Detrás de todo sólo hay una mujer. Y es Susana Giménez. En la segunda fila, con una blusa verde en animal print, palpitando la histórica pelea al lado de Luis Cella, su amigo y productor televisivo. Viviendo la consagración de Maravilla Martínez contra las cuerdas, pegadita al cuadrilátero, como en las mejores veladas de Carlos Monzón, su ex pareja de los años '70.
La diva sufrió como los más de tres mil argentinos que coparon el Thomas & Mack Center de Las Vegas. Y como los más de ocho millones que la vivieron por TV a lo largo y a lo ancho del país: a la 1.15am del domingo el rating trepó a 41.2 puntos sumando los dos canales que transmitieron el combate (27.6 de Canal 7, más 13.6 de TyC Sports).
En el séptimo round, cuando todo era del boxeador quilmeño, Ciudad.com advirtió la perlita en la transmisión: Susana, siguiendo los golpes de Maravilla parada y alentando a su compatriota. La imagen se repitió en el undécimo asalto, con la diva gritando y pidiendo por un KO.
Pero en el último asalto, en ese ya mítico round 12, se la pudo ver a Susana Giménez tomándose la cabeza cuando el mexicano Julio César Chávez Jr. estaba por hacerle besar la lona a Martínez, paralizando los corazones de la diva, Walter Nelson, Horacio Pagani y todos los que seguían la pelea como lo que era: una verdadera final del mundo.
Ese parto que fueron los últimos tres minutos terminó con el nacimiento definitivo de un gran campeón: Maravilla Martínez tiene el cinturón que quería. ¿Habrá cena con Susana para festejar? Detrás de todo sólo hay una mujer.