Los aparatos electrónicos forman parte de nuestra vida diaria, facilitándonos tareas que antes nos llevaban mucho más tiempo hacer.
Y si bien solemos desconectar los grandes electrodomésticos cuando nos vamos de vacaciones, a veces olvidamos a los pequeños que usamos a diario. Sin embargo, desenchufarlos después de cada uso es clave para nuestra seguridad y para no gastar de más en la factura de luz.
Tal es el caso de las freidoras de aire, uno de los electrodomésticos que más se está utilizando en las cocinas argentinas en la actualidad y que requiere de cierto cuidado a la hora de manipularlo.
Por qué es importante desenchufar la freidora de aire
Aunque parezca inofensiva, dejar la freidora de aire enchufada puede traer consecuencias que van más allá del gasto en electricidad. Estos aparatos, al igual que otros pequeños electrodomésticos, siguen consumiendo energía incluso cuando están apagados. Algunas luces o componentes internos permanecen activos en “modo de espera”, lo que puede representar hasta un 10% del consumo total de electricidad del hogar, según destacan algunas compañías de energía.

Además, mantenerla conectada sin chequeos periódicos aumenta el riesgo de cortocircuitos o incendios, sobre todo si los cables están desgastados o hay fluctuaciones en la corriente. Por eso, desenchufar la freidora después de usarla no solo ayuda a ahorrar dinero, sino que también protege el hogar.
Riesgos de dejarla enchufada
- Riesgos eléctricos: Las freidoras de aire pueden sufrir cortocircuitos si los cables o componentes internos están dañados. Incluso un pequeño desperfecto en el enchufe puede ser suficiente para provocar un accidente.
- Sobrecalentamiento: Aunque los modelos modernos cuentan con sistemas de seguridad, dejarlas enchufadas por tiempo prolongado puede aumentar el riesgo de que se sobrecalienten, especialmente si el ventilador o el sistema de enfriamiento falla.
- Consumo innecesario de energía: Mantenerla en reposo conectada implica un gasto extra de electricidad, que aunque parezca mínimo, se acumula mes a mes y repercute en la factura.
- Seguridad durante la limpieza: Si la freidora se moja mientras está enchufada, puede producir un cortocircuito que la deje inservible y, lo más importante, que ponga en riesgo a quienes la manipulan.
Cuándo y cómo desenchufarla
Desconectar la freidora de aire es un hábito simple que aporta mucha seguridad. Estas son las recomendaciones principales:
- Después de cada uso: Una vez que termines de cocinar, desenchufa la freidora, aunque solo la hayas usado unos minutos.
- Antes de limpiar: Siempre hay que apagarla y desconectarla antes de limpiar tanto el interior como el exterior, para evitar accidentes.
- Si no se usa por periodos prolongados: Incluso cuando no planees usarla durante días o semanas, mantenerla desenchufada previene cualquier riesgo eléctrico.

Aunque parezca un detalle menor, desenchufar la freidora de aire después de cada uso es una medida de seguridad indispensable. No solo ayuda a prevenir incendios y cortocircuitos, sino que también permite ahorrar energía y prolongar la vida útil del electrodoméstico.
Convertirlo en un hábito diario es fácil: basta con acordarse de desenchufarla luego de usarla y de preparar las recetas favoritas. De esta manera, el artefacto quedará protegido para uno nuevo uso.
Otros electrodomésticos de la casa que conviene desenchufar
No solo las freidoras de aire requieren atención: varios electrodomésticos pequeños y medianos pueden convertirse en riesgos si se dejan conectados sin supervisión.
Por ejemplo, las tostadoras, pavas eléctricas y cafeteras siguen consumiendo electricidad aunque estén apagadas y pueden sobrecalentarse si se dejan enchufadas por mucho tiempo. Lo mismo ocurre con las planchas de ropa, los calefactores portátiles y las lámparas con transformador: cualquier desperfecto en los cables o una subida de tensión puede generar un cortocircuito.
Además, algunos aparatos, como los microondas o los equipos de sonido, tienen luces o pantallas que permanecen encendidas en “modo de espera”, sumando un gasto que, mes a mes, puede ser notable. Por eso, incorporar el hábito de desconectar todo lo que no se está usando —aunque parezca un detalle mínimo— no solo protege la casa, sino que también ayuda a controlar la factura de electricidad y prolonga la vida útil de los artefactos.



