El mundo del cine está de luto. Diane Keaton, una de las actrices más queridas y reconocidas de Hollywood, murió este sábado a los 79 años en Los Ángeles. La noticia sacudió a la industria y a millones de fanáticos que la admiraron durante décadas.
Keaton se convirtió en un ícono gracias a su papel en “Annie Hall”, la comedia romántica de Woody Allen que revolucionó el género y le valió el Oscar a Mejor Actriz en 1978. Su estilo único, su carisma y su capacidad para transmitir emociones la transformaron en una figura inolvidable del séptimo arte.

A lo largo de su carrera, Diane brilló en películas como “El Padrino”, donde interpretó a Kay Adams, y en títulos como “Reds”, “La habitación de Marvin” y “Alguien tiene que ceder”. Trabajó con directores de la talla de Francis Ford Coppola, Nancy Meyers y el propio Allen, consolidando su lugar entre las grandes leyendas del cine.
UN LEGADO QUE TRASCIENDE LA PANTALLA
Más allá de sus personajes, Keaton fue admirada por su personalidad auténtica y su estilo inconfundible: los sombreros, los trajes y su sentido del humor la convirtieron en un ícono de la moda y la cultura pop. Su influencia se extendió mucho más allá de Hollywood, inspirando a generaciones de actrices y espectadores.
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