Una protagonista de la ficción, aunque no aparezca en los créditos, es la música. Ella guía la trama y es uno de los mayores aportes del programa. Cada momento parece tener su canción que lo acompaña, ideal para los amantes del rock nacional.
Todas las comparaciones son odiosas y repetir un suceso como el de Graudados no es tarea fácil. Underground, la productora hacedora del éxito que protagonizaron Nancy Dupláa y Daniel Hendler en 2012, lo intentó con Los vecinos en guerra el año pasado con suerte dispar. Ahora, el inicio de Viudas e hijos del Rock & Roll resulta mucho más prometedor.
Si bien es cierto que, en ciertos aspectos, redunda el parecido con Graduados (como el juego con el cambio de época, la pareja que se reúne después de veinte años, el protagonista que se quedó en el tiempo y la heroína de clase alta), lo cierto es que los puntos a favor de Viudas la transforman en una comedia atractiva por sí misma.
Los personajes principales están a cargo de dos actores con oficio y, sobre todo, mucho carisma como Damián de Santo y Paola Barrientos, que brilla especialmente en su faceta humorística durante los flashbacks que muestran su pasado de joven “rollinga”. A ellos los acompaña un grupo de actores que forman un elenco coral, donde todos tienen la chance de ser protagonistas.
Así, se luce Griselda Siciliani con su rol de Susana como -valga la redundancia- una “Susanita” que sueña con casarse, tan torpe y sensual como histérica. Una “tercera en discordia” encantadora, de la que el público rápidamente se enamora, muy a su pesar. Su personaje establece un divertido contrapunto con el de Fernán Mirás, otro artista que se destaca en cada aparición como el amigo “vago” de De Santo, con quien el actor tiene una química que traspasa la pantalla.
Algunos parecidos con Graduados resultan redundantes: el juego con el cambio de época, la pareja que se reúne después de veinte años, el protagonista que se quedó en el tiempo y la heroína de clase alta.
Un párrafo aparte merece María Leal. En su regreso a la televisión se despojó por completo de su archi famoso papel en Grande Pa. En Viudas interpreta a la madre de Barrientos, una señora rockera con todas las letras y con pasado de groupie. Desenfadada, cuenta sus noches de pasión con Pappo, hace “pogo” en los recitales y está siempre dispuesta para salir a divertirse.
En oposición a la frescura de la mayoría de los personajes, algunos clichés de la historia la opacan. Por caso, el estereotipo de la familia adinerada que encabezan Verónica Llinás y Luis Machín, dos grandes actores que cumplen a la perfección con sus papeles, pero rodeados de algunos chistes forzados y estableciendo una relación con la empleada doméstica en un rol de sumisión que no suma.
Otra protagonista de la ficción, aunque no aparezca en los créditos, es la música. Sin dudas, ella es la que guía la trama y uno de los mayores aportes del programa. Cada momento parece tener su canción que lo acompaña y los amantes del rock nacional no podemos menos que estar agradecidos por semejante banda sonora: Charly García, Luis Alberto Spinetta, Bersuit Vergarabat, Divididos, Fabiana Cantilo, Soda Stereo y otros referentes de la cultura local le ponen ritmo a una historia que recién arranca y que logró apelar con éxito al inconsciente colectivo.
En conjunto, la ficción es mucho más que la mímesis de aquella historia que rompió las mediciones de rating de la mano de la productora de Sebastián Ortega. Pulgar arriba para Viudas e hijos, entonces, que -valga la analogía rockera- ya tiene al público a la espera de sus bises.