Hoy a las 14.45, Roberto Moldavsky se pondrá un traje que nunca usó: el de conductor de televisión.
El polifacético artista, que además es sociólogo y fue durante años vendedor de ropa en el barrio porteño de Once, ahora será la nueva cara de Una de dos.
El flamante ciclo de entretenimientos de eltrece comienza hoy y en diálogo con Ciudad, Moldavsky habló a corazón abierto de sus expectativas y también sobre su presente laboral y personal.
“Mi única exigencia cuando me vinieron a buscar fue ‘quiero ser yo. No me hagan hacer de otro, ni personaje, ni nada’. Entonces si yo soy yo, es un lujo conmigo mismo. Hace más de 60 años que me conozco y ya sé para qué lado tengo que ir”.
-Hiciste teatro, música, stand up, radio y televisión pero nunca trabajaste en como conductor de televisión. ¿Qué sentís ante este gran desafío?
-Estoy muy feliz, muy ansioso también, no te voy a mentir. Pero muy contento, la verdad que muy entusiasmado. No pensaba hacer tele este año y cuando vinieron los chicos de la productora Boxfish y me contaron el proyecto, me encantó. Así que acá estamos, subidos a este barco. Y llegar a este canal también es un desafío muy grande.
-¿Cómo te preparás?
-Mirá, en realidad a mí me vienen a buscar por lo que yo hago en el teatro, lo que puedo hacer en la radio, eso soy yo. La verdad que mi única exigencia cuando me vinieron a buscar fue “quiero ser yo. No me hagan hacer de otro, ni personaje, ni nada”. Entonces si yo soy yo, es un lujo conmigo mismo. Hace más de 60 años que me conozco y ya sé para qué lado tengo que ir.
-¿Y con la parte más “formal”, explicar los juegos y eso?
-Claro, hay cosas que tenés que dejar bien en claro. Eso es como cuando jugás un juego y no te lo explican bien, empezás a sufrir. Entonces yo tengo que contar de qué se trata, jugarlo.
Lo bueno es que es la vida hecha juego. Es un dilema, o sea, es lo que vivimos todos los días, carne o pollo, industrial o comercial, papá o mamá. Lo que pasa es que este programa lo que tiene bueno es que respondemos a esos dilemas, pero no te juzgamos.
Lo único que te pedimos es que coincidas con la mayoría. Y eso también es la vida, porque en la vida muchas veces vos tenés un dilema y decís, “yo pienso esto, pero la verdad voy a decir esto otro porque sé que todos están esperando que lo diga”.
-Me imagino que los participantes están meta selfies con vos cuando vienen a grabar, ¿no?
-Ja, ja sí. Hay varias selfies por programa. Además, yo les pregunto de sus vidas, es muy bueno porque armamos una historia. El tema es que soy muy chismoso, pero en todo.
Además de ver todos los días Socios del Espectáculo, también me pasa que soy chismoso de querer meterme en una conversación de gente que no conozco. La escucho, no me meto porque me freno, pero quisiera intervenir. Hasta gente que está hablando por teléfono, y yo supongo lo que se están diciendo.
-Sos admirador de muchos grandes del humor argentino como Tato Bores, Alberto Olmedo y ahora vas a trabajar acá, en los mismos estudios en los que ellos trabajaron. ¿Qué significa estar en este lugar?
-Para mí, que soy de la generación que miramos mucha tele, venir a eltrece es como un emblema. Esos canales de toda la vida. Recién estaba en el estudio donde grababa Tato y yo creo que está la energía de él dando vueltas.
Además, mirá, en la promo del canal estoy con una remera con la cara de él, porque soy muy fan. Y para los que venimos del humor, por acá han pasado monstruos muy fuertes, es un gran orgullo estar acá.
“Voy a llamar a Barassi porque aparte tiene una onda bárbara, nos llevamos muy bien. También voy a hablar con Guido (Kaczka) porque ha logrado algo que es fantástico, la conducción le fluye muy naturalmente”.
-Te escuché decir que lo mejor que hacés en tu vida es el teatro y que la tele te cuesta un poco más, ¿cómo vas a manejar este tema ahora?
-Mirá, siendo yo, voy a andar bien. En la radio soy yo, en el teatro, ni hablar, es el patio de mi casa. Pero justamente este proyecto me interesa porque me permite eso: me dejan, soy libre. Tengo que hacer el juego, pero me dejan. Me dejan hablar, me surge un chiste y lo puedo hacer, si quiero saber algo de un participante, le pregunto y así. Y eso es lo que yo quería, anhelaba. Lo que quiero es que la gente vea como soy, que me atrae de toda esta historia. Me tengo mucha confianza.
-¿Estuviste hablando con tu amigo Darío Barassi para pedirle algún tip?
-Sí, ahora lo voy a empezar a molestar porque aparte compartimos talle... Tengo muy buena relación con Darío. Soy muy fan de su programa y él lo sabe porque le escribí varias veces. Así que lo voy a llamar en estos días porque aparte tiene una onda bárbara, nos llevamos muy bien.
Y sí, bueno, es un poco una guía porque es el tipo que llegó a conductor desde la actuación y el humor y tiene ese contacto con el público y con los participantes que a mí me encanta. También voy a hablar con Guido (Kaczka) porque ha logrado algo que es fantástico, la conducción le fluye muy naturalmente.
-¿Seguís con Lo mejor de mí en el teatro Apolo durante todo marzo?
-Hasta fin de marzo estamos. Voy a parar un poco en abril y mayo porque empieza este proyecto y quiero darle toda la energía. Quiero estar bien, quiero estar con más tiempo libre porque además tengo la radio. Pero todo este mes de jueves a domingo, estoy en Lo mejor de mí.
-¿Qué se va a encontrar ahí la gente que todavía no te fue a ver?
-Es un show divertido. Se van a encontrar que durante una hora y media se van a olvidar hasta dónde viven. O sea, yo se los voy a recordar porque hago humor político y todo, pero se van a reír de muchas cosas que hacen y que los conflictúan y que se van a dar cuenta que son menores, que son divertidas.
Desde ir al odontólogo hasta empezar una nueva relación, viste que es la época de “segundas administraciones”, como digo yo.
-Sí, justamente yo te quería preguntar por la tuya, ¿vas por la tercera administración ya?
-Sí. Volver a conquistar 40 años después es un tema...
-¿Cómo fue en tu caso, con Micaela? ¿Quién conquistó a quién?
-Yo soy muy encarador de toda la vida. Yo digo que los lindos no hablan, no necesitan expresar. Entran y la gente ya les va a hablar. Y yo siempre fui de hablar mucho y la encaré yo.
Nos habíamos conocido a través de mi amigo Gerardo Rozín. Mica era su asistente. Y en ese momento los dos estábamos en otras relaciones. Pero yo ya le había dicho a Gerardo, “qué buenos castings que hacés”, algo así. El tiempo pasó, yo me separé y un día me dice que Micaela también se había separado.
“Siempre fui muy encarador. Con mi pareja, Mica, pasó algo muy gracioso porque Rozín me había contado me contó que ella está buscando un auto para comprar. Y yo estaba por vender el mío. ¡Así que le vendí mi auto! Para mí, que vengo de ser vendedor en el Once es hermoso que una historia del amor arranqué con una venta”.
-¿Y por dónde fue el encare?
-Pasó algo muy gracioso porque Gerardo me contó que ella está buscando un auto para comprar. Y yo estaba por vender el mío. ¡Así que le vendí mi auto! Para mí, que vengo de ser vendedor en el Once es hermoso que una historia del amor arranqué con una venta.
-O sea que el título de esta nota podría ser que “a Moldavsky se le puede comprar un auto usado”.
-Exactamente, es un gran título. Por lo menos la relación continúa...
-¿Ya conviven?
-No convivimos. A veces dormimos juntos. Pero no convivimos y creo que es parte del éxito. Yo vivo solo. Y Micaela vive con sus hijos.
-¿Cómo te llevás con ellos?
-Genial, se llaman Lucas y Uma. Hemos hecho incluso un pijama party los cuatro. Tengo muy buena onda con los pibes en general, me encantan.
-¿Y los tuyos? Porque ahora, además de ser Roberto Moldavsky sos el papá de Eial y de Galia.
-Sí, sí, totalmente. Y me encanta eso. Me encanta porque yo siempre digo que la felicidad de un hijo supera la propia, sin duda. Y el dolor, lo mismo. Tu hijo viene mal de la escuela, vos llorás el doble.
En mi caso, tengo mucho orgullo de mis hijos. Son pibes muy formados, son muy buena gente, muy talentosos y muy buenos hijos. Entonces, tengo mucho ahí.
Ayer la llamé a Galia justo por un tema laboral y que vi el programa (en Esto es Blender). Y me salió de decirle: “estoy tan orgulloso de vos. Te digo que te quiero, pero además te admiro”.
Y bueno, y Eial, que nació con el don de la palabra. Un día me dijo, “voy a estudiar filosofía”. Yo le dije, “¿en qué me equivoqué? ¿Cuándo estuve ausente? ¿Qué es lo que no vi?”. Y hoy me deslumbra con eso. Entonces, claro que sí, yo soy el padre de Eial y Galia, sin dudas.
Una de dos: qué elige Moldavsky
-Bueno, para el final te vamos a hacer un ping pong con la consigna de que tenés que elegir Una de dos, como el nombre de tu programa. La primera es, ¿que la gente se ría de vos para siempre o que no te falte el “mango” nunca más?
-Que la gente se ría de mí. Sí la gente se ría de mí, el mango va a aparecer.
-¿Que seas exitoso hasta el final de tu vida o que tus hijos la rompan en todo lo que hagan?
-¡Que mis hijos la rompan en todo lo que hagan, sin duda!
-¿Volver a vivir en un kibutz y recobrar esa vida que tanta felicidad te dio o tener todo resuelto económicamente, pero sin amigos?
-No, ¡llevame al kibutz ya! Vuelvo a ordeñar, vuelvo a la cosecha de algodón con mis amigos, a pasar mirando el cielo, el campo. Me encanta esa vida.
-¿Hacer un éxito de 20 puntos en la tele durante 2024 o laburar en un teatro con 100 espectadores hasta el último día de tu vida?
-Por mi coyuntura, hacer el éxito de 20 puntos en el 2024.
-Y la última: ¿que nadie se ría nunca más de tus ocurrencias o no comer nunca más en tu vida knishes?
-¡Dejo los knishes! Gracias. Gracias por todo lo que me dieron, me los llevo aquí adentro (se señala la panza), ja, ja.