien Natacha resguardó de la vida pública hasta sus 19 años, coincide con su tío: “A mí nunca me dieron una explicación coherente y con argumentos de que se trató de una muerte natural. Para mí no fue natural, sino se demostraría con pruebas. Creo que sino se supo qué pasó con un tema tan delicado como el de Alberto Nisman, no se va a saber el de mi vieja”, asegura la joven a este sitio en el primer aniversario de la muerte de su mamá mientras las dudas y especulaciones alrededor de Natacha y su trágico final continúan.
Producción de video: Clara Loustaunau
Edición de video: Leandro Bevilacqua