Son muchas las emociones que empiezan a mostrar los participantes de Survivor Expedición Robinson desde que comenzó el programa que conduce Marley por Telefe. Y en su caso, Julieta Clemente no pudo evitar romper en llanto al recibir el tótem de la inmunidad en nombre de su equipo.
“¿Puedo decir algo? Se lo queríamos dedicar a mi papá, que contamos los días y hoy sería el cumpleaños”, atinó a decir la joven de 24 años y estudiante de derecho, con la voz quebrada y ante la atenta mirada del conductor y sus compañeros.
“El equipo me dejó y nada, es mi ejemplo y mi mejor amigo”, agregó. A lo que el presentador agregó: “Está buenísimo que digas eso de tu papá. Me imagino que debe estar emocionado mirándote ahí en tu casa”.
“Es todo por él”, cerró Juli, con lágrimas en los ojos y sin querer dejar pasar esta fecha especial en la vida de uno de sus seres más queridos.
Julieta Clemente: “¿Puedo decir algo? Se lo queríamos dedicar a mi papá, que contamos los días y hoy sería el cumpleaños. Él es mi ejemplo y mi mejor amigo. Es todo por él”.
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EL MAL MOMENTO QUE PASÓ UN PARTICIPANTE DE SURVIVOR TRAS SER MORDIDO POR UN CANGREJO
En medio de la lucha por alimentarse y llegar lo más lejos posible en Survivor Expedición Robinson, Goldi pasó un mal momento con un animal que intentó lastimarlo para evitar ser atrapado.
Así lo adelantó Marley en el programa de Telefe: “El cangrejo ermitaño, como todos en el campamento Sur, también lucha por sobrevivir. El cordobés aprende en carne propia esta enseñanza”, expresó.
Fue entonces que se pudieron ver las imágenes en las que el colectivero de 35 años pega un fuerte grito al ser mordido por el cangrejo: “Mi compañero acá, Iván, trajo un cangrejo ermitaño de los más grandes que hemos encontrado y me pellizcó la mano. Doler, duele, obvio”, atinó a decir el participante.
“No me cortó, que es lo más importante. Yo tenía miedo que me cortara un pedazo de mano. Y para zafar, no podés hacerlo de otra manera que no sea que él te suelte. Si seguía tirando era para que me cortara”, agregó.
Goldi: “Mi compañero acá, Iván, trajo un cangrejo ermitaño de los más grandes que hemos encontrado y me pellizcó la mano. Doler, duele, obvio”.
Y cerró, aliviado: “Entonces, lo dejé como para que pensara que ya lo soltaron y solito se fue y me soltó. Y bueno, ahí lo agarró mi compañero y dijo que lo vamos a disfrutar mucho porque me mordió el espíritu”.