Los 23 jugadores argentinos y el cuerpo técnico que estuvieron en el Mundial en Brasil arribaron al país. Una multitud de personas y de prensa aguardaban su llagada para darle la bienvenida que se merecen: como héroes.
Acto seguido, la comitiva deportiva se trasladó al predio de Ezeiza, donde los recibió la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, para felicitarlos por el desempeño y los logros obtenidos en la Copa del Mundo.
Pero quien volvió a dar la nota, aportándole una cuota de simpatía, fue Ezequiel "Pocho" Lavezzi, quien, tímidamente, se negaba a dar un breve discurso, como ya lo habían hecho parte de sus compañeros, como Lionel Messi, Javier Mascherano y Sergio Romero.
"¿Querés tirarme agua?", le dijo el DT, intentando romper el hielo para que Lavezzi hable: "Estoy muy orgulloso por el recibimiento que hemos tenido", dijo el futbolista.
Con paso lento e indeciso, el jugador se arrimó al micrófono y, arengado por Alejandro Sabella, hicieron una pequeña parodia de la "famosa mojadita", que tuvo lugar durante el partido contra Nigeria, cuando el jugador le tiró agua en pleno partido al técnico.
"¿Querés tirarme agua?", le dijo el DT, intentando romper el hielo para que se anime a hablar, mientras le acercaba una botella de agua.
Lavezzi le siguió la corriente pero, finalmente, no le arrojó agua y se dispuso a hablar. "La verdad, estoy muy orgulloso por el recibimiento que hemos tenido, porque sinceramente es algo muy lindo que a uno le reconozcan lo que hace. Simplemente eso, agradecer, más que nada. Nos hubiese encantado traer la copa, no se pudo, y, como dijo Javier (Mascherano), esperemos que hayamos dejado valores", finalizó, pudoroso.