Lejos de los chistes pero cerca del buen humor, la predisposición y la ternura, Chiqui Abecasis eligió, por esta vez, ser espectador. Se sentó en las butacas que habitualmente usa el público y dejó de lado el personaje para darle lugar al esposo, al padre, a la persona.
Ciudad.com charló distendidamente con él antes de una función más de La Revista de Buenos Aires en el teatro Broadway, donde se desempeña como humorista.
Ante la atenta mirada de Irina, su única hija mujer (también tiene a Luciano, futbolista de River, y a Guido), Abecasis relata con valentía y entereza el difícil momento que les tocó vivir en marzo de este año, cuando murió su esposa, Claudia, luego de luchar contra un cáncer. "El duelo tiene momentos maravillosos y otros de mierda, lo bueno es que ella nos fue preparando para su ida. Con amor y mucha fuerza, me enseñó muchísimo", se sincera.
-¿Cómo sobrellevan este momento, qué les decís a tus hijos?
-Mirá, desde chico fui a un colegio religioso y siempre fui bastante "oreja" para mis amigos y familiares. Después de eso, durante un tiempo me alejé de la religión y cuando nos enteramos de la enfermedad de Claudia, volví, pero a la espiritualidad, que no es lo mismo que la religiosidad. Y volví con mucha fuerza: en el '89 conocí al Padre Ignacio (nosotros vivimos en Rosario) y a partir de eso retomé la oración. Eso nos ayudó mucho a sobrellevar los momentos duros. Yo pienso que depende de vos todo lo que hagas, descubrí a los ángeles y arcángeles y los convoco cada vez que los necesito. Estoy muy protegido.
-¿Cómo vivió tu esposa su enfermedad y su partida?
-Ella nos preparó. Con la oración, con reiki, con meditación. Se despojó de lo que más le pesaba y subió. En su velatorio hubo música.
-¿Qué música escucharon?
-Air Supply y Queen. En un momento, una de las mejores amigas de mi mujer se puso a llorar desconsoladamente, y tuvieron que pedirle que se retire, porque nuestra filosofía es no llorar al ser amado. Con esto no quiero decir que no haya que permitirse derramar lágrimas, de hecho lo hicimos, pero quisimos evitar el llanto desgarrador.
-Además todo esto se dio en plena temporada teatral...
-Sí, se me está complicando esto de ser mamá y papá. Pero, básicamente me encanta estar arriba del escenario. Tengo un gran archivo de haber visto y hecho mucho humor, así que puedo remar cualquier situación. Soy como un bombero. Se corta la luz, salgo yo; alguien tiene un problema, salgo yo. El escenario es mi casa.
-¿Qué proyectás de ahora en adelante?
-Yo pienso que lo que uno se propone, lo logra. A los 46 años quería estar entre los mejores, tengo 48 y siento que soy muy respetado y admirado por mis colegas. La base está en reconocer las limitaciones que cada uno tiene. Yo no soy un gran actor, pero como monologuista y cantante me siento muy cómodo. Así que mis proyectos van por ese lado.