Atrás quedó aquella juvenil idea de que no sería madre, que viviría con libertad absolutad y nadie estaría bajo su cuidado. El destino de aquellos dichos dieron un giro total y, pronto, se supo feliz, dichosa ¡y algo agotada también!... con una hermosa niña en brazos.
Enamorada del exfutbolista y médico naturópata Luciano Álvarez (37), y con el deseo de formar una familia juntos, en marzo Anabel Cherubito (42) dio a luz a su hija, Simona (7 meses), por cesárea en el Sanatorio Finochietto. Y hoy vive su primer Día de la Madre en compañía de sus dos amores.
Enfocada en su hija, pero sin descuidar el trabajo -es una de las actrices de la obra Ser Ellas-, Anabel habló con Ciudad.com de Simona, recordó cómo fue su parto y se refirió a la crianza que piensa darle a su bebé, lejos de la educación formal y de los mandatos sociales.
-Este año festejás el Día de la Madre siendo mamá, ¿lo vas a vivir de un modo especial?
-Sí, entiendo que es una cuestión comercial, pero no deja de ser una buena excusa para festejar. Siempre le hago algún regalito a mi madre y esta vez me toca a mí, ¡y claro que lo vivo con mucha más ilusión! Sobre todo por mi pareja, porque la niña todavía es muy chiquitita. Pero vamos a festejarlo nosotros.
"La maternidad me hace una persona mucho más generosa. Es sacar el foco de uno mismo y ponerlo en un bebé que lo necesita más. Y, por supuesto, expande el amor. Estoy absolutamente embobada con mi hija".
-¿Sentís que te cambió en algo la maternidad?
-Sí, la maternidad me hace una persona mucho más generosa. Es sacar el foco de uno mismo y ponerlo en un bebé que lo necesita más. Y, por supuesto, expande el amor. Estoy absolutamente embobada con mi hija.
-¿Pareciera que no podés creer el momento de plenitud que estás viviendo?
-No, porque no era una meta en mi vida ser madre. Me enamoré, mi compañero me lo propuso y se dio naturalmente. No es lo mismo ser madre a mi edad que a los 20. Aparte, la maternidad me toma un poco por sorpresa, porque como dije, no es algo que deseé siempre. Pero, sin dudas, es una sorpresa grata, porque es hermoso.
-En muchas notas dijiste que no necesitabas ser mamá para realizarte como mujer. ¿Pensás lo mismo o cambiaste de idea?
-No cambió porque no es que ahora me siento más realizada como mujer, ni siento ese poder que te da ser madre. Muchas veces se habla de la maternidad desde un lugar que yo no me siento identificada. Se habla como: 'Soy madre y tengo el poder de dar vida'. Pero yo lo viví como algo más natural. Para mí es una etapa de la vida única, maravillosa, de un amor infinito. Es un aprendizaje enorme. Los niños vienen con un saber, están muy conectados con el universo y con el todo. Se dan cuenta de todo. Como actriz también me enseña mucho observarla, mirarla. Con Simona me descubro como madre todos los días, y es muy loco porque lo siento como algo natural. Me va saliendo.
"No era una meta en mi vida ser madre. Pero me enamoré, mi compañero me lo propuso y se dio naturalmente... Igual, no me hizo más mujer ser madre, ni siento ese poder que te da ser mamá. Muchas veces se habla de la maternidad desde un lugar que yo no me siento identificada".
-¿Te imaginabas así como mamá?
-No me había imaginado mucho como madre, pero sabía que los niños me gustaban. Sabía que iba a tener la paciencia y el amor necesario para un hijo. Y descubro que me pasa eso.
-¿Qué me podés contar de Simona?
-¿Qué te puedo decir yo de mi hija? Si estoy embobada. Nosotros vivimos en Pilar, con mucha naturaleza, en medio del campo. Y yo empecé el embarazo trabajando en la obra Ser Ellas, donde interpreto a Simone de Beauvoir, que nunca tuvo hijos y me tuvieron que disimular la panza...Pero tuve un embarazo muy tranquilo. Yo medito, respiro, hago yoga, escuchaba música clásica… Entonces ella es... ¿qué te puedo decir? Estoy enamorada. Mi hija me la ha hecho muy fácil. Uno duerme menos, es un poco duro, pero todo vale la pena. Hago teatro, pero estoy dedicada a ella.
-¿Luciano es un papá presente? ¿Cambia pañales, la baña, la duerme?
-Sí, vamos a la par. Es súper buen compañero y buen padre. ¡El mundo es tan machista! Hay gente que me ha dicho: '¿Pero cómo que te ayuda?'. Tiempo atrás el padre ni tocaba al bebé. Pero tampoco hay que darle mucho mérito por colaborar porque también es hija de él. Los dos nos hemos organizado para estar mucho con ella. Si uno quiere un mundo mejor tiene que criar a un niño feliz, y lo más presente posible.
-¿Te costó volver al trabajo con una hija de tan pocos meses?
-Volví a la obra Ser Ellas cuando Simona tenía cuatro meses; y la función es una vez por semana, es muy poquito. Ese día, la niña se queda en casa con el papá.
"¿Cuál es la crianza o la educación que le voy a dar a mi hija? A mí no me gusta la educación que se da en el colegio. Así que lo voy a ver, porque hay otras alternativas. Para mí el colegio es una forma de adoctrinamiento del ser humano, y no me gusta. Porque pretenden que todos seamos iguales, que tengamos la misma inteligencia, que hagamos las mismas cosas. Y no es así. Somos todos distintos y cada uno tiene que seguir la orientación que quiera porque nace para distintas cosas; tiene distintas sensibilidades...".
-Siendo actriz y usando tu cuerpo como herramienta de trabajo, ¿tuviste cuidados durante o después del embarazo más allá de hacer yoga?
-No, porque cuando quedé embarazada ya no entrené más. Ser mamá a los 42 años no es lo mismo, y me cuidé por precaución. Lo que sí hacía es yoga, elongación, técnicas de respiración, y como tenemos una pileta me metía. Tenía una panza enorme y el agua me ayudaba a sostenerme. Caminaba y caminaba. Además me tocó transitar el embarazo durante el verano.
-¿Y cómo fue el parto?
-Yo quería parto natural, pero nunca dilaté. Ella estaba perfectamente ubicada. Pero llegó la semana 41, y nada. Llegó la semana 42, y nada. No dilaté ni medio centímetro. Yo quería parto natural. Pero, al final, menos mal que no fue así porque Simona tenía un cordón umbilical muy corto, finito, y hubiese sido un parto muy complejo. No hubiese llegado a bajar. Así que fui a cesárea, que también fue hermoso.
-¿Cómo elegiste el nombre de Simona? ¿Lo pensaste vos o tu marido?
-La autora de la obra que estoy haciendo -que es la misma autora del libro de El Hilo Rojo-, Erika Glenda Halvorsen, es amiga mía y un día vino a casa. Yo estaba embarazada, y me preguntó qué nombre le íbamos a poner al bebé. Y nosotros no sabíamos. Al principio nos gustaba Amarú, pero no sabíamos si era nena o si era nene. Entonces, ella me dijo: 'Cómo puede ser que todavía no tengan nombre'. Y a mí Simón me encantaba porque es un nombre tanto para hombre como para mujer, pero a mi compañero no le gustaba. Entonces él dijo: '¿Y Simona?'. Y nos encantó a los dos. Y también fue un poco por Simone de Beauvoir, porque yo engendré a Simona haciendo esa obra y todo tiene que ver.
-¿Te preocupó en algún momento esto del 'reloj biológico'? ¿Hubieses congelado óvulos?
-Yo nunca congelé óvulos porque no quería tener hijos. Pero claro que lo veo bien. Además, yo tampoco sabía si podía ser madre, porque me cuidé toda la vida y nunca quedé embarazada. Así que tenía esa duda. Pero Simona vino de forma natural. Hay que confiar.
"Yo nunca congelé óvulos porque no quería tener hijos. Pero claro que lo veo bien. Además, yo tampoco sabía si podía ser madre, porque me cuidé toda la vida y nunca quedé embarazada. Así que tenía esa duda. Pero Simona vino de forma natural. Hay que confiar".
-No viviste la maternidad como un mandato social, vos elegiste cuándo querías ser madre...
-Sí, fue así. Porque yo veo que muchas personas tienen hijos por seguir un mandato, pero después no sé si son tan felices o si les dedican tanto tiempo a sus niños. Las mujeres tienen mucha presión con ese tema, y tienen que relajar. Además uno no extraña algo que no tiene.
-¿Ya sabés qué tipo de crianza o educación le vas a dar a tu hija?
-A mí no me gusta la educación que se da en el colegio.
-¿Y cómo va a ser la educación de Simona?
-Voy a ver, porque hay otras alternativas. Para mí el colegio es una forma de adoctrinamiento del ser humano, y no me gusta. Porque pretenden que todos seamos iguales, que tengamos la misma inteligencia, que hagamos las mismas cosas. Y no es así. Somos todos distintos y cada uno tiene que seguir la orientación que quiera porque nace para distintas cosas; tiene distintas sensibilidades... Si un niño es distinto al otro ya lo ven como problemático. ¡Así que ni loca! Hoy en día hay otras opciones de jugar y aprender. Pero es algo que lo veré con el tiempo, todavía me quedan unos años para pensar... Además no estoy de acuerdo con la educación. Por ejemplo, que te digan que Colón descubrió América. No me interesa esa enseñanza. Él no descubrió América. América ya existía, y a partir de ahí, todo. No me interesa ideológicamente. Obviamente que tiene que aprender lo general. Pero de otra manera. Y quiero que aprenda cosas que tengan que ver con el arte... También voy a ir respetando las elecciones de ella. Si ella me dice que quiere ir al cole, va a ir al cole.
-¿Hoy estás conforme con la familia de tres que conformaste o la piensan ampliar?
-No es de tres, es de seis porque tenemos dos gatos y un perro. Pero no, no es algo que pensemos en este momento. Hoy estamos enfocados en la niña.