Otra muerte repentina conmociona a Hollywood. Se trata del actor Philip Seymour Hoffman, quien fue encontrado muerto en la mañana del domingo 2 de febrero, en su departamento de Manhattan, a los 46 años, según informó The Wall Street Journal.
El actor fue encontrado ya sin vida a la mañana del domingo en su departamento de Greenwich Village. Los detalles sobre su muerte aún no son claros, pero las primeras hipótesis arrojan problemas con las drogas.
La policía de Nueva York está investigando las causas de la muerte, que se presume que sería por una sobredosis. Según fuentes consultadas por TMZ.com, el actor fue encontrado ya sin vida a la mañana del domingo en su departamento de Greenwich Village, uno de los barrios más destacados de Manhattan. Los detalles sobre su muerte aún no son claros, pero las primeras hipótesis arrojan problemas con las drogas.
TMZ.com afirmó que un asistente del actor fue el primero en llegar al departamento ya que no había tenido noticias de él y no lo podía contactar. Ni bien vio la trágica escena, llamó al 911 para pedir ayuda. En el hogar la policía encontró heroína y a Hoffman tirado en el piso del baño en ropa interior. Aún tenía una aguja en su brazo, de acuerdo a The New York Post.
Hoffman había dejado las drogas por 23 años, pero sufrió una recaída en 2012. En mayo había iniciado un tratamiento para superar su adicción a la heroína.
El artista trabajó en televisión y cine, interpretando diferentes papeles en éxitos como El Gran Lebowsky (1998), Magnolia (1999), a Truman Capote en el film sobre su vida, Los juegos del hambre: en llamas y papeles secundarios, como en Mi novia Polly.
Actualmente, el actor estaba abocado a la realización de Ezekiel Moss, un drama sobrenatural que sería su segunda película como director. Para ello había elegido a Amy Adams y a Jake Gyllenhaal como protagonistas.
Hoffman tenía una relación con la diseñadora de vestuario Mimi O'Donnell, a quien conoció trabajando en In Arabia We'd All Be Kings, una obra que Hoffman dirigió en 1999. Además era padre de Cooper Alexander (10) y de dos hijas, Tallulah (7) y Willa (4).
En la puerta del edificio, ya se pueden ver las primeras flores en su recuerdo.