El eterno villano, el galán, el jugador de fútbol que no fue.... Antonio Rebolini, más conocido como Antonio Grimau, jamás pasó desapercibido.
Dueño de una enorme trayectoria actoral que comenzó en televisión, allá por 1968, y siguió con trabajos en cine como La Mary (1974) y en teatro como Alta Sociedad (1986), entre tantos otros, al actual actor de la tira de El Trece, Herederos de una venganza, y protagonista de El precio (la obra teatral que interpreta junto a Arturo Puig, Selva Alemán y Pepe Soriano) se lo escucha firme al hablar de su profesión. Cordial y simpático, incluso pide disculpas por su demora a la entrevista con Ciudad.com: “Perdón por la tardanza”, se disculpa amablemente y, rápidamente, la charla toma su propio curso.
-¿Cómo te sentís interpretando al comisario Vicente Roca, en Herederos?
"Uno no puede dejar de preguntar e interesarse por cómo le va al programa que tiene enfrente".
-Me siento muy bien con este personaje. Es de perfil bajo, bastante introvertido y tiene una doble vida difícil y complicada. Por un lado, quiere tener gestos de una cierta humanidad y, por el otro, forma parte de una logia que no es para nada santa y lo perturba y compromete. Es un tipo muy tironeado entre el bien y el mal.
-Suena a un papel muy diferente a los que habitualmente te toca interpretar, ¿no es así?
-Exactamente. Lo fui entendiendo de a poco porque uno está habituado a ciertas características de un personaje, y de pronto me di cuenta de que estaba enfrentado a otro tipo de perfil. Este papel tiene una personalidad oscura y complicada.
-Y fuera del libreto, ¿cómo vivís la competencia? ¿Te fijas en otros canales o en las otras ficciones?
-No me quita el sueño, pero inevitablemente uno no puede dejar de preguntar e interesarse por cómo le va al programa que está enfrente. No necesariamente para competir, sino para tener una idea de cómo está ubicado el programa de uno. En realidad quisiera que a todos nos fuera bien, porque mañana uno puede estar en la otra vereda y a lo que en realidad uno apuesta, como actor, es a que todas las ficciones que cubren la pantalla les vaya bien por igual.
-¿Pero seguís alguna tira en particular?
-No. Honestamente no pude mirar ninguna por falta de tiempo. Me cuesta ser un espectador fiel. Tengo una idea general para saber qué se está haciendo, pero difícilmente pueda seguir a rajatabla un programa.
"Tuve mi club de fans. En ese momento no existía Internet pero me seguían a la salida de los partidos de fútbol".
-Con más de 30 años de experiencia en telenovelas, ¿cuál es tu opinión sobre las actuales? ¿Qué cambió y qué perduró a través del tiempo?
-Cambió absolutamente todo. Desde las heroínas que pueden hacer el amor y ya no conservarse vírgenes, hasta un montón de temáticas que eran tabú como el aborto, la homosexualidad... Cambió el formato, si nosotros teníamos que hacer un exterior lo hacíamos en la plaza, ahora hay un despliegue de producción enorme y las escenografías son espectaculares. Es otra televisión.
-¿Cómo recordás tus inicios en la pantalla chica, cuando adquiriste el rótulo de “galán”?
-Siempre fui un sorprendido y un agradecido al rol del galán. Estudié teatro con Juan Carlos Gené y cuando me lancé a la búsqueda de trabajo de ninguna manera pensaba en mis posibilidades como galán.
-¿No te tenías fe con ese título?
-No, ja, ja. Creo que nunca cumplí demasiado con el rol, desde el punto de vista físico. Lo que pasa es que cuando se dio esa posibilidad, la traté de aprovechar. Me dio de comer mucho tiempo. Eso sí, siempre tuve el temor de ser encasillado pero, por suerte, no ocurrió.
-¿Conservas algún grupo de fanáticas enamoradas?
-Si, por supuesto. Tuve mi club de fans. En ese momento no existía Internet pero me seguían a la salida de los partidos de fútbol a la salida del canal (N de la R: le gustaba tanto el fútbol que hasta intentó ser jugador profesional, pero desistió) y algunas grabaciones a las que podían asistir.
-Teniendo en cuenta la fama de galán que tuviste, ¿cómo lo ves a Luciano Castro?
-Luciano es un hombre que tiene todas las posibilidades, tanto como galán y como un desarrollo futuro de actor. Creo que es una especie de animal de televisión con un pasado teatral importante, que poca gente conoce. Además, tiene muchas posibilidades para continuar una carrera una vez que la cáscara del galán se desgaste o se caiga. Es el prototipo del hombre argentino morocho, bien plantado y con un físico verdaderamente envidiable. Necesariamente tenía que ocupar alguna vez un protagónico en una novela, porque tiene todas las condiciones para hacerlo.
"Luciano Castro es el prototipo del hombre argentino morocho, bien plantado y con un físico verdaderamente envidiable".
-¿Le pudiste dar algún consejo?
-Ja, ja. No, no le hacen falta... El tiene todo muy claro y me parece fantástico que siendo un tipo tan joven tenga tanta seguridad.
-¿Qué opinas de esta nueva generación de actores que son reacios a la prensa, sobre todo cuando se trata de su vida amorosa?
-Creo que la necesidad de cierta privacidad existió siempre, más o menos pronunciada. Lo veo como algo natural. Difícilmente los actores quieran vender su vida privada porque ya bastante tienen con la vida pública, que necesariamente deben llevar por ser actores. En mi caso, debí aprender todo lo que tenía que ver con la prensa, porque siempre me pareció una especie de “trabajo paralelo”. A uno cuando estudia teatro no le enseñan cómo atender a la prensa, y hay que toparse con que lo requieren a uno para notas, entrevistas y demás. De todas maneras, yo respeto las necesidades de cada uno respecto de su privacidad.
-Y en el caso de tu vida personal, ¿cuál es el secreto de estar unidos con tu ex mujer (la actriz Leonor Manso) a pesar de la separación?
-El respeto mutuo, el cariño, que a pesar de todo subsiste, tener una hija en común y el hecho de que no haya habido agravios o heridas que no permitan que uno tenga una relación cordial y armónica.
-Por último, con todo respeto, estuviste en el programa de Santo Biasatti, hace algunos días, para pedir justicia por la muerte de tu hijo (Lucas Rebolini, fallecido el 10 de marzo de 2010, en circunstancias aún no del todo claras). ¿Cuál es puntualmente el pedido que tienen con Leonor?
-Todo lo que teníamos para decir lo dijimos en el programa de Santo y no hay mucho más. Preferiría que el tema lo dejáramos ahí porque no me gustaría correrme de las palabras técnicas del abogado.