Sus ojos claros y su cara expresiva ya son una marca registrada. La conocemos de verla en la tele desde niña y por eso su cara nos resulta familiar. De muy pequeña se animó a dar sus primeros pasos en programas como Magazine For Fai o PNP, en el que hacía una desopilante imitación de Mariana Fabbiani.
"En principio Sharon tenía que ser tímida, tranquila. Se fue disparando mucho con Adrián (Suar), él improvisa. Es así como lo ven en la tele. Es muy generoso, protector, te hace sentir cómoda. El arranca y no para, hay que frenarlo".
Hoy Laura Cymer (27) es toda una mujer, una actriz y también es Sharon, la compañera compinche de Natalia Oreiro en Solamente vos.
"Estoy feliz, muy contenta, me estoy divirtiendo mucho", dice Laura con tono fresco en el comienzo de una charla distendida con Ciudad.com.
-¿Cómo te sentís con Sharon, tu personaje?
-Me voy sorprendiendo día a día con lo que va pasando, con la locura que tiene. No me esperaba que sea medio desequilibrada (risas). Se empezaron a disparar con las escenas con Adrián (Suar) y me doy cuenta que me empieza a gustar y lo empiezo a perseguir y acosar a él. Sharon tiene una locura linda, muy inocente, fresca. De golpe se le escapa la tortuga, se enamora y no le importa nada.
-¿El personaje ya lo leíste así en el libro o fuiste agregándole cosas de tu cosecha?
-Fue apareciendo. En principio Sharon tenía que ser tímida, tranquila. Se fue disparando mucho con Adrián, él improvisa y la primera escena a solas con él nos empezamos a proponer improvisar más y quedó divertido. Me parece que Sharon es muy sensible, está un poco al límite todo el tiempo, como cerca de estrolarse contra la pared. Ella vive una realidad paralela, se hace la película que Juan (Suar) también está con ella. No puede registrar nada más allá de su delirio. En la historia, mis amigas (Oreiro y Fabiana García Lago) me lo marcan, pero ella jura que sí. Cuando lo ve a él no hay nada más alrededor.
-¿Cómo vivís el proceso de construcción del personaje?
-Cada vez que uno encara un proyecto nuevo, es darle vida a un nuevo personaje. Hay que darle vida desde lo físico, cómo se viste, cómo piensa, es lo que uno más disfruta. Genera nervios, ansiedad. Uno quisiera tenerlo armado ya. Es hermoso, es darle vida al personaje y hacerlo carne. Al principio uno siente nervios, un trabajo nuevo, un grupo de gente nueva. Es todo un proceso que la gente ve lo que sale. Además, tenemos que ir conociéndonos entre todos.
"Estoy en pareja y vivo sola. Tengo una perra que se llama Bruma, pero quedó en la casa de mi vieja porque estoy poco y laburo mucho, pero de vez en cuando me la llevo a mi casa".
-¿Cómo es tu relación con Juan, el personaje de Adrián Suar -del que Sharon está enamorada-, y cómo es tu relación con Adrián Suar, tu jefe?
-Adrián es así como lo ven en la tele. Es muy generoso, protector, te hace sentir cómoda. El se va divirtiendo. El arranca y no para, hay que frenarlo. Estoy difrutando mucho.
-¿Y con Natalia Oreiro?
-Natalia es un amor también, son súper generosos. Natalia es súper profesional. Con Fabi (García Lago) estamos armando un buen trío. Estamos mucho en la peluquería y no tenemos tanto contacto con el mundo de afuera, pero todos pasan por ahí en algún momento. Adoro a Ana María Picchio (Rosita), compartimos camarín, así que me divierto mucho. Los cruces con Juan Minujín (Félix) están muy buenos también.
-Es muy lanzada Sharon, ¿hay algún rasgo de ella en tu personalidad?
-(Risas) No me pasó nunca por suerte este tipo de historia. No soy tan loca, tengo registro. No lo viví, pero sí te puedo decir que todos conocemos a alguien a la que le ha pasado. Soy muy precavida, bastante tímida, hasta casi fóbica. Prefiero todo más despacio y menos alocado. Está llevado al extremo este personaje.
-Contanos algo más de tu vida. ¿Estás de novia, con quién vivís?
-Sí. Estoy en pareja y vivo sola. Tengo una perra que se llama Bruma, pero quedó en la casa de mi vieja porque estoy poco y laburo mucho, pero de vez en cuando me la llevo a mi casa.
-¿Qué otros proyectos tenés para este 2013? ¿Cine? ¿Teatro?
-Sí. El año pasado filmé una película que se llama Eso que llaman amor de Victoria Miranda. Fue un personaje hermoso, que se llamaba Mora, una piba sufrida, con asma. Un trabajo bastante complejo, sobre todo por el miedo a tocar algo complicado. A veces me hiperventilaba de verdad al querer darle más realismo al personaje. También este año sale 20.000 besos, una peli de Sebastián de Caro. Me encanta el cine, es un espacio de laburo diferente. También amo el teatro, vengo con muchas ganas de hacer, siempre hice. Me ha pasado de combinar tele y teatro y, aunque es cansador, uno lo lleva adelante. Y por el lado de la tele, el año pasado hice Mi viejo verde en Telefe, que seguramente salga este año, así que quizás esté en los dos canales al mismo tiempo. Igual, por suerte estaba rubia platinada y ahora tengo el pelo de mi color, así que ¡hay una diferencia!
"No soy tan loca como Sharon, tengo registro. No lo viví, pero sí te puedo decir que todos conocemos a alguien a la que le ha pasado. Soy muy precavida, bastante tímida, hasta casi fóbica. Prefiero todo más despacio y menos alocado".
-¿Cómo vivís la relación con el público?
-A uno lo saludan y cuando empiezan a engancharse, es lindo. Te vienen y te hablan como si fueras el personaje, hasta te hacen comentarios de “decile a tal algo”. Trabajamos para darle alegría a la gente y al ver la respuesta, es una alegría, la gente responde bien, es un mimo.
-¿Cómo es tu relación con el humor en el trabajo?
-He trabajado mucho con el humor y también con el drama. Fácil no es nada, pero he tenido más posibilidades con el humor: hay un disfrute con la espontaneidad, la respuesta, la velocidad, que está bueno. El drama tiene otro trabajo más interno. Disfruto de ambas caras. Disfruto de ser actriz y de encarnar papeles distintos.