En una ceremonia dominada por el escándalo de los acosos y abusos sexuales, la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA) entregó anoche unos premios Globo de Oro repartidos en los que sobresalió el drama “Tres anuncios por un crimen”, que ganó cuatro galardones en los rubros mejor película dramática, mejor actriz dramática para Frances McDormand, mejor guión para el también director Martin McDonagh y mejor actor secundario para Sam Rockwell.
La historia acerca de una madre divorciada de una pequeña localidad del estado de Missouri, que emprende una suerte de venganza personal contra las autoridades del pueblo enojada por la falta de resultados en la investigación por la violación y asesinato de su hija adolescente, se llevó así cuatro de los seis premios a los que aspiraba.
Así se fue con las manos casi vacías “La forma del agua” del mexicano Guillermo del Toro, el peculiar drama romántico entre una mujer muda y un humanoide anfibio que tenía siete nominaciones y apenas se llevó el premio a mejor director y el de mejor banda sonora.
Los alrededor de 90 integrantes de la HFPA parecen haberse empapado del clima “tectónico”, en palabras de la propia McDormand, que remueve los cimientos de Hollywood por estos días y valoraron relatos con temáticas relacionadas a la posición de la mujer en la sociedad y con fuertes protagónicos femeninos en todas las categorías.
Es que en la ceremonia en la que se premia lo mejor de 2017, y que marca tendencia si bien no necesariamente sobre los ganadores pero sí sobre las películas que estarán en consideración para los Oscar, que este año se entregan a comienzos de marzo, “Lady Bird” de Greta Gerwig surgió vencedora como mejor comedia.
Protagonizada por la actriz de origen irlandés Saoirse Ronan (“Brooklyn”), quien también ganó como mejor actriz de comedia o musical, “Lady Bird” es un relato de iniciación ambientado en los comienzos de los 2000 sobre una chica de 17 años, su primera relación sentimental, su participación en las actividades de la high school y la turbulenta relación con su madre.
Otros ganadores destacados en la rama cinematográfica en la ceremonia llevada a cabo en el Hotel Beverly Hilton de Beverly Hills, en California, fueron Gary Oldman como mejor actor dramático por su personificación de Winston Churchill en “Las horas más oscuras” y James Franco como mejor actor de comedia o musical por “The Disaster Artist: Obra maestra”, quien llevó al escenario nada menos que a Tommy Wiseau.
Este último, a esta altura ya mítico director de “The Room” -considerada la “peor película de la historia” y que inspiró la cinta que Franco también dirigió y produjo-, provocó las risas del público cuando intentó tomar el micrófono de manos del actor. Allison Janney, como actriz secundaria por “I, Tonya”, también se llevó su galardón.
La estatuilla para la mejor película animada del año volvió a ser para una producción de Pixar, en este caso “Coco”, que llegaba como favorita, en tanto que “En pedazos” (“Aus dem Nichts”) , la cinta alemana dirigida por Fatih Akin, sorprendió al llevarse el premio a mejor película extranjera que parecía asegurado para “The Square”, del sueco Ruben Östlund.
En el rubro televisivo, “Big Little Lies” y “The Handmaids Tale” confirmaron sus favoritismos y ganaron las ternas de mejor miniserie y mejor serie dramática, respectivamente.
“Big Little Lies”, serie de HBO sobre un marido abusivo y un grupo de mujeres que eventualmente dicen “ya basta”, había barrido en los Emmy de septiembre pasado y volvió a ganar además en los galardones por mejor actriz protagónica de miniserie para Nicole Kidman y mejor actriz y actor secundarios para Laura Dern y Alexander Skarsgård.
La conducción del show estuvo a cargo de Seth Meyers, poco conocido en Latinoamérica para quienes no son seguidores del show de sketches y actualidad Saturday Night Live, donde estuvo hasta que se hizo cargo del Late Night de la NBC, y con probada experiencia previa como presentador de entregas de premios, en particular la de los Emmy en 2014.
“Para los hombres en esta sala va a ser la primera vez en meses que no va a ser aterrador escuchar su nombre en voz alta”, fue uno de los varios chistes del monólogo de apertura de poco menos de 15 minutos con el que Meyers comenzó el show y cuando marcó el punto más alto de una performance que pasó casi desapercibida el resto de la velada.
Meyers fue fiel a su estilo mordaz de análisis de la actualidad y no eludió ninguno de los temas que estuvieron en boca de todos en 2017, con ácidas referencias al racismo, inequidad de género y abusos sexuales, como cuando afirmó: “Harvey Weinstein no está aquí esta noche, pero no se preocupen porque va a volver dentro de 20 años cuando sea el primero en ser abucheado durante la sección in memoriam”.
Este tipo de ceremonias, en las que buena parte de la élite del entretenimiento de Hollywood se reúne bajo un mismo techo y se sabe observada por la opinión pública, suele ser tomada como una oportunidad para abordar temas de actualidad y enviar mensajes de fuerte contenido político.
Anoche, como no podía ser de otra manera, el tópico preponderante fue el del escándalo de denuncias por abuso de poder, acoso y abuso sexual contra numerosas personalidades de Hollywood; una incesante ola de acusaciones que desnudaron para el gran público una de las peores caras del detrás de escena del show business.
Prácticamente todas las mujeres, pero también los hombres, aceptaron la convocatoria para vestir de negro y llevar un prendedor con la leyenda “Time’s up” (Ya es hora) como una forma de protesta que lógicamente luego trasladaron a sus discursos de aceptación de premios.
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue en el que Reese Witherspoon introdujo el premio Cecil B. DeMille a la trayectoria cinematográfica para la actriz, presentadora, empresaria y productora Oprah Winfrey.
Virtualmente desconocida en nuestro país y aún con una carrera como actriz relativamente acotada, con el punto más alto en “El color púrpura” (1985) con el que consiguió una nominación al Oscar como mejor actriz de reparto, es su rol como productora y especialmente como presentadora durante 25 años el programa de entrevistas “The Oprah Winfrey Show” por el que es adorada en Estados Unidos.
De origen humilde, Winfrey supo amasar una fortuna con la creación de medios de comunicación y a sus 63 años ya ha sido galardonada con la Medalla Presidencial de la Libertad de manos de Barack Obama, la condecoración civil más alta de Estados Unidos, y el premio Disney Legend por sus contribuciones a la industria cinematográfica y televisiva.
“Ya es hora, un nuevo día está en el horizonte”, repitió Oprah el mantra que convoca a toda la industria por estos días y, ante la mirada embobada de sus colegas, recordó el ejemplo de Rosa Parks, figura importante por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos.
Pero no fue Winfrey la que generó el momento más enternecedor del programa, ya que el puesto se lo robó la aparición de Kirk Douglas en el escenario, quien con sus 101 años y acompañado por su nuera Katherine Zeta-Jones, presentó el premio a mejor guión.
Con dificultades para expresarse, pero de mirada vivaz y de guiño fácil a una sala colmada que lo aplaudía de pie, la estrella de “Espartaco” agradeció el homenaje y bromeó con que por la belleza de Zeta-Jones era difícil “hablar después” de ella.