"La noche anterior habíamos ido con Fausto, nuestro hijo más chico, al cine y me llamó la atención que no quiso pochoclos, algo que le encanta. Comenzó a sentirse mal. Llegamos a casa y vomitó a pesar de no haber comido nada. Le dije que se acostara conmigo que cuando llegara Tomi lo llevaba a su cuarto".
La sorpresiva muerte de Tomás Bulat (50), ocurrida el 31 de enero en la ruta 9, conmocionó al mundo de los medios, ese en el que el economista trabajaba y en el que era tan querido.
Su familia quedó destruida con la noticia y su mujer, Carina Onorato, habló por primera vez en la revista Caras: "Tomás era una persona cariñosa, que demostraba su afecto a cada instante, que hacía todo con pasión y humor. Un padre presente que se desvivía por sus hijos. Por eso rechazó la candidatura a Jefe de Gobierno porteño de Sergio Massa, para protegernos".
Carina y Tomás eran papás de Fausto (12), Lucía (16, estaba en un intercambio cultural en Alemania al momento del accidente) y Santiago (20, hijo de un matrimonio anterior de Bulat pero considerado como hijo propio para Carina), quienes están devastados. "Me encargué yo misma de decirles a mis hijos lo que había pasado con su papá, no quería que se enteraran la peor noticia de sus vidas por otro medio. Lucía es la que más pregunta: '¿por qué le pasó esto a él, qué hizo para merecerlo?' La noche anterior habíamos ido con Fausto al cine y me llamó la atención que no quiso pochoclos, algo que le encanta. Comenzó a sentirse mal. Llegamos a casa y vomitó a pesar de no haber comido nada. Le dije que se acostara conmigo que cuando llegara Tomi lo llevaba a su cuarto", contó Onorato, que es sanjuanina y periodista de profesión.
A las dos y cuarto de la madrugada del último día de enero, la despertó un llamado al celular. Atendió a la nuera del remisero que dos años atrás habían contratado para los viajes del economista. Ella le dijo que Tomás había sufrido un accidente a la altura de Ramallo y que lo estaban atendiendo en una ambulancia. Tuvo mal presentimiento, el mismo que la acompañó a los 19 años cuando se enteró que su mamá había sufrido un choque y al llegar se enteró de su muerte.
Carina agregó: "A veces abro el placard y meto la nariz para olerlo. Días pasados, Santi se puso una remera suya. Yo no tengo fe ni creo en Dios. Pero él sí. Santi tiene fe (...). Tampoco culpo al chofer ni a nadie en particular. Sólo sé que no hay razón válida para que ocurra algo semejante".
Por estos días Onorato encara la difícil tarea de intentar reconstruirse y reconstruir a su familia: "Ahora nos vamos de viaje a Estados Unidos con un matrimonio amigo y los chicos. Y luego solos nosotros a Hawai; a la vuelta, el 3 de marzo, comenzará la tarea más difícil, pero estoy preparada para afrontarlo".